Concilio Internacional Jesucristo Soberano


1. Obras preparadas por Dios 2. Las ovejas obran por amor sin mirar lo que hacen las manos 3. Felices los que están instituidos en justicias 4. Sembradores alegres 5. Las obras buenas llenas de misericordia 6. Somos perfume de Cristo 7. Las obras buenas por agradecimiento 8. Ay de mí

 

 

AY DE MÍ

Capítulo VIII

Y Jesús les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura, el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y sentóse a la diestra de Dios.

Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor, y confirmando la palabra con las señales que se seguían. Amén. (Marcos 16:15-20)

“...!Ay de mí si no anunciare el evangelio, por lo cual si lo hago de voluntad, premio tendré; mas si por fuerza, la dispensación me ha sido encargada.” (1 Cor. 9:16,17)

Esta entre las buenas obras preparada para que andemos en ellas, es de las primeras y demasiado importante para dejar de ejecutarlas. Es una orden directa de Jesucristo, dada después de la resurrección, después que fue ratificado el nuevo pacto con su sangre preciosa. Jesucristo, había saldado la deuda, como resultado se nos declaró inocentes, se destruyó contra nosotros todo el poder del mal que nos mantenía sujetos al temor de la muerte, nuestra carne murió en la cruz del calvario junto con la de Jesús y ahora somos del resucitado.

Id y anunciar las buenas nuevas de gran gozo, ejecuten los dones del Espíritu Santo que han recibido para edificación y así Dios sea glorificado en sus santos.

Las buenas obras que Dios preparó para que andemos en ellas no son la ética moral ni tampoco el fruto del Espíritu Santo, son todas las que ya expusimos y otras que cuando te des a la tarea de seguir buscando en la Palabra Santa encontrarás de seguro.

Ahora, a poner en práctica lo que hemos conocido, grabar en la mente cada verdad para que sean activadas las que ya nacieron en nosotros junto al espíritu nuevo que recibimos al nacer como nuevas criaturas.

No olvidemos la exclamación de Pablo: ¡Ay...!

BENDECIDOS TODOS LOS QUE SOMOS SALVOS POR GRACIA POR LA FE!