Concilio Internacional Jesucristo Soberano


1. Obras preparadas por Dios 2. Las ovejas obran por amor sin mirar lo que hacen las manos 3. Felices los que están instituidos en justicias 4. Sembradores alegres 5. Las obras buenas llenas de misericordia 6. Somos perfume de Cristo 7. Las obras buenas por agradecimiento 8. Ay de mí

 

 

SEMBRADORES ALEGRES

Capítulo IV

Las obras efectuadas bajo el Antiguo Pacto, estaban destinadas a cumplirse para obtener bendición, de lo contrario se ejecutaba la maldición sobre los desobedientes.

En una de las disposiciones a cumplir era ser fiel en los diezmos y primicias.

 “Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.”

¿En qué te hemos robado? Los diezmos y las primicias.” (Malaquías 3:8,9)

El mandato divino era traerle a Dios lo que había requerido, de lo contrario la maldición estaba identificada con la tragedia, la pobreza y el hambre. Era el pacto de la condición: tu haces lo que digo o te vienen calamidades, como dice (Romanos 10:5)

“Porque Moisés describe la justicia que es por la ley: Que el hombre que hiciere estas cosas, vivirá por ellas.”

En el Nuevo Pacto, una vez derramada la sangre del Hijo de Dios, una vez que expiró dando su vida en rescate y redención de los destituidos de la gloria del cielo, se confirma el pre-decreto dado desde antes de la fundación del mundo. “...Jesucristo el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares celestiales en Cristo. Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor.” (Efesios 1:3,4)

En el Nuevo Pacto no hay maldición sobre los elegidos por gracia, los salvados y predestinados. “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición; (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero:...” (Gálatas 3:13)

En las obras buenas que Dios preparó para que andemos en ellas, se encuentra la de sembrar con alegría. “Esto empero digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra en bendiciones, en bendiciones también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra: Como está escrito: Derramó, dio a los pobres. Su justicia permanece para siempre. Y el que da simiente al que siembra, también dará pan para comer., y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los crecimientos de los frutos de vuestra justicia; para que estéis enriquecidos en todo para toda bondad, la cual obra por nosotros hacimientos de gracias a Dios. Que por la experiencia de esta suministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la bondad de contribuir para ellos y para todos.” ( 2 Cor. 9:6-13)

“...dar lo que por la bondad de Dios pudiere; para que cuando yo llegare, no se hagan entonces colectas.”

Las buenas obras preparadas para que andemos en ellas, provienen de Dios. El Señor da semilla al que siembra y pan al que come, pues es un Dios de misericordia. Una vez bendecidos con toda bendición celestial, entonces el sembrador siembra y de acuerdo a la cantidad de semilla que siembre segará de plantas, que lleven en sí semillas de las cuales una parte se sembrará para la siguiente cosecha.

Si el sembrador es poco cuidadoso y siembra pocas semilla y el resto lo utiliza solo para él y para él, no puede tener una próxima cosecha que sobre abunde. Su tacañería lo llevará de seguro a pobreza y escasez. Aquí no se manifiesta ninguna maldición porque la maldición dejó de ser castigo al incumplidor del Antiguo Pacto.

Lo que sucede es que las leyes naturales cuando no se ejecutan ellas mismas responden con resultados no convenientes. Este es el caso del sembrador que no siembra con alegría para que sobreabunde en la próxima cosecha.

Atención estimado lector, si quieres ser prosperado una y otra vez, aprende estas leyes de la siembra y cosecha, ponlas en práctica y veras los resultados una y otra vez que serán en tu vida bendición sobre bendición.