Concilio Internacional Jesucristo Soberano

1. Introducción 2. Jesús perdonando 3. Pedro remitiendo 4. Pablo y unos que ...



Remitir y Retener


 

Jesucristo perdonando los pecados a una mujer y a un paralítico

Lucas 7:36-50 Simón el leproso invita a Jesús a comer en su casa. Jesús viene y se sienta a la mesa. Una mujer que había sido pecadora en la ciudad, entendió que Jesús estaba a la mesa en la casa de aquel Fariseo, trajo un alabastro de ungüento y

Viniendo por detrás a sus pies, comenzó llorando a regar con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.

El Fariseo Simón pensó: si Jesús fuera profeta sabría quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora.

Jesús le pone el ejemplo del perdón con dos deudas, una persona debía cincuenta denarios y la otra quinientos y no podían pagar ninguno de los dos; entonces el acreedor perdonó a ambos.

Di, pues, ¿cuál de éstos le amará más? Y respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquél al cual perdonó más. Y Jesús le dijo: Rectamente has juzgado.

Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos.

No me diste beso, mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.

No ungiste mi cabeza con óleo; mas ésta ha ungido con ungüento mis pies.

Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; mas al que se perdona poco, poco ama. Y a ella dijo: Los pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Y dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.

 

Jesucristo perdonando los pecados a un paralítico

Marcos 2:1-12 Y entró otra vez en Capernaum después de algunos días, y se oyó que estaba en casa.

Y luego se juntaron a él muchos, que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra.

Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era traído por cuatro. Y como no podían llegar a él a causa del gentío, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Y viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.

Y estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensando en sus corazones, decían: ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que pensaban así dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, y toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar los pecados, (dice al paralítico): A ti te digo: Levántate, y toma tu lecho, y vete a tu casa. Entonces él se levantó luego, y tomando su lecho, se salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios diciendo: Nunca tal hemos visto.

Tomas le dijo a Jesús: “¡Señor mío, y Dios mío!” Juan 20:28

Pablo escribe sobre Jesús: “Cristo es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.”  Romanos 9:5

Juan dijo sobre Jesús: “Estamos en el verdadero Dios y la vida eterna.” 1 Juan 5:20

1 Timoteo 6:15,16 y Apocalipsis 17:14 “Señor de señores y Rey de reyes.”

En el Nuevo Testamento no podemos encontrar ni un solo versículo donde se enseñe que algún dirigente de la iglesia perdonara pecados cometidos por alguno de sus feligreses. La autoridad para efectuar tal perdón solo pertenece a Dios.

 La forma más efectiva para probar con la Biblia, es que lo único que podemos hacer los que guiamos a las almas a Jesucristo, es mostrarles que el perdón de los pecados fue conseguido por el sacrificio del Hijo de Dios en la cruz del Calvario.