Porque ¿quién
conoció la mente del Señor? ¿quién le instruyó?
Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
¡Oh profundidad de
las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán
incomprensibles son sus juicios, e inescrutables son sus juicios, e
inescrutables sus caminos.! Porque
¿quién entendió la mente del Señor? ¿o quién fue su
consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le sea pagado?
Porque de él, y por él, y en él, son todas las cosas. A él sea gloria
por siglos. Amén.
Pablo pregunta:
¿Quién entendió la mente del Señor?
Pablo asegura:
Nosotros tenemos la mente de Cristo.
Pablo y su solicitud:
Para que sean confortados sus corazones, unidos en amor, y
en todas riquezas de cumplido
entendimiento para conocer el
misterio de
Dios, y del Padre, y de Cristo; en el cual
están escondidos
todos los tesoros de sabiduría y
conocimiento. Y esto digo, para que nadie os engañe con
palabras persuasivas. Colosenses 2:1-4
Misterio
que viene de la mente de
Cristo el cual puede ser entendido y en ese grandioso misterio están
escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento. El gran
misterio de Dios es: “Cristo nuestra esperanza de gloria.”
Colosenses 1:27
...A saber, que por
revelación me fue declarado el misterio,
como antes he escrito en breve; leyendo lo cual podéis entender
cuál sea mi inteligencia en el misterio de
Dios.
El cual misterio
en los otros siglos no se dio a conocer a los hijos de los hombres
como ahora es revelado a sus santos
apóstoles y profetas en el Espíritu...Efesios 3:1-12
...el cuerpo de
Cristo que es su iglesia, de la cual soy hecho ministro, según la
dispensación de Dios que me fue dada en orden a vosotros para que
cumpla la palabra de Dios. A saber el
misterio que había estado oculto desde los siglos y edades,
mas ahora ha sido manifestado a sus santos: A los cuales quiso Dios
hacer notorias las riquezas de la gloria
de este misterio entre los Gentiles;
que es Cristo en vosotros la esperanza de
gloria. El cual nosotros anunciamos amonestando a todo hombre,
enseñando en toda sabiduría, para que presentemos a todo hombre
perfecto en Cristo Jesús; en lo cual aun trabajo combatiendo según la
operación de él, la cual obra en mí poderosamente. Colosenses 1:24-29
El misterio
de Dios que es Cristo en nosotros la
esperanza de gloria, ahora se manifiesta a los santos por medio de la
enseñanza del apóstol Pablo, enseñanza que está completamente llena de
la sabiduría de Dios. “Leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi
inteligencia en el misterio de Dios.” Este misterio fue revelado a los
apóstoles y profetas en el Espíritu y manifestado a sus santos entre
los Gentiles.
El conocer el
misterio de Dios en el cual están escondidos todos los tesoros de
sabiduría y conocimiento, nos libra del engaño que mantiene en
esclavitud, sujetos al miedo, la inseguridad y al legalismo. Este
glorioso misterio revelado a los pioneros de la Iglesia Amada
de Jesucristo, solamente puede ser entendido con la dirección del
Espíritu Santo en nuestras mentes y cuando la palabra de Cristo habita
en nosotros en abundancia en toda sabiduría (Colosenses 3:16)
El Señor Jesucristo
instó a los Judíos de aquel tiempo a
que escudriñaran las Escrituras...Juan 5:39
Pablo instó a Timoteo
a mantenerse en las Escrituras, las cuales le podían hacer sabio para
la salud por la fe que es en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada
divinamente y útil para enseñar, para redargǖir, para que el hombre de
Dios sea perfecto, enteramente instruído para toda buena obra. 2 Tim.
3-15-17
El escudriñar del
Espíritu Santo
Empero hablamos
sabiduría entre perfectos; y sabiduría, no de este siglo ni de los
príncipes de este siglo que se deshacen; mas hablamos sabiduría de
Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes
de los siglos para nuestra gloria, la que ninguno de los príncipes de
este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca hubieran
crucificado al Señor de gloria: Antes, como está escrito: Cosas que
ojo no vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las
que ha Dios preparado para aquellos que le aman.
Empero Dios nos lo
reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios.
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el
espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las
cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido, no
el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que
conozcamos lo que Dios nos ha dado; lo cual también hablamos, no con
doctas palabras de humana sabiduría, con doctrina del Espíritu,
acomodando lo espiritual a lo espiritual.
Pero el hombre
animal, (natural) no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de
examinar espiritualmente.
Empero el espiritual
juzga todas las cosas; mas él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién
conoció la mente del Señor? ¿quién le instruyó? Mas nosotros tenemos
la mente de Cristo.
El Espíritu Santo
todo lo conoce, todo lo sabe, todo lo puede. El Espíritu Santo sabe
todo lo que en él hay y existe hasta lo más profundo, así como
nosotros sabemos lo que en nosotros hay a través de nuestro espíritu.
Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios
y nosotros hemos recibido el Espíritu que es de Dios, para que
conozcamos lo que Dios nos ha dado.
Ahora, Pablo pregunta
¿quién conoció la mente del Señor? ¿quién le instruyó? Mas nosotros
tenemos la mente de Cristo. Ahora conocemos la mente de Cristo, al
Espíritu de Dios que está en nosotros para siempre. Ahora conocemos la
mente del Señor porque hemos recibido el Espíritu que es de Dios. La
unción del Santo nos hace conocer todas las cosas.
“Mas vosotros tenéis
la unción del Santo, y conocéis todas las cosas...Pero la unción que
vosotros habéis recibido de él, mora en vosotros, y no tenéis
necesidad que ninguno os enseñe; mas como la unción misma os enseña de
todas cosas, y es verdadera, y no es mentira, así, como os ha
enseñado, perseveraréis en él. 1 Juan 2:20,27
Estamos bendecidos
sobremanera, Dios nos ha dado su propia mente, sus designios, sus
tesoros, sus conocimientos, su sabiduría. El conocer que tenemos la
misma vida de Dios, que la eternidad del Señor es nuestra eternidad,
es el conocimiento de los conocimientos, es la altitud de su designio
que aparece claramente en nuestro espíritu humano.