CONCILIO INTERNACIONAL JESUCRISTO SOBERANO

1. Dos posiciones teológicas 2. Tres casos a considerar3. La experiencia de Pablo 4. El anhelo de Pablo 5. El Apóstol Pedro y el tabernáculo 6. Finalmente consideremos estas declaraciones de Pablo

 

Capítulo VI

 

Finalmente consideremos estas declaraciones de Pablo

 

“Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él a los que durmieron en Jesús.” (1 Tes. 4:14)

Ya leímos que Jesús al morir fue vivificado en espíritu en el cual fue y predicó a los espíritus encarcelados. Horas después Dios le resucitó de entre los muertos.

Si Jesús fue a libertar a los espíritus encarcelados para que tomaran cuerpo, dieran testimonio de su resurrección a muchos en Jerusalem y después ascendieran con él como las primicias de lo que será la gran resurrección de todos los cuerpos de los santos que aun duermen; es deducible que los cuerpos de los santos que ahora duermen, esperan ser transformados de humillación a la semejanza de la gloria de Jesucristo, en su segunda venida y con los espíritus hechos perfectos que fueron a su presencia cuando dejaron el tabernáculo, o sea el cuerpo de carne y sangre, formar la adopción del cuerpo espiritual.

Personalmente creo que es maravilloso tener esa seguridad de que cuando llegue el momento de partir del cuerpo, no es a un lugar profundo en la tierra, un purgatorio, un limbo o quedar en un hueco frío y desolado. Abba, Padre.

Creo firmemente que ninguno que sube a la presencia de Dios mientras su cuerpo descansa en la tierra, tendrá permiso de Dios para venir a la tierra a dar algún mensaje especial al mundo, a un familiar, a un amigo y mucho menos a la Iglesia de Jesucristo. El que fue al Paraíso no verá nunca más los males que existen en la tierra en rebelión.

Todo lo que parezca representación visible de lo que antes vivió en la carne, es una falsedad y una trampa. Lázaro no dio ningún indicio de que estuvo en el Paraíso, porque su enfermedad no fue para muerte prolongada y en pocas horas por orden de Jesucristo regresó su espíritu al cuerpo resucitado. Lo mismo decimos de la hija de Jairo y del hijo de la viuda de Naín.

Deseo lo mejor para tu mente, tu espíritu y tu bienestar en Cristo. Que la paz de Dios gobierne todo tu ser y que cuando llegue el momento de partir si sabes que te vas y te quedan pocos días sobre el planeta tierra, que te vayas con un rostro feliz delante de los que se despiden de ti diciéndote “Hasta luego.” Abba, Padre.

 

Bendecidos

Domingo Hernández