La Depravación Total

Douglas Wilson

Traducido por Lasaro Flores

El Orgullo y El Prejuicio

Antes que vine a entender y abrazar la doctrina Bíblica de la gracia resucitadora, yo estaba alejado por una combinación de factores. Una razón, por supuesto, era mis propios prejuicios y la ignorancia. Ciertas verdades tienden a frotar la piel teológica en una manera mal, y ellos han tenido esa tendencia por lo menos desde el tiempo de Pablo (Romanos 9:19). Pero había otra razón. Tenía el problema porque mi ignorancia y los prejuicios fueron reforzados a veces por cómo oí estos asuntos presentados. Consecuentemente, pensé que entendía lo que de hecho no entendía.

Escribo sobre un tal tema, por lo tanto, con alguna inquietud. Yo no tengo el deseo de descaminar a cristianos compañeros en un asunto tan importante; nuestro tema es de la resurrección a la vida eterna; por lo tanto, debemos empezar la discusión dentro del sostén sentado por la Palabra de Dios.

La Terminología Bíblica

¿Qué es la condición del hombre antes de la regeneración? ¿Cómo es lo mejor que podemos describirlo? El mejor lugar para empezar está con la descripción Bíblica y los términos Bíblicos. Cuándo el Señor mostró al profeta Ezequiel el valle de los huesos secos, Él le dijo, “Hijo del hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Díjome entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oid palabra de Jehová. Así ha dicho el Señor Jehová á estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis" (Ezequiel 37:3-5).

Antes de la regeneración, no somos nada sino huesos secos. El hombre irregenerado está muerto en su transgresión y pecado (Efesios 2:1-2; Colosenses 2:13). Él no está enfermo, él no está doliente; él está muerto. Ahora, en decir que él está muerto en este respeto no es afirmar que él está físicamente muerto, ni muerto en cada aspecto de su ser. Esto significa simplemente que él está muerto con respecto a las cosas espirituales. El no tiene conexión con la vida del Espíritu, que viene sólo como una dádiva de Dios. Porque el hombre está muerto, él tiene que nacer otra vez (Juan 3:5-7). Porque él está muerto en el pecado, él es hostil a Dios y no se someterá a Sus leyes. Aun más, él no puede someterse a Sus leyes (Romanos 8:7-8). El hombre natural es incapaz de entender las cosas espirituales, y ya que el evangelio está en el grado anterior de las cosas espirituales que requieren la comprensión de lo espiritual, esto significa que el hombre natural no tiene la habilidad para comprender el evangelio (1 Corintios 2:14).

Alguien puede oponerse aquí y decir que el evangelio se diseñó para hombres irregenerados; ¿cómo podemos decir que los hombres irregenerados no lo pueden entender? En contestar, yo concuerdo que el evangelio se diseñó para hombres irregenerados, pero niego que fuera intentado de funcionar aparte de la resurrección dada por el Espíritu de Dios. A menos que la regeneración ocurra, el evangelio, como todas las cosas espirituales, se queda jerigonza al hombre natural. Como Pablo dice en 1 Corintios 1:18, “...la palabra de la cruz es locura á los que se pierden; mas á los que se salvan, es á saber, á nosotros, es potencia de Dios” (ve también 2 Corintios 2:15 y 4:3). Note lo que es insensato para él; es el mensaje de la cruz.

Porque el hombre está en esta condición, él no puede venir a Cristo a menos que él sea traído por el Padre (Juan 6:44,65), por medio del Espíritu (Juan 3:5-8). Esto significa que un evangelista Bíblico debe predicar, como Ezequiel, en un cementerio. El no predica en un barrio del hospital, tratando de obtener a los pacientes a tomar la medicina. Los que predican el evangelio no son reclutadores; ellos son heraldos e instrumentos de una resurrección dada de Dios. En alcanzar esto, los muertos no cooperan en su resurrección. Los muertos tienen algo que deben de hacer (arrepentirse y creer), pero ellos no lo hacen hasta que les sean dados la vida.

Otro retrato utilizado por la Escritura para comunicar esta verdad es el retrato de la esclavitud. Así como un muerto no es libre para andar por dondequiera, así un esclavo no es libre para irse. Jesús nos enseña que todos que cometen pecado son esclavos del pecado (Juan 8:34). Pablo recuerda a los cristianos romanos que ellos en un tiempo eran esclavos al pecado y libres del control de la rectitud (Romanos 6:20). En Tito 3:3, él dice que todos nosotros en un tiempo éramos insensatos y esclavos a varias pasiones. Desemejante a la esclavitud física, es imposible escapar de esta esclavitud ya que el amo es nuestra propia naturaleza torcida -- nuestras propias pasiones y las lujurias. Dondequiera que vamos, allí estamos.

La Terminología Teológica

En tales discusiones como esta, la terminología teológica extra-bíblica es una bendición y un estorbo. Es una bendición porque nos permite a precisar nuestras definiciones con mejor precisión. Esto es necesario porque hay muchos cristianos evangélicos que no están dispuestos a someterse a ciertas verdades de la Escritura, pero ellos son forzados a concordar con las frases de la Escritura. Así que ellos concordarían, por ejemplo, que el hombre está muerto en sus pecados porque Efesios lo dice. Pero ellos entonces acelerarían para agregar que "muerto" no significa muerto y que no debemos apretar tales figuras de hablar demasiado lejos. Cuando tal discusión progresa, el defensor de la verdad Bíblica es forzado a utilizar otras palabras y frases que comunicarán el concepto Bíblica.

El estorbo reposa en el hecho que tales frases extra-bíblicas no son inspiradas y no siempre pueden comunicar efectivamente. Por ejemplo, la doctrina de la depravación total del hombre suena como que si estamos afirmando la depravación absoluta del hombre, es decir, que el hombre es tan malo como él posiblemente podría ser. Esto es obviamente muy falso. El hombre es forzado y es refrenado de una depravación tan absoluta por la gracia común de Dios.  

La doctrina de la depravación total es esto: el hombre es totalmente incapaz de contribuir a su propia salvación en cualquier manera, porque él está muerto en sus pecados. Por ejemplo, la resurrección de Lázaro no era un esfuerzo conjunto entre Cristo y Lázaro. Lázaro salió porque él fue levantado, y no para ser levantado.

Lo Qué Implica La Negación

La negación de la incapacidad total del hombre últimamente socavará nuestra fe en la necesidad del nuevo nacimiento y de la proclamación evangélica. ¿Por qué?

La Escritura nos enseña que la fe complace a Dios. También nos enseña que deberemos vivir nuestras vidas cristianas la misma manera que empezamos nuestras vidas cristianas (Gálatas 3:1-6; Colosenses 2:6). Ahora, si los hombres irregenerados, en su propio, son capaces de la fe salvadora, sin haber sido regenerados por el Espíritu de Dios, entonces ellos deben de ser capaces de continuar en ejercitar esa misma clase de fe, después que son salvados, sin cualquier ayuda del Espíritu de Dios.  

Si un hombre puede llegar a ser creyente de su propio, entonces él puede continuar en creer de sí mismo. Y si él puede continuar de creer de sí mismo, entonces ¿qué cumplió la regeneración? La Biblia nos enseña que la vida cristiana empieza con la fe, continúa en la fe, y concluye en la fe (Romanos 1:17). La base de toda piedad es la fe, y la negación de la inhabilidad total del hombre quiere decir que los incrédulos son capaces de colocar esa base para toda piedad de sí mismos. Incluso si uno discuta que el Espíritu Santo regenera a un hombre después que él cree, tal regeneración es superflua. ¿Para qué es entonces? ¿Qué es lo que hace? En este punto de vista, muy ciertamente no capacita al hombre a creer ni confiar en Dios. Ello apenas honra al Espíritu resucitador en decir que Su trabajo es de seguir de cerca.

El apóstol Pablo reprendió a los de Gálatas cuando se olvidaron que habían empezado oyendo con la fe y luego procuraron terminar el trabajo por el esfuerzo humano. En considerar su respuesta a este error, dudo que él hubiera pensado mucho de la confusión que invierte la orden -- empezando por el esfuerzo humano y luego terminando por el Espíritu.

Puesto embotadamente, esto es la suma total: Si soy salvado, soy santificado, y soy glorificado por la fe (lo cual la Biblia enseña), y la fe es posible aparte de la regeneración (lo cual una negación de la incapacidad total afirma), entonces la salvación, la santificación, y la glorificación son posibles sin la regeneración. Y ese razonamiento socava la necesidad del evangelio eterno y perdurable.

Los Carritos y Los Caballos

Dios da los ojos, y entonces nosotros vemos. Dios da la vida, y entonces nosotros vivimos. Porque es Dios, “que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6).

Contraste esta manera Bíblica de pensamiento con la alternativa. Yo vi, y así que Dios me dio ojos. Yo me vivifiqué, y así que Dios me dio una resurrección. La luz salió de mi corazón, así que Dios dijo, "Sea la luz” (Génesis 1:3). Esto es obviamente incorrecto; es Dios, Pablo dice, quien ordenó la luz que saliera de la oscuridad. Es Dios quien ordenó que brillara en nuestros corazones.  

Note la comparación en este pasaje entre la dádiva de la nueva vida y la creación del universo material. Se soporta en mencionar que la creación material estaba ex nihilo -- de nada. Pablo afirma lo mismo acercas de la nueva creación; es también de nada.

La creación no ayuda al Creador en el trabajo de la creación; el Creador actúa unilateralmente. El dilema para los evangélicos que quieren negar la incapacidad total es esto: o Dios debe empezar el trabajo resucitador de la salvación porque los hombres perdidos están muertos, o los hombres perdidos son capaces de empezar el proceso de su salvación de sí mismos por medio de la fe salvadora. Si el anterior, entonces damos la bienvenida y nos saludamos. Si el último, entonces sigue que los hombres perdidos pueden terminar lo que ellos empezaron, y somos confrontados con un evangelio falso. Es decir, no hay un lugar coherente para parar entre la teología Reformada por una parte, y una teología Pelagiana en el otro. Por supuesto, muchos de los evangélicos no terminan en un campo ni el otro, pero eso ha de ser considerado un triunfo de contradicción.

La Conclusión

La Biblia no nos permite que nos jactemos de todo en nuestra salvación: "Mas de él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, y justificación, y santificación, y redención: Para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor" (1 Corintios 1:30-31).

Si un hombre ha sido levantado de los muertos, hay mucha causa para el regocijo; no hay ninguna causa para el orgullo. Y cuando todo jactar del humano se quita, ¿qué es lo que queda? Nada de nosotros, sino hay un océano infinito de la gracia. Mi esperanza seria y oración es que más y más cristianos se embarquen en ese océano, hasta no haber tierra a la vista.


Douglas Wilson es un Redactor Contribuidor de Antítesis.


 

Copyright © by Covenant Community Church of Orange County 1991