La Perseverancia de los Santos
por Brian Schwertley

De http://www.monergism.com/thethreshold/articles/onsite/perseverance_schwertley.html

Traducido por Lasaro Flores 

Una de las doctrinas de la gracia soberana es la perseverancia de los santos. Esta doctrina se refiere a la enseñanza bíblica que dice que ésos quien Dios amó antes de la fundación del mundo y escogió en Cristo, que son regenerados por el Espíritu Santo y creen verdaderamente en Jesucristo como Él es presentado en las Escrituras, serán preservados por Dios sus vidas enteras hasta la muerte, y por lo tanto no pueden perder su salvación. Ellos son salvados eternamente. Esto no significa que los creyentes verdaderos no pueden reincidir y pueden cometer pecados graves. Ellos en veces lo hacen, pero no "caerán totalmente ni finalmente del estado de gracia". Es cierto que creyentes verdaderos pueden caer en pecados muy grandes; pero ellos serán recuperados y serán traídos otra vez al arrepentimiento".

Dios Preserva a Los Elegidos
Ya que la palabra perseverancia ha sido mal entendida, debe ser notado que los creyentes perseveran sólo porque Dios preserva a Su pueblo. En otras palabras, las personas últimamente son salvadas no a causa de sus propios esfuerzos en la perseverancia, pero ellos perseveran a causa de la gracia de Dios. Dios mantiene la fe, la ortodoxia y el arrepentimiento del creyente. La Confesión de Fe acentúa este punto: "Esta perseverancia de los santos depende, no sobre su propio libre albedrío, sino sobre la inmutabilidad del decreto de la elección, fluyendo del amor libre e inalterable de Dios el Padre; sobre la eficacia del mérito y la intercesión de Jesucristo; el permanecer del Espíritu y de la semilla de Dios dentro de ellos; y la naturaleza del pacto de la gracia; de todo de lo cuál procede también la certeza y la infalibilidad del mismo".

Es el amor, la fidelidad y el poder soberano del pacto de Dios que garantiza que ninguno de los hijos de Dios perecerá. Si los creyentes fueran dejados por Dios a su propio poder, todos ciertamente apostatarían de la fe. Tomas Ridgely escribe: "Dios es estilizado el “Guarda de los hombres” [Job 7:20], puesto que él apoya todas las cosas por la palabra de su poder, así que la independencia en él es contradictoria con la idea de nosotros siendo criaturas; y no tenemos menos fundamento para concluir que su poder mantiene la nueva criatura, o esa gracia que tomó su subida de él. Si él fallara o nos abandonara, nosotros no podríamos hacer el hecho más pequeño de la gracia, mucho menos perseverar en la gracia. Cuándo el hombre salió al principio de las manos de Dios, él fue dotado con una habilidad más grande para pararse que cualquiera excepto nuestro Salvador, con que ha sido favorecido desde que el pecado entró en el mundo; mas él apostató, no de ninguna necesidad de la naturaleza, pero adhiriendo a esa tentación que él quizás hubiera resistido. Entonces ¿qué incapaz es él pararse en su estado presente, habiendo llegado a ser débil, y, aunque traído a un estado de gracia, habiendo sido renovado y santificado sólo en parte, y teniendo todavía las ruinas de la corrupción, que mantienen una oposición constante al principio de la gracia? Por lo tanto, nuestra perseverancia en la gracia no puede ser debido a nosotros mismos".

El Punto de Vista del Arminiano

La doctrina de la perseverancia de los santos fluye lógicamente de las doctrinas de la elección incondicional, de la gracia irresistible, de la depravación total, y de la expiación limitada. Si Dios es soberano, como la Biblia enseña y los calvinistas afirman, entonces Dios puede y preservará a ésos sobre quienes Él puso Su amor infinito y eterno. El Arminiano rechaza todas las doctrinas mencionadas, porque su sistema teológico entero gira alrededor del eje del pretendido libre albedrío del hombre. Dios es dicho elegir sólo los que son previstos de aceptar voluntariamente a Cristo. Cristo es dicho de haber muerto por todos los hombres sin excepción. Ellos afirman que Su muerte no ha asegurado realmente ni ha garantizado la salvación de cualquiera, sino sólo ha hecho la salvación posible a todos. Además, ellos enseñan que la operación de gracia del Espíritu Santo igualmente opera sobre todos, y que la razón que una persona nace otra vez y el otro no es simplemente porque ésa persona cooperó con el Espíritu Santo, mientras el otro exitosamente lo resistió. El Arminiano hace la elección del Padre de los escogidos, la obra redentora del Hijo, y la aplicación de la obra de Cristo por el Espíritu Santo todo contingente y limitado por el libre albedrío del hombre o la recepción voluntaria de la gracia. Desde que el hombre y no Dios es el que decide soberanamente quién será o que no será salvado, sigue lógicamente que el libre albedrío del hombre determina también quién persevera y quien rechaza la fe. "Los Arminianos protestantes también mantienen que no sólo es posible, pero también un hecho frecuente, que personas verdaderamente regenerados, por descuidar de la gracia y entristecer el Espíritu Santo con el pecado, caerán totalmente, y por fin finalmente, de la gracia a la reprobación eterna. Conf. De los Remonstrantes, xi. 7." El Arminian "coloca la causa de su perseverancia, no en las manos de un todopoderoso e inmutable Dios, sino en las manos de un hombre pecador débil". 

Antes de seguir adelante a las pruebas bíblicas y doctrinales de la perseverancia y las objeciones a la doctrina, unos pocos problemas serios con respecto al sistema Arminiano deben ser notados. Primero, el esquema Arminiana coloca la confianza y la esperanza del hombre para la perseverancia y la salvación más sobre el hombre que sobre Jesucristo. El hombre últimamente debe mirar a él mismo para la salvación. Cristo hizo Su parte, pero si el hombre no mantiene su propia voluntad en línea y mantiene su propio arrepentimiento, él será perdido. El Arminian así tiene la razón para jactarse delante de Dios: "Yo perseveré pero los otros no. Yo hice las decisiones correctas. Yo ejercité mi albedrío justamente, pero los otros no lo hicieron". En tal sistema Dios tiene que compartir Su gloria con el hombre pecador. Nota: El Arminianismo consistente no es nada menos que un rechazo de la salvación por la gracia sola. Secundariamente, si Dios no es el que preserva a Sus santos porque tal preservación violaría el albedrío libre del hombre, entonces ¿cómo son los santos en el cielo preservados? El Arminiano tiene que admitir que o sea Dios tiene el poder de cambiar la naturaleza de una persona y el albedrío en el cielo para hacer al hombre incapaz de pecar, o que una segunda caída o rebelión del hombre contra Dios son posibles en el estado eterno. Si Dios es capaz de controlar el albedrío del hombre en el cielo y preservar a los redimidos por la eternidad, ¿por qué es Él incapaz o no estar dispuesto para preservar a Sus estimados hijos en su habitación breve en el mundo? Terceramente, ¿cómo ha de suponer el Arminian tener la paz y no la preocupación (compare El Mateo 6:25; Filipenses 4:6-7) cuándo su destino eterno es dependiente sobre su débil y pecaminoso albedrío? Dado el hecho que la apostasía doctrinal y ética son bastante comunes en nuestro día, uno pensaría que un Arminiano esciente o estaría revolcándose en el orgullo de la confianza de sí mismo o sería un naufragio de nervios. "Para mí tal doctrina tiene los terrores que me causaría de huirme lejos de ello para siempre, y que me llenaría con perplejidades constantes y indecibles. En sentir que estaba cruzando el mar molestado y peligroso de la vida dependido por mi seguridad final sobre las actuaciones de mi propia naturaleza traicionera fuera suficiente en llenarme con una alarma perpetua". Pero tome el consuelo, estimado cristiano: ¡El Arminianismo no es Bíblico! El amor de Dios no puede fallar.

Para entender la preservación de Dios de Su pueblo uno debe examinar primero los pasajes que enseñan específicamente la preservación de los santos—que ninguno de los que pertenecen a Cristo pueden perecer. Varias doctrinas que sostienen la perseverancia serán examinadas, luego las objeciones a la perseverancia serán refutadas.

Los pasajes Que Enseñan Que Dios Preserva a Su Pueblo

Salmo 37:28. Porque el SEÑOR ama la justicia, Y no abandona a Sus santos; ellos son preservados para siempre, pero la descendencia de los impíos será exterminada” (Nueva Biblia de los Hispanos). Plumer escribe: "El pueblo de Dios son rodeadas con paredes de fuego, por una hueste celestial, por el cuidado infinito de Dios. Ellos son guardados como la niña del ojo de Dios, Salmo 17: 8." "Él los preservará para su reino celestial; esa es una preservación para siempre, 2 Timoteo 4:18; Salmo 12:7."

Salmo
121:3, 7-8. “No dará tu pie al resbaladero; ni se dormirá el que te guarda… Jehová te guardará de todo mal: Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre”.

Jeremías
32:40. “Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí”.

En este pasaje Dios promete que Él nunca dejará ni abandonará a Su pueblo. Este verso demuestra que Dios obra eficazmente en los elegidos. Dios causa que Su pueblo persevere cambiando los corazones suyos. Lo cristianos verdaderos temen a Dios a causa de la habilidad del Espíritu Santo obrando directamente sobre el corazón humano para cambiarlo. El Espíritu Santo garantiza que los creyentes verdaderos nunca partirán de Dios. Hodge escribe: "La certeza de la perseverancia de los santos en la gracia es asegurada…por la morada constante del Espíritu Santo. Él actúa sobre el alma en la conformidad perfecta con las leyes de su constitución como un agente racional y moral, y todavía de tal manera para asegurar la última victoria de los nuevos principios y tendencias espirituales implantados en la regeneración. Juan 14:16, 17; 1 Juan 3:99."

Juan 17:11.
“Padre santo, á los que me has dado, guárdalos (de tereo, preservar) por tu nombre, para que sean una cosa, como también nosotros”.

Pink escribe: ¡"Cómo esto saca los conjuntos del valor que Cristo pone sobre nosotros y el interés profundo que Él tiene en nosotros! Estando para volver al Padre a lo alto, Él pide al Padre que preserve a esos tan preferidos a Su corazón, por quienes Él sangró y murió. Él los entrega al cuidado de Aquél mismo quien primero los había dado a Él. Era como si Él dijera: ¡Yo conozco el corazón del Padre! ¡El tomará buen cuidado de ellos! ¿Y por qué era, por qué es, que somos tan estimados sumamente por Cristo? Claramente no por ninguna excelencia que hay, intrínsecamente, en nosotros. La respuesta tiene que ser, Porque somos el don de amor del Padre al Hijo".

Romanos 14:4. “¿Tú quién eres que juzgas al siervo ajeno? para su señor está en pie, ó cae: mas se afirmará; que poderoso es el Señor para afirmarle”.

Shedd escribe: "Denota no solamente la pronunciación de un juicio favorable, pero también apoyo en aquel curso de vida y la conducta que tiene como resultado un juicio favorable. El "fuerte" será capacitado por la gracia de Dios a pararse en la fe y la obediencia, y con lo cual en el juicio final".

Romanos 16:25. “Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo...”. "Dios puede establecer o reforzar a creyentes para que ellos no 'vacilarán, y partirse de la verdad evangélica".

1 Corintios 10:13. “No os ha tomado tentación, sino humana: mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis aguantar”.

Hodge escribe: "Él ha prometido preservar a su pueblo, y por lo tanto su fidelidad es concernida a no permitirlos ser tentados indebidamente. Aquí, como en 1, 9, y por todas partes más en las Escrituras, la seguridad de los creyentes es referida tampoco a la fuerza del principio de la gracia infundida en ellos por la regeneración, ni a su propia firmeza, sino a la fidelidad de Dios".

2 Corintios 9:8. “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; á fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena obra”. "Los escritores sagrados a menudo apelan al poder de Dios como un suelo de la confianza a su pueblo. Romanos 16, 25. Efesios 3, 20. Judas 24."

Efesios 5:25-27. “Así como Cristo amó á la iglesia, y se entregó á sí mismo por ella, para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra, para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha”.

Filipenses 1:6. “Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.

Note que la confianza del cristiano reside no en él mismo sino en Dios. La obra de la gracia que Dios ha empezado en los cristianos será traído a la terminación. Lo qué Dios empieza Él completa. Dios puede garantizar una preservación del creyente, “porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).

I Tesalonicenses 5:23-24. “Y el Dios de paz os santifique en todo; para que vuestro espíritu y alma y cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os ha llamado; el cual también lo hará”.

Morey escribe: "El apóstol coloca la base de la última salvación sobre la fidelidad del pacto de Dios. La fidelidad de Dios fue demostrada cuando Él eficazmente nos llamó a la unión con Cristo (1 Corintios 1:9). Y como la fidelidad de Dios empezó nuestra salvación llamándonos, Su fidelidad garantiza la última terminación de nuestra salvación. El apóstol dice que Dios 'lo hará,' es decir, Él traerá a Su pueblo a completa santificación. La fidelidad del pacto de Dios lo garantiza".

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Tesalonicenses 3:3. “Mas fiel es el Señor, que os confirmará y guardará del mal”.

2 Timoteo 1:12. “Por lo cual asimismo padezco esto: mas no me avergüenzo; porque yo sé á quien he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día“.

Calvino escribe: “Para guardar mi depósito”. Observe que él emplea esta frase para denotar la vida eterna; porque de ahí concluimos, que nuestra salvación está en la mano de Dios, en la misma manera como hay en la mano de un depositario aquellas cosas que le entregamos para guardar, dependiendo de su fidelidad. Si nuestra salvación dependiera en nosotros, ¿a cuántos peligros lo sería expuesto continuamente? Pero ahora es bien que, habiéndolo cometido a tal guardián, esta fuera de todo peligro".

2 Timoteo 4:18. “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial: al cual sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Hebreos 12:2. “Puestos los ojos en al autor y consumador de la fe, en Jesús”.

Hughes escribe: "Él sólo provoca y estimula la fe; y es porque él es el pionero de nuestra salvación (Hebreos 2:10) que él es el autor de nuestra fe. Además, nuestra fe es iniciada y es sostenida por él porque él ha orado al Padre que podemos venir a la fe (Juan 17:20f.) y que nuestra fe no pueda fallar (Lucas 22:31f.). Así que lo miramos a él como el 'Apóstol y Pontífice de nuestra profesión' (Hebreos 3:1), y tenemos la certeza que Aquél quien ha empezado una obra buena en nosotros lo traerá a la terminación (Filipenses 1:6).”

1 Pedro 1:4-5. “Para una herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse, reservada en los cielos para nosotros que somos guardados en la virtud de Dios por fe, para alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrimero tiempo”.

¿Por qué tienen los cristianos una herencia que nunca puede ser quitada? Porque los creyentes son guardados por el poder de Dios. El heredero "es protegido por el poder de Dios. ¿Qué poder es más grande? Pablo hace el mismo punto en Romanos 8:38, 39. Nada es más poderoso que Dios. Así que el heredero es también totalmente seguro".

Judas 1. “Á los llamados, santificados en Dios Padre, y conservados en Jesucristo”.

Judas 24. “A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría…”.

Tomas Manton escribe: "A aquél que es poderoso para guardaros, puede ser referido o sea a Dios, o sea a Cristo como Mediador: de caer, aptaistous, eso es, de la apostasía total. Dios puede mantenernos enteramente del pecado, si hablamos de su poder absoluto; pero él habla aquí de tal poder que es comprometido por la promesa y la oficina. Cristo, quien es el guardián de los creyentes, ha recibido una carga con respecto a ellos, y es de preservarlos de la destrucción total. Y presentaros irreprensibles. Esta cláusula más claramente demuestra que Cristo es intentado en estas expresiones; porque es su oficina de guardar la iglesia hasta que la es presentada al Padre, y por fin los presentará perfectos; eso es, Efesios 5:27, 'sin mancha ni arruga’. Algunos pueden preguntarse: "Dios puede, pero ¿está Él dispuesto?” Hay muchos pasajes que enseñan que Dios guarda y preserva a Su pueblo—a cada uno de ellos (por ejemplo. Jeremías 32:40; Juan 6:39; 10:28; 17:2, 11).

Los Pasajes Que Enseñan Que Uno De Los Elegidos No Puede Ser Perdidos

Mateo 24:24; Marcos 13:22 “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun á los escogidos”.

La implicación obvia de este pasaje es que es imposible para un profeta falso o Cristo falso engañar a uno de los elegidos. Jesús dijo que Sus “ovejas oyen su voz” (Juan 10:3); ellas “le siguen, porque conocen su voz” (Juan 10:4). Pero “al extraño no seguirán, antes huirán de él” (Juan 10:5). Los elegidos no pueden caer en la apostasía ni ninguna herejía de perdición, porque “el espiritual juzga todas las cosas” (1 Corintios 2:15). El apóstol Juan dice que los creyentes verdaderos no saldrán del cuerpo de Cristo porque “vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas” (1 Juan 2:20; cf. 2:27).  

Juan 6:39  “Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero”.

Hendriksen escribe: "La doctrina de la perseverancia de los santos es enseñada aquí en términos inconfundibles; primero negativamente, luego positivamente. El último día es el día del juicio final; vea en 5:28, 29. La idea es: los elegidos serán mantenidos y serán protegidos hasta el mismo final. Esta doctrina es enseñada también en 10:28; Romanos 8:29, 30, 38; 11:29; Filipenses 1:6; Hebreos 6:17; 2 Timoteo 2:19; 1 Pedro 1:4, 5; etc. En estos y muchos otros pasajes, la Escritura enseña un consejo que no puede ser cambiado, un llamamiento que no puede ser revocado, una herencia que no puede ser ensuciada, un fundamento que no puede ser sacudida; un sello que no puede ser roto, y una vida que no puede perecer. La doctrina de la preservación (de ahí, la perseverancia) de los santos es ciertamente implicada en el término de la vida eterna. ...” 157 Esta declaración de Jesucristo no puede ser más clara. Él no dijo que muchos, ni algunos, ni unos pocos serían perdidos, pero que ninguno—ninguno sería perdido. En ese día Jesús dirá, “He aquí, yo y los hijos que me dió Dios” (Hebreos 2:13).

Juan 10:27-29 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen; Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dió, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre”.

No hay pasaje más fuerte en la Biblia entera que enseña la seguridad eterna del creyente. Estas ovejas pertenecen a Jesucristo. Él les da vida eterna. Desde que las ovejas están en la posesión de la vida eterna, es imposible para que ellos perezcan. Muchos de los santos de Dios han reincidido, pero ninguno ha apostatado jamás. Jesús promete que nadie puede tomar las ovejas de Cristo de Él: ningún hombre, por poderoso que sea; ninguna mujer, por seductora ni hermosa que sea; ningún demonio, y ni Satanás pueda arrebatar uno de los de Cristo. Cristo aún nos protege de nosotros mismos. El “nadie” es comprensivo. Para argüir, como los Arminianos hacen, que una oveja verdadera puede llegar a ser una cabra es de llamar a Cristo un mentiroso, y es una negación de la enseñanza clara de la Escritura. No sólo son los creyentes seguros en las manos omnipotentes de Jesucristo, pero los creyentes son protegidos también por Dios el Padre. Es el Padre que dio los elegidos al Hijo. Él está tan interesado en la seguridad del creyente como lo es el Hijo. “La ‘mano de Cristo’ (v. 28) esta debajo de nosotros, y la ‘mano’ del Padre esta arriba de nosotros. ¡Así estamos asegurados entre las manos apretadas de la Omnipotencia"! 158 Los Arminians deben notar que nuestra perseverancia depende no sobre nuestra mano agarrado de Cristo, pero sobre Cristo que nos tiene agarrados. Los que enseñan que el hombre puede romperse del poder de Cristo ha destronado a Dios.

Las Pruebas Deductivas De Otras Doctrinas  La doctrina de la perseverancia de los santos no sólo es enseñada explícitamente en la Escritura, pero también procede lógicamente de otras doctrinas bíblicas. Lo qué sigue es un examen breve de algunas de las doctrinas que tienen una relación directa a la preservación de Dios de los elegidos.

1. La Soberanía de Dios 

Los muchos pasajes ya considerados que prueban la preservación de Dios de Su pueblo muestran que es el poder soberano de Dios que protege a Sus ovejas. Si uno acepta la enseñanza bíblica con respecto a la soberanía de Dios, entonces uno debe aceptar la preservación de los santos o rechazar el amor de Dios hacia a los elegidos. Ya que la Biblia enseña que Dios controla el corazón humano (Proverbios 16:1; 19:21; 21:1; Deuteronomio 2:30; Josué 11:19-20; Éxodo 10:1, 20; Apocalipsis 17:17; etc.) y todas las circunstancias y los acontecimientos que ocurren en la vida de un creyente, entonces sigue lógicamente que un creyente sólo podría apostatar de la fe si Dios quisiera que apostatara.

El Arminiano que no acepta el control absoluto de Dios del corazón humano todavía no puede escapar de este dilema lógico, porque el Arminiano cree todavía que Dios tiene una presciencia perfecta de todos los acontecimientos. El Arminiano admitiría que Dios sabe el tiempo exacto que un cristiano apostataría y los acontecimientos específicos que llevarían a la apostasía al cristiano. Si Dios ama a Sus hijos infinitamente más que un padre terrenal puede o podrá, ¿por qué no llevaría Él a un creyente al hogar antes que él apostatara? ¿No sería mejor morirse de un ataque cardiaco, de un aneurisma de cerebro, o de un accidente de tráfico que pasar la eternidad en el infierno? También, ¿por qué permitiría Dios a uno de Sus amados hijos entrar en una circunstancia de la vida que Él sabe lo llevaría a la destrucción eterna? El Arminiano sólo puede escapar este argumento escogiendo entre tres opciones diferentes, todos los cuales son evidentemente no bíblicos. La primera opción es que Dios sabe el futuro pero es impotente de intervenir en asuntos humanos. Esta opción es la herejía vieja de Deísmo. La segunda opción es que el conocimiento de Dios es finito y es atado por el tiempo. En otras palabras, Dios no es responsable porque Él no sabe el futuro. Este punto de vista es tan obviamente herético que ningún cristiano verdadero aún lo consideraría. La tercera opción es que Dios es soberano e infalibilimente sabe el futuro, pero realmente no ama a Sus hijos. Él no le importa si ellos rechazan la fe y van al infierno. El problema con este punto de vista es que la Biblia enseña que Dios ama a Su pueblo con un amor perfecto, infinito y eterno. La idea que Dios mandaría a Su unigénito Hijo para sufrir, ser atormentado, y morir una muerte agonizante en la cruz por una persona y luego no molestarse para proteger a esa persona (como si Dios fuera un Padre negligente y que no ama) llega a los límites de la blasfemia.

2. El Amor del Pacto de Dios para los Elegidos

La Biblia enseña que el amor de Dios para los elegidos no cambia y no puede ser destruido. Es el amor de Dios para los elegidos que mandó a Jesucristo a la cruz y que garantiza que Él no permitirá a cualquiera de Sus hijos perecer. “Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia” (Jeremías 31:3). Este pasaje da entender "que el amor es el que fue desde la eternidad, y que Él trayéndolos a un estado convertido es el resultado de ello, sigue que este amor eterno es el mismo como su propósito o diseño eternos para salvarlos. Ahora, si hay tal propósito eterno relacionado a la salvación de ellos, necesariamente [implica] la perseverancia de ellos". 159

El apóstol Pablo dice que nada creado puede separar a los elegidos del amor de Dios. Esto incluye obviamente el albedrío humano (a menos que uno crea de la noción no bíblica de una pre-existencia eterna de almas). Pablo escribió: “Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que aun á su propio Hijo no perdonó, antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará á los escogidos de Dios? Dios es el que justifica... ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? tribulación? ó angustia? ó persecución? ó hambre? ó desnudez? ó peligro? ó cuchillo?... Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 35, 38-39). "El apóstol ha sido comprensivo en el catálogo que él da, y la razón es de establecer la universalidad. Pero esta negación concluyente es para el propósito de no dejar ninguna escapatoria—ningún ser o cosa en el reino entero de la realidad creada es excluida". 160 De esta manera los elegidos son totalmente seguros. El amor de Dios para ellos no puede disminuir, no puede parar, ni puede convertirse a odio.

Uno debe entender que el amor de Dios no es dependiente sobre nada en los elegidos. Es un amor que surge de la naturaleza propia de Dios y es dirigida a un pueblo desamable, impío e indigno. “En esto consiste el amor: no que nosotros hayamos amado á Dios, sino que él nos amó á nosotros, y ha enviado á su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10). La única razón que “nosotros le amamos á él” es “porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Pablo dice en Romanos 8:29 que aquellos quienes Dios “antes conoció” o "amó de antemano" son los que son predestinados para vida eterna. Ellos son llamados, son justificados y son glorificados. Esta cadena irrompible en la salvación de un creyente todo fluye del amor y la compasión del Padre. Pablo habla "de un amor distinto que predestina a un fin determinado—la conformidad a la imagen de Su Hijo. Efesios 1:4-5 es en el mismo sentido. Dios escogió a un pueblo en Cristo y en amor los predestinó para adopción por Jesucristo". 161 Si el amor de Dios para los elegidos surge de Dios mismo y es eterno e inmutable, sigue lógicamente que no puede fallar. Si Su amor que escoge y preserva fue dependiente sobre algo dentro de la criatura, entonces la salvación por la gracia está muerta y los cristianos tienen razón para jactarse.

3. La Doctrina de La Elección

La doctrina de la elección individual no significa que ciertos individuos solamente reciben algunos privilegios externos, o que algunas personas son probables de ser salvados, o que ciertas personas que cooperan con la influencia del Espíritu y perseveran serán salvados, sino que un número definido y fijo de personas son escogidos para la vida eterna “según el puro afecto de su voluntad” (Efesios 1:5). "Es una elección para un fin; eso es, para la salvación. En obrándolo Dios, Él dota a los creyentes con tales influencias como el Espíritu Santo los dirige, no sólo para aceptar a Cristo, pero para perseverar hasta al fin y ser salvos para siempre". 162 Aquellos quienes son elegidos serán regenerados (Efesios 2:5), justificados (Romanos 8:30), santos y sin mancha (Efesios. 1:4), adoptados en la familia de Dios (Efesios 1:5) y glorificados (Romanos 8:30).

Es verdad que una nación elegida, tal como Israel, tiene dentro de ella los que son salvados y los que no creen, pero la elección individual para vida quiere decir que 100% de esos escogidos por Dios irán al cielo. Pablo dijo en cuanto a los elegidos dentro de Israel: “No ha desechado Dios á su pueblo, al cual antes conoció… aun en este tiempo han quedado reliquias por la elección de gracia.… Lo que buscaba Israel aquello no ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos” (Romanos 11:2, 5, 7). Juan escribió, “Todo lo que el Padre me da, vendrá á mí; y al que á mí viene, no le hecho fuera” (Juan 6:37). A Timoteo Pablo escribió: “(Dios) nos salvó y llamó con vocación santa, no conforme á nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:9, cf. Romanos 9:10-23; Efesios 1:3-12; Hechos 13:48). Pablo dijo que los elegidos son “vasos de misericordia que él ha preparado para gloria” (Romanos 9:23). El fin de los elegidos es la gloria y no la destrucción.

4. La Obra del Espíritu Santo en los Creyentes

Un estudio de la obra del Espíritu Santo en los creyentes demostrará que esos regenerados y morados por el Espíritu Santo no pueden caer totalmente y perecer. Una comprensión bíblica de la regeneración lleva a una vista bíblica de la perseverancia. El apóstol Juan escribió: “Cualquiera que es nacido de Dios, no hace pecado [tenso presente continuo]…porque es nacido de Dios” (1 Juan 3:9). “Porque todo aquello que es nacido de Dios vence al mundo” (1 Juan 5:4). Pedro dijo que los cristianos son “renacidos, no de simiente corruptible [perecedera], sino de incorruptible” (1 Pedro 1:23). Si el principio de nueva vida en el creyente es imperecedero, vence el mundo, y lo previene de continuar en una vida del pecado, entonces ¿no es lógico inferir que los cristianos verdaderos no pueden apostatar ni caer cortos de la salvación? Hablando del Espíritu Santo, Juan escribió: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque el que en vosotros está, es mayor que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Matthew Henry escribe: "Nacemos de Dios, enseñados de Dios, ungidos de Dios, y así que asegurados contra engaños fatales contagiosos. Dios tiene a sus escogidos, que no serán seducidos mortalmente. ... El Espíritu de Dios mora en ustedes, y ese Espíritu es más poderoso que los hombres o diablos". 163
 

La regeneración es un acto soberano del Espíritu Santo sobre un corazón de una persona (o la naturaleza humana entera) en que el alma es hecha espiritualmente vivo y permanentemente orientado en una dirección hacia a Dios. La vida espiritual impartida en la regeneración es inmortal. Ya que la regeneración es un acto soberano del Espíritu Santo sobre el hombre en el que el hombre no coopera (iniciada por un acto del albedrío), sólo el Espíritu Santo puede regenerar a una persona. Además, incluso si una persona pueda irregenerarse a sí mismo, él nunca lo hace, porque la persona regenerada tiene un corazón de carne que ama a Jesucristo. Por lo tanto, los que discuten que un cristiano verdadero puede apostatar también debe discutir lógicamente que el Espíritu Santo quita el corazón de carne de los creyentes y lo reemplaza con un corazón de piedra. Tal pensó es absurdo y impía. 

Según a la Escritura la regeneración ocurre en todos aquellos unidos a Cristo en Su vida, y muerte, y resurrección (Efesios 2:5-7). La fe y el arrepentimiento naturalmente fluyen de un corazón regenerado, y así son llamados dones de Dios en la Escritura (Hechos 5:31; 11:18; Efesios 2:8; Filipenses 1:29). Si la fe es un don de Dios y no surge autónomamente en el corazón humano, entonces sigue lógicamente que Dios tendría que quitar esta fe para que un creyente apostatara. La Biblia declara que Dios no abandonará a Su pueblo quienes Él amó de antemano (Hebreos 5:13; Juan 10:28, 29; 11:26; etc.). "Semejantemente sigue que si un hombre no es salvado ejercitando su propia [autónomamente producido] fe, él no puede ser perdido dejando de ejercitarlo. Otra vez esto no es solamente una extensión lógica sin la Escritura para sostenerlo, porque la Escritura nos dice simplemente que la elección significa la elección de Dios del individuo y no la elección del individuo de Dios (Juan 15:16); y Dios no es un hombre que Él debe cambiar de opinión (Números 23:19)." 164

La Biblia enseña que el Espíritu Santo sella a los creyentes. “Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia, para la redención de la posesión adquirida para alabanza de su gloria” (Efesios 1:13-14). Si los creyentes son sellados por el Espíritu Santo y garantizados una herencia, ellos no pueden perder su salvación. En Efesios 4:30 Pablo escribió: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual estáis sellados para el día de la redención”. Gordon Clark escribe: "Él nos sella 'para el día de la redención'. Hasta o para el día de la redención. Aquí tenemos la doctrina calvinista de la perseverancia de los santos. Este o ese hombre en el banco puede o no puede haber sido sellado; pero si él lo ha sido, él no será perdido finalmente. La regeneración es un acto una vez para siempre. Nosotros no somos salvados en el desayuno, perdidos a mediodía, y nacidos otra vez por la tarde. La frase 'día de la redención' en este pasaje obviamente no es el día de nuestra regeneración, sino del día de la redención completa, la redención del cuerpo de la tumba, y de la redención del pecado que siempre nos afectará en nuestra vida presente". 165

En la epístola a los Romanos Pablo enseñó que el morar del Espíritu "asegura no sólo la vida del alma, pero también la vida gloriosa e última del cuerpo". 166 “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos á Jesús mora en vosotros, el que levantó á Cristo Jesús de los muertos, vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros” (Romanos 8:11). "Nuestras almas vivirán en la felicidad y la gloria, porque ellos son renovados: y nuestros cuerpos serán levantados también en la gloria, porque ellos son el templo del Espíritu Santo. En el sentido más ancho entonces es verdad, que estar en el Espíritu, es de ser seguros de la vida y la paz". 167 En tener el Espíritu morador de Dios es de poseer la vida eterna.

5. La Eficacia de la Obra Redentora de Cristo

La Biblia enseña que la obra redentora de Cristo asegura la salvación de Su pueblo. “Llamarás su nombre JESUS, porque él salvará á su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). Todos los términos Bíblicos que describen la muerte expíadora de Cristo hace imposible la idea Arminiana de una expiación condicional indefinida: la expiación significa que toda la culpa de cada pecado es quitada para siempre; la propiciación significa que la ira justa de Dios contra el pecado ha sido quitada permanentemente; el rescate o redención se refieren al hecho que Cristo pagó el precio por completo; la conciliación significa que la enemistad entre Dios y el pecador ha sido quitada. El pecador creyente es justificado. Sus pecados han (sido) imputados a Cristo en la cruz, y la justicia perfecta de Cristo ha sido imputada a él. El creyente es unido a Cristo en Su vida, y muerte y resurrección. Los creyentes “no están bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6:14). Ellos “están muertos á la ley” (Romanos 7:4), “muertos al pecado” (Romanos 6:2), y “justificado (libres) es del pecado” (Romanos 6:2). Si el precio ha sido pagado en total de la deuda, si toda la culpa del pecado es quitada, y si una persona es vestida con la justicia perfecta de Cristo, entonces ¿cómo puede él ir al infierno? Claramente es imposible. 168

Esto, sin embargo, no significa que los cristianos pueden reclamar ser justificados y vivir como el diablo porque la unión con Cristo en Su muerte y resurrección asegura también su salvación del poder del pecado. Los creyentes serán santificados. Ellos tendrán definitivamente la victoria sobre pautas habituales del pecado. “Nuestro viejo hombre juntamente fué crucificado con él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, á fin de que no sirvamos más al pecado… Mas ahora, librados del pecado, y hechos siervos á Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y por fin la vida eterna” (Romanos 6:6, 22). Si un creyente es perfecto antes de Dios por motivo de Cristo, y tiene también la santificación definitiva en virtud de la unión con Él, entonces obviamente él no puede apostatar. “Jehová cumplirá por mí: Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre” (Salmo 138:8). “Debido a la angustia de Su alma, Él lo verá y quedará satisfecho” (Isaías 53:11-Nueva Biblia de Los Hispanos).

6. El Pacto de la Redención

El pacto de la redención se refiere al acuerdo hecho por las personas de la trinidad antes de la creación del universo con respecto a la salvación de los elegidos. El Padre escogió a una gente en Cristo (Efesios 1:4) y concordó en dárselos al Hijo como una recompensa por Su obediencia y el sufrimiento. El Hijo concordó en venir a la tierra para cumplir todas las obligaciones legales para los elegidos por Su vida inmaculada y la muerte sacrificatoria. El Espíritu Santo concordó en aplicar la obra perfecta de redención de Cristo a los elegidos. "Cristo habla de promesas hechas a Él antes de Su venida, y se refiere repetidamente a una comisión que Él había recibido del Padre, Juan 5:30, 43; 17:4-12. Y en Romanos 5:12-21 y 1 Corintios 15:22 Él es considerado claramente como una cabeza representativa, eso es, como la cabeza de un pacto". 169 Cristo acentuó que Él vino a hacer la voluntad del Padre. La Biblia enseña también que como el mediador divino-humano Él recibiría una recompensa por Su obediencia perfecta. "Además, en Juan 17:5 Cristo reclama una recompensa, y en Juan 17:6, 9, 24 (cf. también Filipenses 2:9-11) Él se refiere a Su pueblo y a Su gloria futura como una recompensa dada Él por el Padre". 170

La idea que el Padre ha prometido al Hijo los elegidos como un regalo rinde imposible la doctrina que los creyentes verdaderos pueden perecer eternamente. Custance escribe: "La declaración del Señor mismo, 'Mi Padre que me las dió' (Juan 10:29), es el punto de partida. El hecho que somos el regalo del Padre al Hijo, una circunstancia que implica que en alguna manera somos una posesión especial de Dios aún antes que venimos al Hijo, es reafirmado constantemente por el Señor mismo. Parece ser el punto de partida de su especial interés en lo que es verdaderamente el "Padre Nuestro" en Juan 17 (especialmente el v. 6). Y que somos los regalos del Padre al Hijo es repetido una y otra vez en el evangelio de Juan: 6:37, 44, 65; 10:28, 29; 17:2, 6, 9, 11, 12, 24; y en muchos otros lugares. Ningún donador puede hacer un regalo de lo que no es suyo para dar. ¿Y es concebible que Dios puede dar al Hijo tal presente a menos que lo sea dado de perpetuidad? Jesús dijo: “Y esta es la voluntad [el griego aquí es la palabra fuerte thelema, significando la intención] del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero" (Juan 6:39).171 "Si Cristo perdería algunos de los quienes el Padre le dio, Él fallaría de cumplir la voluntad de Dios (Juan 6:32, 39). 172

Argumentos Adicionales para la Perseverancia

Hay varias razones adicionales dadas en la Escritura que sostienen la doctrina de la perseverancia de los santos: 1. La Biblia enseña que los cristianos pueden tener una certeza plena de su salvación (Hebreos 3:14; 6:11; 10:22; 2 Pedro 1:10).173 Si los creyentes podrían perder su salvación en cualquier tiempo, los cristianos nunca podrían tener tal certeza. 2. La Escritura dice que los creyentes son unidos con Cristo y son participantes de Su Espíritu. Esta unión no puede ser destruida, porque lo es fundada sobre el amor eterno, inalterable, elegido de Dios. Esta unión significa que mientras tanto como Cristo viva, los creyentes vivirán también. Ellos forman parte de Su cuerpo. 3. La palabra de Dios enseña que Cristo intercede como un sumo sacerdote a favor de Su pueblo (Juan 17:9-26). Desde que las oraciones intercesoras de Cristo para los elegidos son siempre eficaz (Juan 11:42; Hebreos 7:25), ninguno de los Suyos puede ser perdido jamás. 4. Jesús prometió que todos los que vienen a Él, ninguno sería abandonado ni rechazado (Juan 6:37; Hebreos 13:5, 6). 5. Las ilustraciones y las metáforas utilizadas en la Biblia para describir a los creyentes verdaderos todos enseñan la permanencia. “Los santos, aún en este mundo, son comparados a un árbol que no se marchita, Salmo 1:3; a los cedros que prosperan en Líbano, Salmo 92:12; al Monte Sión que no puede ser movido, pero cuál permanece para siempre, Salmo 125:1; y a una casa construida sobre una peña, Mateo 7:24. El Señor está con ellos en su vejez, Isaías 46:4, y es su guía aún hasta la muerte, Salmo 48:14, para que ellos no puedan ser totalmente y finalmente perdidos". 174 Dada la abundancia de la evidencia bíblica a favor de la preservación de Dios de Su pueblo, es asombroso que la doctrina es rechazada por muchos evangélicos modernos.

Las objeciones a la Doctrina de la Perseverancia

1. Lleva al Descuidado, la Indolencia y la Inmoralidad

La objeción más común y obvia a la doctrina de la perseverancia es que si la gente son enseñadas que ellos no pueden perder su salvación, ellos llevarán vidas caracterizadas por la inmoralidad. Las gentes dicen, "Si un creyente no puede perder su salvación, ¿por qué debe molestarse al asistir a los medios de gracia? ¿Por qué debe trabajar duramente al auto examen y la santificación personal?” Para contestar estas preguntas, uno debe notar primero la diferencia entre la doctrina de la perseverancia de los santos y la doctrina fundamentalista evangélica popular de la "seguridad eterna". Aunque muchos evangélicos crean que cristianos genuinos pueden perder su salvación, hay varias personas que enseñan que los cristianos no pueden perder su salvación. Ellos enseñan, sin embargo, una vez que una persona "acepta a Cristo", él no puede perder su salvación, por mucho que él se comporte. Esta interpretación de la seguridad eterna surgió de la enseñanza dispensacional que una persona puede recibir a Cristo como Salvador mientras no lo reciba como Señor; que el arrepentimiento es una doctrina que pertenece a la dispensación judía vieja de la ley y no aplica a la iglesia del nuevo pacto (que es un paréntesis en el plan de Dios). Según a este punto de vista una persona que "hizo una decisión para Cristo" podría vivir un estilo de vida que implica la fornicación, la embriaguez, el robo, el asesinato, la bestialidad, etc., y es garantizado todavía un lugar en el cielo. Esta es la herejía del "cristiano carnal". El apóstol Pablo define a una persona carnal como un creyente que tiene un espíritu de sectario en la iglesia; no a una persona que se ha negado a arrepentirse y someterse a Cristo como Señor. Este punto de vista de la seguridad eterna nunca debe ser confundido con la doctrina bíblica de la perseverancia.

La doctrina de la perseverancia toma muy gravemente todos los mandamientos bíblicos a la vigilancia, la obediencia, la santificación y la santidad. La Biblia enseña que todos los que son justificados también serán santificados. Cristo no sólo salva a Su pueblo de la culpa del pecado, pero también de su poder. La unión con Cristo trae consigo el perdón del pecado y un estilo de vida caracterizados por la santidad. Juan Murray escribió: “Es totalmente injusto decir que un creyente es bastante seguro sin tomar en consideración su vida subsiguiente de pecado y la infidelidad. La verdad es que la fe de Jesucristo es siempre respectiva de la vida de santidad y fidelidad. Y así que es nunca apropiado en pensar de un creyente sin tomar en consideración los frutos de la fe y la santidad. En decir que un creyente es seguro comoquiera que pueda ser la extensión de su vicio al pecado en su vida subsiguiente es de extractar la fe en Cristo de su misma definición y ministrar a ese abuso que torna la gracia de Dios a la lascivia. La doctrina de la perseverancia es la doctrina que los creyentes perseveran; también no puede ser enfatizado muy fuertemente que es la perseverancia de los santos. Y eso significa que los santos, esos unidos a Cristo por la llamada eficaz del Padre y morados por el Espíritu Santo, perseverarán hasta al fin. Si ellos perseveran, ellos aguantaran, ellos continuaran. Es nada en absoluto que ellos serán salvados sin tomar en consideración su perseverancia o su continuación, sino que ellos perseverarán ciertamente. Consecuentemente, la seguridad que es de ellos es inseparable de su perseverancia. ¿No es esto lo que Jesús dijo? 'Más el que perseverare hasta el fin, este será salvo'." 175 

La doctrina dispensacionalista de la seguridad eterna es basada en una comprensión defectuosa de la relación entre la justificación y la santificación. Es argüido que cualquier requisito de santidad en la parte del creyente para la perseverancia es un mezclar de la fe y las obras para alcanzar la vida eterna. Los calvinistas son acusados de rechazar la justificación como una vez y para siempre acto de Dios a favor de la justificación por un proceso que implica la perseverancia. 176 Esta interpretación de la posición calvinista es totalmente fallar el blanco. Siguiendo las Escrituras los calvinistas enseñan que la justificación es una vez para siempre acto judicial de Dios que no puede ser anulado y nunca ha de ser repetido. Pero una vez que una persona es justificada, él empieza inmediatamente un proceso de toda la vida de santificación. La santificación y el crecimiento en la santidad y la perseverancia no contribuyen una pizca a la salvación de una persona. Sin embargo, si una persona reclama ser un cristiano mas no es santificado y no persevera, entonces esa persona nunca fue realmente un cristiano. Él nunca nació otra vez ni fue justificado. Él era un hipócrita, un profesor falso que solamente tenía un asentimiento intelectual a ciertas proposiciones pero quien nunca confió verdaderamente en Jesucristo para salvación. "No es suficiente profesar a Cristo. Usted tiene que poseer realmente y en efecto a Cristo como su Señor y Salvador personales para ser verdaderamente salvado". 177 El mismo Jesús que predicó la justificación por la fe sola (Juan 5:24; Lucas 23:43) dijo también, “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16). Pablo dijo, “Mas el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” (2 Timoteo 2:19).

La carga que la perseverancia lleva al descuido y a la indolencia muestra una ignorancia de la relación entre la predestinación y la responsabilidad personal. Dios predestina el fin, pero también los medios a un fin. Además, aunque Dios esta en el control de "todo lo que viene a pasar," el hombre es un agente secundario válido y es completamente responsable por sus acciones. La Escritura da muchos ejemplos de hombres santos que fueron dichos lo que sucedería en el futuro; mas estos mismos hombres fueron sumamente diligentes en prepararse hacia al fin prometido. "Josué, aunque él fue asegurado que ningún hombre podría pararse ante él, sino todos sus enemigos habían de ser conquistados por él; esto no lo hizo presuntuoso, ni lo entorpece de tomar todas las precauciones apropiadas contra sus enemigos; y de utilizar todos los medios para obtener una victoria sobre ellos. Ezechías, aunque él fue asegurado de su restauración de su desorden; mas esto no lo entorpeció, ni el profeta, que lo aseguró de ello, de utilizar medios apropiados para la sanidad de ello: y aunque el apóstol Pablo tuvo una certeza del salvar de las vidas de todos que estaban en el barco, mas él los dirigió a los medios apropiados de su preservación; y les dijo, que a menos que ellos se quedaran en el barco ellos no podrían ser salvados; y tomando este su consejo, aunque naufragados, todos vinieron seguros a la costa". 178

2. No Puede Ser Reconciliado con las Advertencias Contra la Apostasía

Otra objeción a la perseverancia es que ya que la Biblia está repleta de advertencias contra la apostasía y la incredulidad, el peligro de recaer no puede ser imaginario, sino debe ser bastante verdadero. Además, ¿no hay muchos ejemplos de creyentes que apostataron (por ejemplo, el Rey Saúl, Judas Iscariote, Himeneo, Alejandro, Fileto, y Demás)?

Que la Biblia está repleta de amonestaciones para obedecer y perseverar y las advertencias contra la apostasía no pueden ser negadas. Hay muchos de "si" pasajes. “Y dijo Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31). “Y también a vosotros, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente por las malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, mediante la muerte; para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de Él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído” (Col. 1:21-23). “Porque somos hechos participantes de Cristo, si retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza” (Hebreos 3:14; cf. Juan. 15:6, 7, 10, 14; Hebreos 2:1-3; 1 Corintios 15:1-2).

Jesús habló en cuanto a los que aguantan por sólo un rato (Mateo 13:21) y los que son infructuosos a causa del engaño de la riquezas (Mateo 13:22). El apóstol Pablo dijo: “No te enaltezcas, antes teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, mira, no sea que a ti tampoco te perdone. Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente en los que cayeron; mas la bondad para contigo, si permaneciereis en su bondad; pues de otra manera tú también serás cortado” (Romanos 11:21-22). Pablo dijo a Timoteo, “Milites por ellas la buena milicia; reteniendo la fe y buena conciencia, la cual desechando algunos, naufragaron en cuanto a la fe” (1 Timoteo 1:18-19). “Pero el Espíritu dice expresamente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1). En su segunda carta a Timoteo Pablo escribe: “Si sufrimos, también reinaremos con Él; si lo negáremos, Él también nos negará: Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo…Himeneo y Fileto…que se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección ya pasó, y trastornan la fe de algunos” (2 Timoteo 2:12, 13, 17, 18).

El autor de los Hebreos dio también advertencias severas. “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron la buena palabra de Dios, y los poderes del mundo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio” (Hebreos 6:4-6). “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por el pecado” (Hebreos 10:26). El autor habló de "la necesidad de la perseverancia" (10:30). Los israelitas que no perseveraron sino no creyeron y desobedecieron y así cayeron en el desierto son expuestos como una advertencia a la iglesia del nuevo pacto (cf. Hebreos 3:16-4:6; 1 Corintios 10:1-12). Después de la misma ilustración Pablo escribió: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12).

Pedro advirtió la iglesia del peligro de maestros falsos. “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus caminos perniciosos, y por causa de ellos el camino de la verdad será blasfemado” (2 Pedro 2:1-2). Pedro habló aún de los que escaparon las contaminaciones del mundo por el conocimiento de Cristo y entonces volvieron a sus caminos viejos de maldad. Él dice que hubiera sido mejor para ellos si nunca hubieran conocido el camino de justicia (2 Pedro 2:20-22).

El arminiano simplemente cita de entre estos y otros pasajes relacionados y dicen que es obvio que los creyentes pueden, y han, y si recaen de la fe. Pero si los cristianos verdaderos pueden recaer totalmente, ¿entonces no son contradichas muchas doctrinas sólidas (es decir, la expiación, la soberanía de Dios, la elección incondicional, la gracia irresistible, el amor de Dios para los elegidos, el pacto de la redención, etc.)? El arminian realmente no considera estas otras doctrinas un problema, porque ellos ya han torcido y los han pervertido para acomodarlos en su sistema—un sistema que exalta el libre albedrío del hombre como el último determinante de la salvación. ¿Qué de los numerosos pasajes que enseñan claramente que los creyentes verdaderos no pueden totalmente recaer? Los arminianos o ignoran estos pasajes o insisten que ellos deben ser armonizados con los pasajes que ellos reclaman enseñan que los creyentes verdaderos pueden apostatar y ir al infierno. Los pasajes de la preservación y de la perseverancia deben ser interpretados como si fueran ellos condicionados sobre el libre albedrío autónomo humano, aún aunque ellos aparecen incondicionales. En otras palabras, el sentido simple de los pasajes de la preservación y perseverancia deben de ser alterados para quedar en el paradigma arminiano.

Pero, el arminian se opondrá, ¿no altera el calvinista el significado claro de los pasajes que hablan de los cristianos que recaen? ¿No fuerza él estos pasajes en su sistema teológico? Antes de contestar la objeción del arminiano, unos pocos asuntos interpretativos deben ser considerados. Primero, uno debe considerar el hecho que la Escritura no puede contradecir la Escritura. La Biblia no puede enseñar que los creyentes verdaderos nunca pueden recaer totalmente y también enseñar que los cristianos genuinos pueden apostatar. Segundo, siempre que uno encuentra un pasaje difícil, o algunos pasajes que aparecen contradecir otros pasajes, uno debe utilizar los pasajes más claros para interpretar los que son menos claros. Terceramente, si hay pasajes que parecen contradecir otros pasajes, uno debe examinar otras doctrinas relacionadas para determinar cuál interpretación mejor armoniza con la Escritura en total.

Si estos procedimientos son seguidos, entonces uno debe aceptar la doctrina de la preservación de los santos y rechazar la noción arminiana que los creyentes verdaderos pueden recaer de la gracia. Primero, los pasajes que enseñan la preservación de los santos no podrían ser más claros. Cuándo Jesús dice que ninguno de Su pueblo puede perecer (Juan 6:39; 10:27-29), ¿cómo puede esto significar que algunos de Su pueblo perecerán? Los pasajes arminianos son explicados fácilmente. De hecho, la Escritura dice simplemente que los que apostatan de la fe realmente nunca fueron cristianos del comienzo (ve abajo). Segundo, si las ovejas verdaderas podría llegar a ser cabras e ir al infierno, entonces varias doctrinas cristianas cruciales están incorrecto. Aún la doctrina de la salvación solo por la gracia tendría que ser abandonada a favor de un método sinérgico de la salvación. El hombre tendría que preservarse por la obediencia evangélica.

Las Escrituras explican el recaer de los que profesan ser cristianos no en términos de cristianos verdaderos que pierden su salvación, sino como fe falsa o la incredulidad que llega a ser evidente. Juan escribió: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19). Juan dice que estos apostatas nunca fueron “de nosotros”. Ellos nunca fueron creyentes genuinos. Ellos nunca pertenecieron realmente a Cristo ni a la iglesia invisible. "La presencia de ellos en la iglesia visible fue temporaria, porque ellos fallaron en su perseverancia. Si ellos hubieran sido miembros de la iglesia invisible, ellos se fueran quedado con el cuerpo de los creyentes". 179 Juan dice también que los creyentes verdaderos tienen una unción del Espíritu Santo y así que no pueden ser engañados por herejías de perdición; ellos se quedarían en Cristo (1 Juan 2:21, 27).

Cuándo el autor de los Hebreos describió a los israelitas que apostataron en el desierto, quienes no entraron la tierra prometida a causa de la desobediencia (Hebreos 4:6), él dijo que la problema de ellos fue que no creyeron (Hebreos 3:19). En la parábola del sembrador (Mateo 13:32-23; Marcos 4:1-20) Jesús describió cuatro tipos de tierra en donde la semilla buena del evangelio cayó, pero fue sólo la tierra buena que produjo fruto. Sólo el corazón regenerado tuvo la fe verdadera que salva. Los otros tres tuvieron una fe falsa. Cuándo Pablo dijo que las ramas naturales del olivo fueron arrancadas (es decir Israel nacional), él dijo específicamente que ellos fueron arrancados a causa de la incredulidad (Romanos 11:20). Un estudio de los pasajes a menudo citados por los arminianos revela que los que apostataron tuvieron el beneficio de los privilegios externos del evangelio como miembros de la iglesia visible, pero ellos nunca fueron regenerados y nunca tuvieron una fe verdadera que salva. En ninguno de los pasajes que discuten apostatas dicen que ellos fueron regenerados, fueron justificados o fueron adoptados.

El calvinista nunca ha negado la posibilidad y la realidad de personas que apostatan y ser excomulgados de la iglesia visible, porque la iglesia visible es hecha de creyentes genuinos e hipócritas, de trigo y de cizaña, de ovejas y de cabras, de los elegidos y no elegidos. Hay muchas personas que profesan la fe en Cristo,  y son bautizadas, participan de la cena del Señor, se sientan abajo el predicar de la palabra, y reforman exteriormente sus vidas, pero al pasar el tiempo se demuestran a sí mismos ser hipócritas engañados de sí mismos. Este hecho frecuente, sin embargo, no prueba que los creyentes genuinos pueden recaer. Además, ya que nadie conoce el corazón humano, todos en la iglesia visible deben ser tratados como un creyente genuino hasta que se demuestre de otro modo.

Cuándo el apóstol Pedro discuta de maestros falsos que apostatan y vuelven al mundo, él no dice que Cristo quitó la culpa de sus pecados, sino que ellos por un tiempo se “escaparon de las contaminaciones del mundo” (2 Pedro 2:20). Eso es, ellos tuvieron una reformación externa de la conducta basada en lo que ellos sabían del evangelio. Pedro indica que estos maestros nunca realmente fueron regenerados. Él dice, “Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro volvió a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 Pedro 2:22). Un perro y un puerco actúan según su propia naturaleza. Uno puede lavar un puerco y limpiarlo, pero un puerco es un puerco. Volverá a revolcarse en el cieno—en la suciedad repugnante—porque eso es lo que los puercos hacen. Igualmente, las personas que apostatan, quienes vuelven a su estilo de vida anterior, demuestran que ellos nunca fueron regenerados por el Espíritu Santo porque sus naturalezas nunca fueron cambiadas. "Si podríamos ver los motivos verdaderos de sus corazones, descubriríamos que en ningún tiempo fueron ellos activados jamás por un amor verdadero de Dios. Ellos fueron todo este tiempo cabras, y no ovejas, lobos rapaces, y no corderos apacibles". 180

Quizás la Escritura más comúnmente utilizada por los arminianos para tratar de demostrar la apostasía de los creyentes genuinos es Hebreos 6:4-6. Aunque este es un pasaje difícil, una consideración breve de ella dentro de su contexto demostrará que no sostiene la posición del arminiano y contradice el resto de la Escritura. El problema con que el autor del libro de los Hebreos trataba era con judíos implicados quienes se unieron a la asamblea cristiana por un tiempo y luego volvieron al judaísmo farisaico. Ellos son dichos de a haber “crucificado de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio” (6:6). Por volver a la religión farisaica estos judíos repudiaron totalmente a Jesucristo; ellos se unieron con los que perseguían la iglesia—los líderes religiosos responsables del arresto, y el tormento y la ejecución de Cristo. Es digno de mención que el autor de Hebreos no se refiere a estos apostatas como “nosotros” ni aún como "ustedes," sino como "ésos". Note también que tan pronto como la sección que trata con estos apostatas termina, el escritor establece un contraste entre el verdadero y el falsificado: “Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores y que acompañan la salvación, aunque hablamos así” (v. 9). 181

Cuándo el autor dice que estos apostatas “una vez fueron iluminados” (v. 4), él significa simplemente que ellos habían sido instruidos en la doctrina del evangelio. Ellos tuvieron a lo más una comprensión intelectual del evangelio. Ellos “gustaron el don celestial” (v. 4). Gill escribió: "Gustar de ello, esta opuesto a comer su carne y beber su sangre, que es apropiado para creyentes verdaderos, quienes se alimentan de Él, internamente lo reciben, y son nutridos por él; mientras los hipócritas, y profesores formales, sólo se gustan de Él, tiene un conocimiento superficial de Él, y gustan [el sabor] por Él". 182 Esta interpretación llega a ser evidente cuando uno considera que estos apostatas judíos "recurrieron una vez más al sistema sacrificatoria viejo y así demostraron su falta de un fe cualquiera que salva y de una comprensión cualquiera verdadera del papel que el Señor Jesús había jugado como el Cordero de Dios". 183

Pero ¿que querría significar el autor cuando dijo, “...y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo” (v. 4)? Esto probablemente quiere decir que estos profesores tuvieron el beneficio de compartir en las obras milagrosas del Espíritu Santo comunes en los servicios de la iglesia durante la primera generación de creyentes. La palabra griega “participes” puede ser traducida “compartidores”. Estos profesores falsos vieron las sanidades, oyeron las profecías, etc. Pink escribió: "Debe ser indicado que la palabra griega para “participes” aquí es una diferente de aquella utilizada en Colosenses 1:12 y 2 Pedro 1:4, donde los cristianos verdaderos están en vista. La palabra aquí significa simplemente 'compañeros,' refiriéndose a lo que es externo antes que interno. ... Estos apostatas nunca habían sido “nacidos del Espíritu” (Juan 3:6), todavía mucho menos eran sus cuerpos Su “templos” (1 Corintios  6:19)." 184

Que el autor de los Hebreos en esta porción de Escritura no enseña que los cristianos verdaderos pueden recaer totalmente es también evidente de lo siguiente. Primero, se le dice a la iglesia que es imposible renovar a los que recaen que “sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio” (v. 6). Esto no puede referirse a cristianos que caen en pecados graves, porque el Nuevo Testamento da ejemplos de creyentes que cayeron y fueron restaurados (por ejemplo, Pedro, y el arrepentido corintenses, 2 Corintios 2:5-10). Se refiere a profesores que rechazan totalmente las doctrinas del cristianismo y así llaman a Cristo un mentiroso, un impostor. Si una persona fue un miembro de la iglesia, probó el sacramento, probó la palabra de Dios y entonces volvió al judaísmo, o Islam, o hinduismo, él estuviera poniendo a Cristo a una vergüenza abierta. ¿Puede un cristiano verdadero blasfemar a Jesús, escupir en Su rostro, y llamarle un impostor? ¡Ciertamente que no! Pablo escribió: “Nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús” (1 Corintios 12:3). "Llamarle anatema es de declarar y reconocer que Él fue crucificado justamente como una persona maldita, como una peste pública. Esto fue hecho por estas personas que repasaron a los judíos, en aprobación de lo que ellos habían hecho contra Él". 185

En segundo lugar, la ilustración al fin de la sección de la apostasía (Hebreos 6:7 ff.). confirma la interpretación que los apostatas nunca fueron creyentes genuinos. La lluvia que cae sobre la tierra es una manera figurativa de describir la palabra de Dios siendo enseñada a un grupo de personas. Estas personas tienen el beneficio de estar sentados bajo los medios de gracia. Pero entre los que oyen la palabra, hay dos respuestas muy diferentes. Un grupo de personas producen hierbas útiles (v. 7), mientras los otros producen espinos y abrojos “y su fin es el ser quemada” (v. 8). Jesús dijo, “Por sus frutos los conoceréis. ¿Se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así todo buen árbol da buenos frutos, mas el árbol malo da malos frutos. El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16-20). La razón algunas personas producen malos frutos es que ellos nunca fueron regenerados. Ellos son malos. “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6). Por el otro lado, los que son regenerados no puede producir fruta mala. “Todo aquel que es nacido de Dios, no peca, porque su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Juan 3:9).

Pero si los cristianos no pueden recaer ni pueden apostatar, ¿por qué hay tantas advertencias contra ello? 186 Aunque la Biblia enseña que Dios es fiel y preservará a Su pueblo, esto no significa que Dios lo hace así aparte del uso de causas secundarias. Las advertencias y las amenazas encontradas en el Nuevo Testamento son utilizadas por el Espíritu Santo para motivar a los creyentes a una diligencia más grande, a la vigilancia, al esfuerzo, y a la fidelidad hacia Dios. La perseverancia es una perseverancia en la santidad y la fe. Berkouwer escribe: "Porque lo que es admirable de las Escrituras es que los pasajes con respecto a la determinación de la fidelidad de Dios y los pasajes de las amonestaciones son inseparables. Nosotros no encontramos un solo pasaje que permitiría a nadie tomar la inmutabilidad de la gracia de Dios en Cristo dado por supuesto. ... La continuación de la gracia de Dios no puede ser asociada con tomar por sentado las cosa ni con pasividad". 187 "Nosotros creemos y oramos sabiendo que nuestra preservación depende enteramente sobre la fidelidad de pacto de Dios mientras, al mismo tiempo, esforzándonos y buscando detrás la santidad como si nuestra perseverancia dependiera enteramente en nuestra propia fidelidad al Señor". 188 Cuando un cristiano examina los pasajes que hablan de las consecuencias temerosas de rechazar a Cristo, los tormentos del lago del fuego, el día del juicio, y de los truenos de la ira de Dios sobre el malvado en la historia, él debía más diligente de hacer su llamamiento y la elección firmes (2 Pedro 1:10). Gill está de acuerdo: "Estas prohibiciones del pecado, y de los motivos a la santidad, son utilizados por el Espíritu de Dios para la perseverancia; y así que ellos son considerados por hombres buenos. Y sería absurdo e irracional juzgar de otro modo; porque ¿puede un hombre creer que él perseverará hasta al fin, y todavía consentir en el pecado, como si él fuera resuelto a no perseverar? y nada puede ser los más fuertes motivos a la santidad y la justicia, que las promesas absolutas e incondicionales de Dios a Su pueblo; y la certeza firme dada a ellos de ser los hijos de Dios, y los redimidos del Cordero". 189

Las advertencias para perseverar y obrar duramente en la santificación sirven muchos propósitos. Primero, ellas se presentan como condenaciones y advertencias explícitas a los que apostatan y son aislados de la iglesia visible. Le ha parecido a Dios de dar las advertencias especiales a los que profesan la religión verdadera y luego de apartarse de ella. Segundo, cuándo los creyentes verdaderos reinciden y caen en pecados graves, ellos debían de perder toda certeza de la salvación. Estos pasajes con respecto a la apostasía deben de golpear los corazones de todos los reincidentes con terror. Estos temores no sólo son utilizados para guardar a los creyentes de no recaer, pero ellas también sirven para traer a las ovejas extraviadas para atrás al rebaño. El tercero, estas amenazas son como un sargento sobre sus tropas, llamándolos a la diligencia durante un tiempo de gran guerra. La vida cristiana no es estática. Los ensayos, las tentaciones, las pruebas y las batallas de la vida necesitan tales exhortaciones sobrias. Cuarto, ellas es la llamada a la humildad y a la oración. Ya que Dios es quien capacita a Su pueblo a perseverar, uno es lanzado de continuo sobre Él y sobre Sus promesas. El hecho que los cristianos son prometidos éxito los debe de hacerlos lo más sobrios y diligentes.