LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS DE DIOS
(LA SALVACIÓN POR LA GRACIA CUMPLIDA)
HEBREOS 3:6,14
Por Pastor Bill Parker
Reign of Grace Media Ministries

Traducido por Lasaro Flores
Ministerio Todo De Gracia


    El pueblo de Dios sabe que toda la salvación, lo cual incluye nuestra preservación, perseverancia y la glorificación final, está condicionada en Cristo nuestro Fiador según a la promesa de Dios. Conocemos el único Dios verdadero quien hizo la promesa de la vida eterna condicionado en Cristo, y conocemos el único verdadero Cristo quien mereció por nosotros todo la gracia para aquí y toda la gloria después. Estamos plenamente persuadidos que lo que Dios ha prometido, ÉL PUEDE CUMPLIRLO. Nuestra confianza no está en nosotros, ni en nuestra obediencia, ni en nuestra confianza en el fruto del Espíritu y lo que el Espíritu Santo nos capacita para hacer. NUESTRA CONFIANZA ES EN DIOS NUESTRO SALVADOR, BASADO SOBRE LOS MÉRITOS DE LA SANGRE EXPIADORA Y LA JUSTICIA IMPUTADA DE CRISTO, APARTE DE CUALQUIER COSA HECHA POR, O HECHA EN, NOSOTROS.

    Somos animados y motivados por la certeza absoluta de la salvación condicionada solo en Cristo, la cual produce el amor verdadero y la lealtad a Cristo y a Su ovejas. Esto nos causa en deleitarnos y ser diligentes en obedecer a Dios de un espíritu de adopción y en el uso de todos los medios, los cuales Dios ha proveído para nuestra preservación. Esto nos trae a la doctrina bendita del Evangelio de LA PERSEVERANCIA DE LOS ESCOGIDOS DE DIOS. Esto nos enseña que si Dios ha escogido incondicionalmente y absolutamente a pecadores para vida eterna, y ha condicionado toda la salvación eterna de ellos sobre Su Hijo; y si Cristo, el Hijo se encarnó y cumplió toda condición para la salvación eterna de ellos; y si Dios el Espíritu Santo aplica efectivamente a todos ellos lo que Dios ha propuesto para ellos y todo lo que Cristo ha merecido para ellos, entonces estos sin faltar serán salvos y preservados para la gloria final. ELLOS NO PUEDEN APOSTATAR, PERDER LA SALVACIÓN, Y SER FINALMENTE Y TOTALMENTE PERDIDOS.

    Si Dios nos ha aceptado en Cristo el Amado, y hemos sido santificados y llamados por Su Espíritu, traídos de la condenación a la justificación y a la vida, entonces perseveramos y continuamos, y nunca podemos ser condenados otra vez o ser traídos de vuelta debajo de la ira justa de Dios. Siendo preservados por la gracia de Dios, basada en la justicia imputada de Cristo, perseveramos y continuamos por la fe hasta la glorificación final. La idea que un pecador justificado puede otra vez ser perdido, ser hecho injusto, viene de una ignorancia de la justicia imputada de Cristo, el único fundamento de la justificación; y la noción falsa que la salvación es condicionada en el pecador. Todos nosotros por la naturaleza sabiendo que el pecado en contra Dios nos trajo a nuestro estado perdido, creemos que la obediencia a Dios puede conseguir Su favor. Por lo tanto, pensando que la obediencia lo puede conseguir de nuevo, por la naturaleza pensamos que el pecado lo puede perder. Esta es la religión de obras, inspirada por Satanás para detener a los pecadores condenados. Tenemos que ver que todos quienes verdaderamente creen el Evangelio de Dios y verdaderamente reposan en Cristo para TODA la salvación creen esta bendita verdad de la perseverancia a la gloria final, y que es imposible en creer de otra manera si verdaderamente creemos la promesa de Dios de la salvación por la gracia, la salvación condicionado solo en Cristo.

I. EL CORAZÓN DE LA PERSEVERANCIA EN LA FE.

    Primero, tenemos que ver que la perseverancia es la perseverancia EN LA FE. La fe aquí es la fe de los escogidos de Dios. Esto habla de la fe que justifica y salva, la cual cree el Evangelio de Dios -- la promesa de Dios de la salvación eterna y la gloria final condicionada en Cristo y basada solo en Su justicia, según a la Palabra de Dios. La perseverancia en la fe es continuando en creer que Dios es fiel para salvarnos, guardarnos, bendecirnos, y traernos a la gloria basada en la justicia de Cristo. La fe salvadora ve que nuestra gloria final no está condicionada en nuestra perseverancia; por lo tanto, la fe salvadora cancela la perseverancia como siendo una condición de nuestra gloria final. El perseverar nuestro en la fe es una prueba, no una condición, de la certeza de nosotros siendo finalmente glorificados. Todas de los pasajes "si" en las Escrituras en cuanto a la gloria final del creyente, tales como Colosenses 1:23 y Hebreos 3:6,14 no enseñan que el creyente quedará salvo y será glorificado al fin si cumplen la condición de la perseverancia. Estos pasajes muestran que una de las pruebas principias de la salvación de ellos y de la certeza de la glorificación final de ellos es que ellos continúan esperando toda gracia y toda gloria basado en los méritos de Cristo. Esta es la esperanza en las cuales los creyentes permanecen.

    Aquí vemos que el corazón de la perseverancia es la certeza absoluta de la salvación eterna y la gloria final basado en la justicia de Cristo. Si estamos en Cristo por la imputación y por la fe, estamos "muertos al pecado" (Romanos 6:2) y "muertos a la ley" (Romanos 7:4). Esto quiere decir que estamos muertos a la culpa y a la contaminación del pecado. El pecado ya no puede traernos bajo la condenación porque Cristo hizo satisfacción a la justicia y la ley de Dios. Él ha quitado la culpa y la contaminación del pecado por hacer una expiación por todos nuestros pecados. Siendo muertos al pecado no tiene nada que ver con la conducta y el carácter nuestro. Todavía tenemos que luchar con la presencia, el poder, y la influencia del pecado en todo lo que hacemos. Pero el pecado ya no puede traernos atrás a bajo de la culpa y la condenación, ni nos puede contaminar de manera que obstruya nuestro acceso libre a Dios. Todo esto está basado en lo que Cristo ha hecho. En ser muertos a la ley quiere decir que la ley de Dios ya no puede maldecirnos porque ya no debemos una deuda a la ley. Cristo ha pagado esa deuda por completo, y la ley no puede demandar la obediencia de nosotros con los propósitos de salvarnos, guardarnos salvos, haciéndonos santos y aptos para la presencia de Dios, o para ser nuestra gloria final cierta. La ley demanda la obediencia y el amor de nosotros, pero no por estas razones. Ella demanda la obediencia y el amor como somos motivados por la certeza absoluta de la gloria final basada en la justicia de Cristo.

    Entonces, el corazón de la perseverancia en la fe es creyendo que somos ciertos para la gloria del cielo como si ya estábamos allí basados en los méritos de Cristo. Esto no es presunción porque no está basado en algo que hacemos o en algo que no hacemos. Está basado en lo que Cristo ha hecho. Esto quiere decir que los creyentes se han de ver a si mismos como completos en Cristo (completamente perdonados y disculpados, completamente aptos y calificados para la presencia de Dios, y completamente titulados para toda la herencia de gracia) (Colosenses 2:9-10) antes de tomar el primer paso en la obediencia y la perseverancia. Si tomamos cualquier paso en obediencia y perseverancia mientras pensando que nos hace más salvos, más aptos o más santos, o más ciertos para el cielo, entonces es todo legal y en contra la fe. Otra vez, debemos en perseverar en creyendo que toda nuestra salvación es cierta basada en la justicia de Cristo. Cualquiera persona que reclama de creer en Cristo, que reclama que la salvación suya es por gracia, pero quien cree que podemos perder esa salvación por pecar, no cree que la salvación es por gracia. Ellos creen en un sistema diestramente disfrazada de obras, y toda la perseverancia e obediencia de ellos es legal, obras muertes, fruto para muerte, porque es el resultado de la auto-justicia. Ellos niegan al Cristo verdadero (Gálatas 2:21; 5:1.3). Si hay la posibilidad de condenación, entonces nada de lo que hacemos puede ser de fe y ser agradable a Dios. Cualquiera seguridad de salvación que una persona tenga debajo de tales pensamientos es presunción porque no está basada en lo que Cristo solo cumplió. Otra vez, una persona solamente puede perseverar en la fe según esa persona ve el todo de la salvación completada y cumplida y cierta en Cristo.

II. LA PERSEVERANCIA CONSIDERADA EN DIVERSOS PUNTOS DE VERDAD.

    A. DE UNA CONSIDERACIÓN DEL CARÁCTER REDENTIVO DE DIOS -- Dios ha hecho una promesa en salvar y en glorificar a todos quienes vienen a Él para la vida eterna basada en la sangre y la justicia de Su Hijo. Él se ha comprometido (cada atributo de Su carácter) para cumplir esa promesa. Su gloria redentora es comprometida en esta salvación grande, y Él es fiel y poderoso para cumplir todo lo que Él ha prometido, incluyendo trayendo a Sus escogidos a la gloria final (Malaquías 3:6; Juan 10:27-30; Romanos 8:28-39; Filipenses 1:6; 2 Timoteo 1:12; 4:18; Judas 24). Dios persevera a Su pueblo por Su gracia soberana y libre.

    Nosotros quienes creemos el Evangelio, conocemos el Dios quien hizo la promesa, y conocemos el Cristo quien para nosotros mereció toda la gracia aquí y toda la gloria para después. Estamos plenamente persuadidos que lo que Dios ha prometido, Él puede cumplirlo. Romanos 4:20-22 -- La promesa de Dios a Abrahán era la salvación eterna condicionado en el Substituto de Abrahán, el Señor Jesucristo. Dios había prometido a Abrahán que Él justificaría al impío basado en los méritos de la obra entera de redención por Cristo de parte de Él, Y NO BASADO EN LAS OBRAS DE ABRAHÁN. Abrahán creyó la promesa de Dios, y todos los méritos de la obra entera de redención de Cristo, y Su justicia completa que sería establecida, era cargada a la cuenta de Abrahán. En creer que cualquiera a quien Dios había propuesto en salvar, por quienes Cristo murió, y a quienes el Espíritu Santo les ha aplicado los beneficios de la redención podrán perder esa vida, esa salvación, es negar el amor, el poder, y la fidelidad de Dios, y todos Sus atributos empeñados en el cumplimiento de Su promesa de salvación condicionado solo en Cristo. Es en llamar a Dios un mentiroso.

    B. DE UNA CONSIDERACIÓN DE LA OBRA DE REDENCIÓN DE CRISTO.

    Romanos 5:9-10,21; 8:30-34 -- Otra vez, cualquier noción que un creyente verdadero podrá en todo caso perder la salvación viene de la ignorancia de la Persona de Cristo y de Su justicia como el único fundamento de salvación. No son salvos los pecadores y guardados salvos basado en la obediencia de ellos, sino basado solamente sobre la obediencia y la muerte del Señor Jesucristo. SU JUSTICIA DEMANDA LA JUSTIFICACIÓN Y LA VIDA ETERNA DE CADA PECADOR QUIEN ÉL REPRESENTÓ, POR QUIENES ÉL MURIÓ. En creer que cualquier pecador por quien Cristo murió o en creer que cualquier pecador que es salvado puede perder su salvación es una denegación de ambos la Persona de Cristo y Su justicia. Por el otro lado, cualquier noción que un pecador justificado no puede perder su salvación que no sea basada en la justicia imputada de Cristo es auto-justicia y una salvación de obras. Por ejemplo, yo antes creía que "una vez salvo siempre salvo" cuando estaba ignorante del único fundamento de salvación. Lo que creía era que yo era salvo y guardado salvo basado en lo que yo pensaba lo que Espíritu Santo había hecho y estaba haciendo en mí en vez de lo que Cristo había hecho por mí. Esto es tan peligroso como decir abiertamente que un creyente puede perder su salvación.

    Cristo, y todos quienes Él representó, por quienes Él murió, son aceptados eternamente delante de Dios basado solamente sobre la satisfacción que Él hizo como nuestro Substituto. Él pagó la deuda de pecado por completo y aseguró por Su obediencia justa toda gracia para aquí y toda gloria para después por nosotros. Dios el Padre nos escogió y condicionó toda nuestra salvación y todo lo que incluye sobre Cristo, quien se encarnó y cumplió cada condición para que pudiéramos recibir y guardar para siempre la herencia eterna de gracia.

    Hebreos 2:17-18 -- Dios el Hijo se encarnó para fielmente cumplir Su deberes como nuestro Sumo Sacerdote. Él hizo y sufrió todo lo que Dios requería de nosotros para hacer reconciliación por nuestros pecados. Esta reconciliación es el cumplimiento actual de nuestra redención, la introducción actual de esa justicia que permitió a Dios en ser justo y el Justificador de los impíos. Cristo no se encarnó, padeció, y murió para hacer la salvación posible para aquellos quienes cumplen ciertas condiciones. Él vino a salvar a un pueblo, y cuando Él estableció esta justicia, la reconciliación era hecha por los pecados de ellos. POR LO TANTO, SU JUSTICIA DEMANDA LA JUSTIFICACIÓN Y LA VIDA ETERNA DE ELLOS, SEGÚN A LA JUSTICIA Y LEY ESTRICTA. Dios sería injusto en castigar eternamente aquellos por quienes Cristo ha sido castigado. Él es justo en salvarlos basado solo sobre la justicia de Cristo. CRISTO ES NUESTRO FIADOR para traernos a el estado de gracia Y a toda bendición del futuro. Y Dios ha excluido toda otra manera de salvarnos, de guardarnos salvos, y de bendecirnos.

    Los pecadores justificados son confortados por el poder y la grandeza de Cristo junto con SU amor y bondad. Él cumple TODOS los deberes suyos de nuestra parte. Si alguien ha de reclamar que Su compasión y amor por nosotros puede ser vuelto en enojo por causa de la frecuencia y la grandeza de nuestros pecados, lo cual es lo que dicen los que creen que podemos perder la salvación, mire al alternativo. ¿Qué podríamos hacer para pacificar Su enojo y ganar de nuevo Su favor? Todas nuestas justicias son "como trapos de inmudicia" (Isaías 64:6) cuando tiene que ver con el fundamento de salvación. Al mejor estado nuestro, somos como siervos inútiles. La reformación futura no pagará por los pecados pasados. El arrepentimiento no pagará por los pecados. Dios ha excluido toda expiación por el pecado excepto la sangre preciosa de Cristo, y todos otros caminos son legales y mercenarios, caminos auto-justos que niegan a Dios y a Cristo y se oponen a la gracia. No hay ningún otro alternativo que glorifica a Dios, exalta a Cristo, y quita toda basis de jactancia de los pecadores (Hebreos 10:18).

    C. DE UNA CONSIDERACIÓN DE LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO.

    Filipenses 1:6 -- La buena obra aquí es el nuevo nacimiento que incluye la regeneración y la conversión, inicialmente probado por la fe que justifica y el arrepentimiento de las obras muertas y la idolatría anterior. Es comenzada cuando el Espíritu Santo comunica una naturaleza nueva, la misma naturaleza de Cristo, y nos causa a creer la verdad de Dios. Nos convence de la imposibilidad de la salvación condicionada en el pecador, y de la salvación basada sobre cualquier otra cosa que la justicia imputada de Cristo. Es ejecutada o cumplida cuando somos traídos a la gloria final, cuando Cristo nos trae a si mismo en el cielo, y somos libertados para siempre de la presencia, el poder y la influencia del pecado. Si Dios es el Autor de esta obra, no fallará. Será cumplida..

    Efesios 1:13-14 -- Sellado quiere decir ser confirmados nuestros pensamientos por la certeza absoluta de la salvación condicionado solo en Cristo. La regeneración es un cambio sobrenatural y radical de la naturaleza interior, por la cual el alma es hecho vivo espiritualmente, y la vida nueva cual es ingerida es inmortal. La naturaleza del cambio que ocurre en la regeneración y la conversión es una garantía suficiente que la vida ingerida ha de ser permanente.

    Hebreos 11:15 -- Nos hemos arrepentido de la idolatría anterior y de las obras muertas, y vemos que solo la muerte eterna y la miseria para siempre es la porción de todos aquellos quienes o rehúsan o abandonan la promesa de Dios basada en la justicia imputada de Cristo. Gracias a Dios que también vemos que nuestro carácter y conducta son excluidos totalmente del fundamento de salvarnos, guardándonos salvos o aun recomendándonos a Dios. Nuestras buenas obras no hacen más salvos, y nuestros pecados no nos pueden traer atrás debajo de la ira de Dios (Romanos 6:14). Todas estas benditas verdades y más nos causan en amar a Cristo y confiarle más y más.

    1 Juan 2:19-20 -- Estos quienes tiene esta unción son aquellos en quienes Dios ha sido glorificado, quienes por la fe apelan la justicia de Dios como el único fundamento de salvación y se han arrepentido de las obras muertes y de la idolatría anterior. Ellos han tomado lados con Cristo, para la gloria de Dios, y con el pueblo de Dios encontra el mundo. Esto es nosotros siendo sellados como pecadores justificados por el Espíritu Santo derramando en nuestros corazones el amor de Dios, y nosotros recibiendo, como los hijos de Dios, no el espíritu de esclavitud sino el Espíritu de adopción y amor el cual el mundo no puede conocer. Esta  unción es probada por nosotros habiendo sido convencidos que Dios no justificará a un pecador basado en cualquier otra cosa que la justicia imputada de Cristo. Es esta uno de los medios como preservativo en contra nuestra apostasía. Habiendo sido sellado a la verdad, continuaremos y perseveraremos por la fe basado en la certeza absoluta de la salvación condicionada solo en Cristo.

    Compare esto con "salieron de nosotros". ¿Cómo pudieron estos salir? No eran convencidos que no había ninguna otra esperanza para los pecadores que los méritos de Cristo, aun aunque ellos mismos acordaban con la verdad y se habían separado por un tiempo. No se habían arrepentidos de las obras muertas y de la idolatría. Habían cambiado de doctrinas, pero no habían cambiado de dioses. Pero aquellos quienes tienen esta unción se han arrepentido de las obras muertes, y son co-herederos con Cristo y no tienen ninguna conexión con anticristo. No queremos ver nada con ídolos y no gritaremos paz a ninguno quien adora un dios que no puede salvar. Habiendo sido convencidos por Dios el Espíritu Santo, no podemos ser convencidos por la conciencia natural o por los engaños de Satanás.

    D. DE UNA CONSIDERACIÓN DEL ESTADO DEL CREYENTE.

    Romanos 6:14 -- Bajo la gracia quiere decir en ser justificado basado en una justicia que responde a las demandas de la justicia  y la ley de Dios. Por lo tanto, quiere decir que la salvación no está condicionada en el pecador quien por la naturaleza no tiene tal justicia, sino solo en Cristo quien la compró y ha proveído tal justicia. Cualquier pecador quien cree que la salvación está condicionada en si mismo está debajo de la ley, vacío de la justicia, debiendo una deuda a la ley la cual él no puede pagar. La ley lo maldice y demanda su muerte eterna. Cualquier pecador quien es justificado por la sangre y la justica de Cristo está bajo la gracia, y que no están debajo la ley, no pueden ser condenado por haber violado la ley de Dios. La ley no puede justificar algún pecador basado en la conducta y el carácter de ese pecador, pero la ley no puede condenar a algún pecador basado en la justicia imputada de Cristo. Así que, aquellos quienes son salvos están bajo la gracia y cualquier otro pecado no puede posiblemente causar que perezcan porque no son cargados a ellos (Romanos 8:33-34).

    Mientras cualquiera cree que puede ganar la salvación basada sobre los haceres o no haceres de ellos, basado sobre cualquier otra cosa en vez que la sangre y la justicia de Cristo, están debajo la ley. Mientras tanto que uno cree que puede perder la salvación basado sobre sus haceres y no haceres, están debajo la ley. Aquellos quienes han nacido de nuevo han sido justificados gratuitamente por Su gracia en Cristo, basado sobre Su justicia que es inmutable y perpetua. Ellos están debajo de la gracia y nunca puede ser traídos atrás bajo la ley. Si hoy están debajo la ley, siempre han estado debajo la ley, y bajo la ira de Dios. Una vez que la ira de Dios ha sido quitada por la sangre de Cristo, según la justicia y la ley estricta, esa ira nunca puede ser traída atrás, según la justicia y la ley. Esos nacidos de Dios, justificados por la justicia de Cristo no más pueden ser condenados que Cristo pueda ser condenado. Aquellos adoptados en Su familia, no más pueden perder de ser hijos que Cristo, quién es el Hijo de Dios por naturaleza, pueda perder en ser Hijo.

E. DE UNA CONSIDERACIÓN DE LA NATURALEZA DE LA OBEDIENCIA ACEPTABLE.

    Romanos 12:1 -- Cada exhortación para los pecadores justificados en obedecer a Dios y evitar el pecado está basada sobre la certeza absoluta de la salvación y la glorificación final condicionado solo en Cristo. Ya que toda obediencia aceptable es motivado por la certeza absoluta de la salvación condicionado en Cristo, y ya que la naturaleza misma de la fe salvadora es la plena expectación de salvación y todo lo que incluye como segura y cierta basado en la justicia imputada de Cristo, entonces tenemos que ver que cualquiera cosa que no sea de fe es pecado y no es agradable a Dios. Las buenas obras no son obras hechas por los pecadores justificados con el fin de salvarse a si mismos, ni para recibir bendiciones de Dios, ni para guardarse a si mismos salvos. Ellas son obras hechas basadas sobre el hecho que todas estas cosas ya han sido alcanzadas por la obediencia y la muerte del Señor Jesucristo. Por lo tanto, es la obediencia aceptable de la obediencia de un esclavo amante e inclinado, y no de un mercenario legal y desinclinado.

    Tenemos que ver que cualquier pecador que piensa que la salvación puede ser perdida, no puede servir a Dios aceptablemente o agradar a Dios (Romanos 8:7-8), porque toda su obediencia esta puntada en salvarse a si mismo y en guardarse salvo. Todavía él es un esclavo del pecado, todavía en la incredulidad, y bajo la esclavitud de la ley. Todos sus esfuerzos e intentos es fruto para muerte porque son motivados por un espíritu legal, y opuestos a la promesa de Dios en Cristo y, por lo tanto, a la misma gloria de Dios en la salvación. Dios no recibirá ni aceptará a ningún pecador basado en las obras muertes, así que aparte de la seguridad de la gloria final basada en la justicia imputada de Cristo, es imposible en agradar a Dios y servirle aceptablemente.

CONCLUSIÓN -- UNA PALABRA EN CUANTO A LA DUDA.

    Sabemos que los creyentes verdaderos pueden ser y son acosados con dudas y recelos, especialmente cuando nos vemos con tanto pecado remanente y auto-justicia y cuando confrontamos cosas en la providencia que no entendemos. Pero la cosa triste es que muchos quienes dicen que creen en la salvación por gracia promueven tales dudas y recelos como si eran evidencias de la humildad. No son. Nosotros quienes creemos el Evangelio debemos tratar con tales dudas y recelos como lo hiciéramos con cualquier otro pecado. Debemos de avergonzarnos de ellos y correr a Cristo y a la Palabra de Dios para la ayuda y el amparo. Es la obra de Dios el Espíritu Santo para establecer nuestras corazones con las certezas absolutas de la gracia de Dios en Cristo (Hebreos 13:9). Cuando Pablo, en consideración de la grandeza de su pecado en Romanos 7:14-25, afligido sobre su propia perversidad, no era para promover las dudas y los recelos en cuanto de su salvación. Acuérdense qué rápido escribió -- "Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" Romanos 8:1). Su punto entero era que nosotros como pecadores justificados siempre estamos dependientes sobre la gracia de Dios en Cristo. Siempre estamos en necesidad de la justicia y la sangre de Cristo para toda nuestra salvación, y nunca podemos tener alguna confianza en la carne. Siempre debemos decir con el escritor del himno --

"Mi esperanza esta edifica en nada menos, que la Justicia y Sangre de Jesús;
No me atrevo en confiar en la forma más dulce, sino apoyarme total en el nombre de Jesús.
Sobre Cristo, la Roca Sólida, estoy firme; todo otro fundamento es arena que se hunde.
(
Traducido de la 1ra. estrofa de The Solid Rock)

    Cuando nosotros los creyentes nos hallamos en las dudas y los recelos, es porque nos estamos mirando a nosotros mismos, y no a Cristo. La perseverancia verdadera nos muestra que nunca debemos de quitar nuestros ojos de Cristo. Tenemos que regocijarnos solo en Él y tener confianza en Dios nuestro Salvador. Tenemos que reconocer que "si fuéremos infieles, él permanece fiel: no se puede negar á sí mismo" (2 Timoteo 2:13). Esto es porque la confesión y la lema del creyente en la perseverancia es -- "Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Gálatas 6:14).