LA GRACIA INVENCIBLE
(LA GRACIA DE DIOS APLICADA SOBERANAMENTE)
Efesios 2:1-6

Por Pastor Bill Parker
De Reign of Grace Media Ministries

Traducido por Lasaro Flores
Ministerio Todo De Gracia


    La gracia eficaz, irresistible, invisible, o el llamamiento eficaz, es el hecho bendito que todos a quienes Dios ha predestinado para vida, a todos a quienes Él ha escogido desde el principio por la elección Divina, y todos por quienes Cristo obedeció la ley y murió en la cruz, haciendo la expiación por ellos, tienen que al tiempo ser traídos de la condenación a un estado bendito de justificación y de salvación. Cuando hablamos del llamamiento eficaz, estamos hablando de la obra del Espíritu Santo EN los escogidos de Dios en donde Él aplica soberanamente la gran salvación que Dios propuso antes del tiempo y Cristo compró en tiempo para el pecador. Lo que los escogidos de Dios ya poseen en la persona de Cristo, como Él por si mismo ganó toda gracia y toda gloria para ellos, es aplicada soberanamente a sus personas, en cada y toda generación, con el tiempo. La aplicación de la salvación a sus personas es llamado el nuevo nacimiento que incluye: (1) La Regeneración, o el vivificar por el Espíritu Santo, en donde Él da la vida espiritual a un pecador muerto espiritualmente, y (2) la Conversión, por lo cual el Espíritu Santo mediante la predicación del Evangelio trae a ese pecador a una fe salvadora y a un arrepentimiento piamente verdadera. La regeneración y la conversión son siempre juntas. Donde el Espíritu da vida, Él siempre da la fe y el arrepentimiento. Este es el llamamiento eficaz e invencible del Espíritu Santo.

    Hay dos cosas importantes que tenemos que entender acercas de la obra del Espíritu Santo en los escogidos de Dios. (1) Toda la obra del Espíritu Santo EN un pecador es el efecto y el fruto de la obra de Cristo PARA el pecador. En otras palabras, la obra de Cristo, Su justicia, es el único fundamento de salvación. Nada de la obra del Espíritu Santo EN un pecador forma alguna parte del fundamento de salvación. La obra del Espíritu Santo EN un pecador es tan necesaria para la salvación como la obra de Cristo PARA el pecador, pero no por la misma razón. La obra de Cristo es el fundamento de salvación. La obra del Espíritu Santo en un pecador es el efecto y el fruto. Esto es importante porque es necesario que Cristo como el Mediador entre Dios y los hombres tenga la pre-eminencia en la salvación. El Dios trino es glorificado en la salvación de pecadores basado en los méritos solo de Cristo. Sin la obra de Cristo PARA los pecadores, no hubiera ninguna obra del Espíritu EN los pecadores (Juan 16:7; 1 Corintios 15:14-19). También considera que la obra principal del Espíritu Santo EN los pecadores es en puntarlos a Cristo y causarlos a valuar Su obra para ellos (Juan 16:13-114).

    (2) Otra cosa que recordar es que esta obra del Espíritu Santo EN los pecadores no es llamada invencible o irresistible porque el Espíritu Santo nos fuerza en venir a Cristo en contra nuestra voluntad. Es verdad que aparte de la obra del Espíritu Santo nunca escogiéramos en venir a Cristo para salvación. Si dejados a nosotros mismos siempre escogiéramos nuestro propio camino y perecíamos, pero Dios el Espíritu Santo en la salvación, en la conversión verdadera, cambia nuestras voluntades. Dios nos hace dispuestos en el día de Su poder (Salmo 110:3), y Él lo hace con usar Su verdad en el Evangelio para iluminarnos y enseñarnos y convencernos que no hay ninguna esperanza de salvación afuera de la gracia soberana y libre de Dios en Cristo (Juan 6:45; 16:8-11.

    Este llamamiento invencible e eficaz es la obra de Dios el Espíritu Santo por el cual nos convence de pecado (la imposibilidad absoluta de la salvación condicionado en el pecador) por medio de la predicación del Evangelio, ilumina nuestras mentes en el conocimiento de Dios en Cristo (como Él puede ser justo en justificar el impío basado en la justicia imputada de Cristo), y saca nuestras voluntades e afectos hacía Dios como ambos un Dios justo y un Salvador en Cristo. El Espíritu Santo nos persuade y nos capacita para abrazar a Cristo por la fe y argüir solo Su justicia como el único fundamento de salvación, ofrecido gratuitamente a nosotros en el Evangelio.

    Esto es absolutamente necesario porque todos nosotros por naturaleza estamos conectados espiritualmente a Satanás y en nuestras mentes totalmente opuestos a Dios siendo glorificado en la salvación condicionado solo en Cristo. Todos nosotros por naturaleza creemos que la salvación está condicionado en el pecador, y nos vamos por todos rumbos tratando en establecer una justicia de nosotros mismos (Efesios 2:1-3). Esto es el producto de los poderes de Satanás y las tinieblas, la auta-justicia, el auto-amor y la soberbia que hemos heredado de nuestro padre natural Adán. Por lo tanto, es NECESARIO de NACER OTRA VEZ del Espíritu Santo por medio de la Palabra de Dios (Juan 3:3,5).

    Dios tiene que hacer lo recto, y así como el pecado de Adán es imputado y su naturaleza caída es comunicada a cada uno a quien él representaba en cada generación, cuando nacemos por la generación natural, aun así la justicia de Cristo es imputada y Su misma naturaleza es comunicada a cada y a todos quienes Él representaba en cada generación sucesiva, cuando nacemos otra vez por la regeneración y la conversión. Así como el pecado de nuestro representante Adán hundió a todos a quienes él representaba en la culpabilidad, la depravación total y todos los particulares envueltos en este estado, lo mismo así, la justicia de nuestro Representante Cristo Jesús demanda que cada uno quien Él representaba sea hecho participante de toda la gracia aquí y toda la gloria después. El pecado de Adán asegura que seamos hechos participantes de la muerte espiritual, y la justicia de Cristo asegura que todos los escogidos sean hechos participantes de la vida espiritual (Efesios 2:4-5; Juan 6:37,44-45; 10:26; Romanos 8:28-30). Considera la verdad grande del Evangelio de la gracia invencible en la luz de lo siguiente:

I. PROPUESTO ANTES DEL TIEMPO, CUMPLIDO Y APLICADO CON EL TIEMPO.

    A. Todo lo que Dios propone antes del tiempo tiene que tener su cumplimiento con el tiempo. Cristo es el CORDERO INMOLADO DESDE EL FUNDAMENTO DEL MUNDO en el pensamiento y propósito de Dios. Para que la salvación sea obtenida y completada, esto tiene que venir acabo con el tiempo según la voluntad del Padre en la Persona propia de Cristo como Dios el Hijo encarnado. Este evento actual era siempre seguro y cierto, no obstante, tenía que tener su cumplimiento con el tiempo en la cruz del Calvario.

    Gálatas 4:4-5 -- Con el tiempo Cristo vino, siendo hecho de una mujer, bajo la ley, y nuestros pecados fueron IMPUTADOS a Cristo quien fue a la cruz y pagó nuestra deuda y perfectamente satisfizo la ley y la justicia en nuestro lugar. Jeremías le llama JEHOVÁ JUSTICIA NUESTRA. Con el tiempo, Cristo vino y actualmente estableció esa justicia. Daniel dijo que el Mesías había de venir y hacer fin del pecado por la satisfacción y estableciendo esa justicia. Cristo vino y hizo lo que era propuesto que Él hiciera antes de la fundación del mundo. Ambos Jeremías y Daniel, por ejemplo, eran salvos basado en aquella expiación que todavía había de ser cumplida con el tiempo.

    Para que Dios sea justo y castigue a Cristo por nuestros pecados, los pecados tiene que ser actualmente imputados a Él. ÉL TENÍA QUE SER HECHO PECADO (2 Corintios 5:21a). Él ya era hecho pecado en el pensamiento y propósito de Dios, pero todavía no era en Su propia Persona como Dios el Hijo encarnado. Él era puesto desde la eternidad como Dios el Hijo encarnado, el Cordero inmolado desde la fundación del mundo, pero todavía no había actualmente tomado en unión con Su Persona Divina aquella humanidad perfecta e impecable formada por el Espíritu. En el pensamiento y el propósito de Dios, Cristo siempre era UNO CON LOS ELEGIDOS en la vista de la justicia y la ley de Dios POR REPRESENTACIÓN, pero era necesario que Él fuera hecho UNO con nosotros POR LA IMPUTACIÓN. Así que Cristo en la eternidad pasada se hizo un participante de nuestra naturaleza en el pensamiento y el propósito de Dios CON UNA VISTA HACIA Su encarnación y en hacerse un participante de nuestro pecado y culpa por la imputación. Cuando esto vino acabo con el tiempo, hubo una muerte actual, una separación actual de el Padre y de el Hijo, una expiación actual, una justicia establecida, todo en cumplimiento del propósito eterno de gracia de Dios para glorificarse en la salvación.

    B. Se puede decir que TODOS de los escogidos de Dios en cada generación son salvos en la Persona de Cristo, el Representante de ellos, pero todavía no en sus propias personas HASTA LA REGENERACIÓN Y CONVERSIÓN (salvación). Efesios 2:6 declara que ya estamos sentados en los celestiales en Cristo Jesús, no en nuestras propias personas, sino en la Persona de nuestro Representante. Cristo, por el decreto de Dios el Padre, ha ejecutado y satisfecho todas las condiciones de la salvación de Sus elegidos para que ciertamente podamos gozarnos de toda la gracia y gloria preparada y prometida en el camino y la manera determinado por Dios.

    Cristo actualmente nos libró de la maldición de la ley por haber sido hecho una maldición por nosotros 2000 años pasados. Él nos purgó de nuestros pecados de sí mismo. Él perfeccionó para siempre a los elegidos de Dios por Su una ofrenda como el Representante, el Fiador, y el Substituto de ellos. Cristo solo satisfizo todas las demandas de la justicia y de la ley de Dios por lo cual estableciendo una perfecta justicia inmutable para cualquiera y cada uno de los escogidos de Dios 2000 años pasados. Cualquiera y cada uno de los elegidos de Dios eran, en aquel tiempo, actualmente intitulados a todas las bendiciones espirituales en ser comunicadas y derramadas gratuitamente a nosotros, en el tiempo y de la manera de Dios, sin ninguna dependencia sobre alguna condición de ser hecha por nosotros. Por eso es por que la reconciliación, la justificación y toda la salvación nuestra son consideradas en las Escrituras como cosas actualmente hechas  y cumplidas en la muerte de Cristo. No es como si todos los elegidos de Dios eran actualmente justificados y salvados en sus propias personas en ese tiempo. Casi todos todavía no habían nacido, pero por causa de la certeza absoluta de nuestra conversión y regeneración con el tiempo, se habla de ello como si ya se había cumplido.

    Siempre tenga en mente los principios vitales de la imputación y de la representación, y nunca pierda la distinción entre Cristo como el Representante y la Cabeza y de los quienes Él representa. Sabemos que todos nosotros pecamos en Adán, y por lo tanto, todo nosotros venimos a ser culpables, corrompidos, y condenados en nuestro representante Adán, pero todavía no en nuestras personas individuales hasta cuando por la generación natural y la imputación venimos a serlo personalmente. Cuando con el tiempo somos nacidos en este mundo por la generación natural, somos nacidos en el pecado, y en un estado de ira y de condenación, culpables y corrompidos por la representación y la imputación. En la misma manera todos de los escogidos de Dios fueron limpiados del pecado y justificados en Cristo nuestro Representante, aunque no en nuestras propias personas individuales hasta por la conversión, la regeneración, y la imputación venimos a ser participantes actuales de la justicia imputada, el Espíritu, y la naturaleza de Cristo. Esta es la comunicación y la aplicación de la gracia. ¡ESTA ES LA GRACIA IRRESISTIBLE E EFICAZ!

II. EN EL NUEVO NACIMIENTO, COMÚN A TODOS LOS CREYENTES VERDADEROS.

    A. LA CONVERSIÓN DE PABLO, UN MODELO (Gálatas 1:15-16; 1 Timoteo 1:15-16) -- Sabemos que los detalles de la conversión de cada persona pueden ser diferentes en los próceres de las circunstancias y situaciones temporales, pero el proceso y las salidas son las mismas para todos del pueblo de Dios. Considere al apóstol Pablo como un ejemplo. Antes de su regeneración y conversión, antes que naciera de nuevo, antes de la fe que justifica y el arrepentimiento de las obras muertas, él era un siervo sucio y culpable del pecado, un miembro de la familia espiritual de Satanás, enajenado de Dios, y todos sus esfuerzos a la religión y la moralidad eran obras muertas y fruto para muerte. Aun en este tiempo él ya era salvo en la mente y en el propósito de Dios, pero no todavía en su propia persona. Sus pecados ya eran limpiados, apartados, y ya era perfeccionado para siempre en la Persona de Cristo su Representante, pero ciertamente todavía no en su propia persona. La justicia había sido establecida para él, pero todavía la justicia no había sido imputada a él. Todas las bendiciones espirituales habían sido aseguradas para él, pero todavía ningunas habían sido comunicadas a él. Cristo su Representante había comprado para él toda la gracia para aquí y toda la gloria para después, pero todavía no había sido hecho participante de nada de esto en su propia persona. Él era justo y santo, limpiado y justificado en la Persona de Cristo su Fiador, pero él era culpable y sucio, y condenado y debajo del poder de las tinieblas en su propia persona, ANTES DE LA REGENERACIÓN Y LA CONVERSIÓN, Y ANTES DE LA SALVACIÓN.

    Podemos notar que aun antes de la conversión actual de Pablo, él, como todos de los escogidos de Dios, eran bendecidos de Dios en maneras providenciales y temporales. Dios había determinado desde antes de la fundación del mundo en traer a este hombre a un punto del tiempo cuando él sería salvo, y nacer de nuevo. Pero antes de su conversión, Pablo atribuía todos sus bendiciones providenciales y temporales a un dios de su imaginación, no al Dios vivo y verdadero. Esta es la experiencia de todos de los escogidos de Dios. Podemos mirar hacia atrás a nuestras vidas y ver muchas veces cuando Dios nos preservó y nos bendijo físicamente y temporalmente, pero antes de venir a la fe en Cristo y al arrepentimiento verdadero, lo atribuíamos todo a un dios falso, un dios que no puede salvar.

    Pablo era limpiado y hecho justo y santo en su propia persona cuando en la conversión verdadera, la cual incluye la regeneración , la fe y el arrepentimiento, él fue hecho un participante actual de la justicia, el espíritu, y la naturaleza de Cristo. Antes de creer, antes de la fe que justifica, Pable no era limpio en su propia persona. Él era sucio y no tenía comunión con Dios. Acuérdense, la ira de Dios reposa sobre todos los que no creen en el Hijo de Dios (Juan 3:18,36), y la ira de Dios no puede reposar donde el pecado ha sido limpiado. Un incrédulo no es limpiado, lavado, justificado y ni tampoco es un participante de alguna gracia o gloria en su propia persona, aunque como Saúl de Tarsos, lo puede ser en la persona de Cristo, su Representante. Y si lo es, entonces con el tiempo él, por el poder del Espíritu de Dios, oirá y creerá al Evangelio. La fe justificadora y el arrepentimiento de la idolatría anterior y de las obras muertas es la evidencia de la elección y que Cristo representó y hizo expiación por los pecados de esa persona.

    B. Todos nosotros somos nacidos debajo del pacto de obras, debajo de la ley, debiendo una deuda a la justicia y la ley de Dios. Hay una paso actual en el tiempo entre el pacto de obras en el cual somos nacidos por naturaleza, y el pacto de gracia, el cual es el NUEVO NACIMIENTO por el Espíritu Santo de Dios. Los escogidos de Dios tienen que con el tiempo ser hechos uno con Cristo por la IMPUTACIÓN de Su justicia a ellos (2 Corintios 5:21b) y en la REGENERACIÓN, en donde venimos a ser participantes actuales de Su naturaleza y Su espíritu, aquel principio poderoso de santidad que nos capacita para recibir a Él y a Su justicia por la FE y para arrepentirnos de las obras muertes y la idolatría anterior. La justicia sola demanda la justificación y la vida según a la promesa de Dios y consistente con la ley estricta y la justicia inflexible; y hasta cuando vengamos a ser participantes actuales de la justicia de Cristo por la imputación y la fe, es imposible para que un Dios santo nos justifique y nos reciba en Su comunión en nuestras propias personas. Solo aquellos quienes reciben el don de la justicia reinarán en la vida por Jesucristo. Hasta que seamos unidos a Cristo por la fe mediante la predicación del Evangelio, permanecemos culpables, sucios y debajo de la ira en nuestras propias personas, y perdidos.

    C. Tito 3:4 -- Esta es la manifestación del amor y de la bondad de Dios a nosotros PERSONALMENTE en una manera especial por Su Espíritu. La gracia de Dios, el amor de Cristo, se nos APARECIÓ cuando fuimos iluminados al Evangelio de Dios de salvación condicionado en Cristo, donde Su justicia es revelada (2 Corintios 4:6). Esto no se opone al propósito de Dios antes del tiempo, ni a la compra de Cristo con el tiempo. Pablo busca en magnificar la gracia de Dios en nuestra conversión. Aquí, Dios se revela a si mismo en una manera determinada a Sus escogidos como ambos un DIOS JUSTO Y UN SALVADOR basado en la sangre y la justicia imputada de Cristo (Isaías 45:21-22,24-25). ¿Quién es mandado que mire y sea salvo? ¿Aquellos que ya son salvos? ¡NO! Los idólatras activos son mandados que miren y sean salvos, y que se arrepienten de su idolatría. ¿Sobre que fundamento han de buscar la salvación? En la justicia imputada de Cristo como revelada en el Evangelio.

    Tito 3:5 -- ¿Qué es el NUEVO NACIMIENTO? ¿Qué es lo que actualmente ocurre en un pecador cuando nace de arriba por el Espíritu de Dios? Pablo nos dice. El pecador es REGENERADO (dado vida o avivado) y RENOVADO (convertido en novedad de vida) (Romanos 6:17-18; 7:4-6). El Agente en el nuevo nacimiento es el Espíritu Santo quien nos hace participantes actuales de la misma naturaleza de Cristo (Su espíritu, Su justicia), y el instrumento es el Evangelio por el cual nuestros corazones son purificados por la fe  y nuestras conciencias son limpiadas por la sangre de Cristo. El Espíritu Santo comunica un principio nuevo y santo en nuestros corazones, y la naturaleza idéntica de Cristo, y ilumina nuestros pensamientos a la gloria de Dios como revelada en la promesa de salvación condicionada sobre Cristo, y somos traídos de la muerte a vida. Dios el Padre actualmente ha imputado la misma justicia de Cristo a cada uno de Sus escogidos en cada generación sucesiva. El Espíritu Santo les comunica la vida nueva a ellos y renueva sus pensamientos con la verdad del Evangelio, vence los prejuicios naturales de ellos, y los trae a la fe en Cristo y al arrepentimiento de las obras muertes. Ahora, estas cosas acontecen como Dios lo ha ordenado desde el principio, y nunca son separadas según las Escrituras. Pueden ser distinguidas pero nunca separadas. Donde hay la imputación de la justicia, allí hay la regeneración y la conversión. Donde hay la fe, allí hay la vida (Juan 6:54).

    D. La salvación no es solamente una cosa determinada y resuelta en el pensamiento y el propósito de Dios, pero es cumplida completamente e actualmente por la expiación de Cristo (Tito 3:6), y en la aplicación actual de ella es hecha con el tiempo a los escogidos en la regeneración y conversión. ESTE ES EL PASO ABIERTO A EL ESTADO DE GRACIA, Y SIN ELLA NO HAY ENTRADA A LA GRACIA Y A LA GLORIA. Acuérdense, hay una conexión vital irrompible entre el propósito de Dios de elección como la causa de salvación, y la obra de Cristo por nosotros como el fundamento de salvación, y la obra del Espíritu Santo en nosotros para aplicar la salvación.

    Efesios 2:1-5 -- Nosotros estábamos muertos espiritualmente y condenados en la persona de Adán nuestro representante, pero no en nuestras propias personas hasta que nacimos por la generación natural. Nosotros estamos vivos espiritualmente, limpiados del pecado, redimidos, y aun glorificado en la Persona de Cristo nuestro Fiador, pero no en nuestras personas hasta que pasamos de esta vida a la siguiente (Romanos 8:30; Efesios 2:6). La aplicación de la salvación a nuestras propias personas, por la cual somos en este mundo hechos participantes actuales de la justificación y la vida, es tan cierta y segura como la muerte de Cristo en el Calvario. Esta aplicación es el llamamiento eficaz de Dios el Espíritu Santo mediante la predicación del Evangelio de Dios. Dios el Espíritu Santo es el Agente soberano quien da vida a los pecadores que están muertos espiritualmente, y el Evangelio predicado, y oído y entendido son los medios, es saber, el mismo poder de Dios para salvación (Romanos 1:16-17) por el cual Él llama y convierte el pueblo de Dios (2 Tesalonicenses 2:13-14; 1 Pedro 1:23-24; Santiago 1:18). Aquí vemos que la verdad de la gracia irresistible no cierra a ningún pecador fuera del reino de Dios. Los pecadores mismos son los que se excluyen a si mismos en rechazando de creer estas verdades que honran al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Los pecadores rehúsan en creer estas verdades que excluyen todas ocasiones y causas de jactancia en si mismos (1 Corintios 1:29-31).

III. NUESTRA RESPONSABILIDAD EN PREDICAR Y OÍR.

    A. Entonces, alguien podrá objetar, "¿Para qué predicar?, o, ¿para qué escuchar?, o, ¿para qué evangelizar?, o, ¿para qué enviar misioneros? No sabemos quienes son los escogidos de Dios, o si Cristo murió por ellos, o si el Espíritu Santo les dará vida y los llamará?" Tenemos que ver que en todas las cosas las cosas secretas son del Señor, pero las cosas reveladas nos pertenecen a nosotros (Deuteronomio 29:29). Dios, para Su gloria, ha mandado a Su pueblo a predicar el Evangelio sin excepción y mostrar a los pecadores la responsabilidad de ellos en creer y de arrepentirse. El evangelismo no es motivado por lo que no sabemos. ¡Es motivado por lo que si sabemos! Sabemos que el Evangelio predicado no tendrá ningún efecto para salvar a ningún pecador aparte del llamamiento eficaz del Espíritu Santo. Sabemos que cualquier pecador que cree el Evangelio de Dios para salvación, es debido al poder de Dios en afectar ese gran cambio. Pero también sabemos que Dios usa medios para salvar a Sus escogidos, y nosotros somos responsables para usar los medios para Su gloria y para nuestro bien.

    Sabemos que los medios serán usados en cada instante de la aplicación de salvación a los escogidos de Dios. Sabemos que los escogidos de Dios oirán y creerán la verdad de Dios. Sabemos que todos sin excepción son mandados en creerlo y buscar la justificación y la vida basada sobre la justicia imputada de Cristo. Sabemos que todos son prohibidos en buscar la salvación de cualquier otra manera sobre cualquier otro fundamento. Sabemos que todos sin excepción son responsables en creer la promesa de Dios de salvación condicionada en Cristo -- EL QUE CREE SERÁ SALVO, Y EL QUE NO CREE SERÁ CONDENADO. Dios usa medios, y nosotros somos mandados y animados en ser diligentes en usar los medios (Isaías 55:6-7). Muchos quienes pretenden en creer las doctrinas de gracia excusan su predicación indistinta  e ambiguo en reclamar que si algunos de sus oidores son de los escogidos de Dios, ellos oirán y creerán. Esto no es nada más que una persona buscando en quitar la ofensa de la cruz bajo la apariencia de exaltar la soberanía de Dios. Debemos de hacer nuestra predicación clara y distinta y definitiva para que los pecadores, aunque creen o no, sepan exactamente lo que creemos y lo que dice la Palabra de Dios (1 Corintios 14:8). Esta es nuestra responsabilidad.

    B. Sabemos que ESTA PROMESA DEL EVANGELIO ES SEGURA Y CIERTA PARA TODA LA SIMIENTE (todos los escogidos de Dios), y es hecha cierta por medio de la fe, creyendo la promesa de Dios de salvación condicionado en Cristo (Romanos 4:16). Hay muchas cosas que no sabemos y no tenemos ninguna promesa o la seguridad de Dios en cuanto a los resultados de ellas. Por ejemplo, si te enfermas y necesitas una operación, tu no sabes que estando debajo de la anestesia has de despertar. Tú no tienes ninguna promesa de Dios en cuanto a la certeza de la vida y la salud física, pero esto no e quita en buscar y usar los medios. ¿Por que? Porque tu vida física es preciosa para ti.

    ¡En la vida y salvación eterna sí tenemos una promesa cierta y segura de Dios BASADA EN SU FIDELIDAD PARA CUMPLIR SU PROMESA DE SALVACIÓN CONDICIONADO SOLO EN CRISTO! Debemos en decir a los pecadores que DIOS JUSTIFICARÁ A LOS IMPÍOS, AUN A ELLOS, BASADO EN LA JUSTICIA IMPUTADA DE CRISTO SOLO. Ahora, todos son mandados en buscar detrás, y usar, los medios para obtener la vida eterna.

    B. También sabemos que es lo que impide a los pecadores de los medios y en condenación. Juan 3:18-20 -- La única cosa que retiene a un pecador en el estado de condenación es el principio pecaminoso del auto-amor, y la auto-justicia y la soberbia religiosa que los causa a rechazar en admitir, y arrepentirse, de la idolatría anterior y de las obras muertas. Estos principios pecaminosos causa al pecador en insistir en una salvación basada en algo más que la justicia imputada de Cristo. En el llamamiento invisible, Dios el Espíritu Santo convence a aquellos a quienes Cristo redimió de la imposibilidad total  de ser salvos basado en cualquier otra cosa además de la justicia imputada de Cristo, y Él les revela que Dios es glorificado en la salvación de ellos condicionado solo en Cristo. Esto los hace dispuestos para ser salvos y ser guardados salvos solo por la gracia.