DEPRAVACIÓN TOTAL
(POR QUÉ NECESITAMOS SALVACIÓN POR GRACIA)
Romanos 3:10-20
Por Pastor Bill Parker
Reign Of Grace Media Ministries
Traducido Por Lázaro Flores
MINISTERIO TODO DE GRACIA

    Vamos a estudiar la doctrina evangélica de la DEPRAVACIÓN TOTAL, que en veces se refiere como el primer punto en las cinco doctrinas principias del "Calvinismo". Es en veces identificado por la "T" en el acróstico "TULIP". Quizás en particular no nos gustará algunos de estos letreros porque tantas gente tienen serios conceptos equivocados acercas de ellas. Muchos de estos conceptos equivocados son promovidos por la ignorancia y confusión de algunos quienes dicen ser Calvinistas y en creer el "TULIP". Nosotros no demandamos en creer y en seguir todo lo que Juan Calvino, el reformador francés creía, y ciertamente no somos Calvinistas según las definiciones erróneas del Calvinismo. Casi mucha gente piensa del Calvinismo como el fatalismo que promueve a Dios como un tirano monstruo y al hombre como un robot sin pensamiento quien no tiene ninguna libertad para escoger lo que quiere y que no tiene ninguna responsabilidad por sus acciones que escoge. Pero esto no es lo que Juan Calvino creía, y no es lo que creemos. Nosotros si creemos las doctrinas Bíblicas, las Doctrinas Evangélicas, de la gracia soberana de Dios que fueron condensadas y sumadas en el siglo 17 en las cinco doctrinas las cuales Calvino y los reformadores creían porque eran enseñadas en la Biblia y por los apóstoles. O sea que los llame el "Calvinismo", o "TULIP", o simplemente, como prefiero, Doctrinas Evangélicas, no importa. La verdad Biblica de estas doctrinas es el asunto.

    También ha de ser notado que el propósito de este mensaje no es para presentar alta doctrina o alta teología que solo es apropiado para los intelectuales más doctos, o los teólogos más educados, o los cristianos más maduros. El propósito es para presentar el EVANGELIO y las doctrinas evangélicas que constituyen el conocimiento de salvación.

    Romanos 6: "Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habeís obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados (v.17); y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia (v.18).

    La "forma de doctrina" de la cual el apóstol Pablo escribió es el Evangelio, con sus particulares e implicaciones, como definido en Romanos 1-6. Es el Evangelio en cuanto a la Persona del Señor Jesucristo y Su obra medianera como el único fundamento para la salvación. Este conocimiento es necesario, no como una condición o calificación para la salvación, sino como los medios que Dios escogió soberanamente para traer a Sus escogidos a una fe que salva. La verdad evangélica misma cancela cualquiera condiciones, requisitos de antemano, o calificaciones como formando alguna parte del fundamento de la salvación del pecador. El conocimiento requerido es el hecho que Cristo de si mismo ya ha enfrentado y cumplido todas las condiciones de la salvación.

    Este Evangelio y sus doctrinas de la gracia soberana son los primeros principios de gracia que sin el conocimiento de ellas los pecadores solo pueden ser apartados a una salvación por las obras que deshonra a Dios y niega a Cristo. Estas son las doctrinas de gracia que identifican al Dios vivo y verdadero como opuesto a los ídolos, y la realidad de nuestro pecado y nuestra necesidad de salvación como opuesto a la salvación que el hombre ha compuesto para si mismo (Proverbios 14:12), y la realidad de la salvación que Dios ha provenido por Su Hijo, el Señor Jesucristo, el Salvador verdadero, como opuesto a los falsos. Aparte de un conocimiento salvadora de la verdad de estas doctrinas como predicadas en el Evangelio y sus particulares, no puede haber salvación. Estas doctrinas tienen que ser predicadas y definidas en la luz del Evangelio como el Evangelio revela el propósito de Dios en la salvación.

    El Evangelio es la promesa de Dios de la salvación eterna y la gloria final basada sobre la justicia de Cristo imputada gratuitamente y recibida por la fe.

    Es aquí que vemos el propósito de Dios en la salvación para glorificarse a si mismo como ambos un Dios justo y un Salvador, y que el corazón de este propósito es el hecho que Dios envió a Cristo para establecer una justicia basada sobre la cual Él podía justificar al impío (2 Corintios 4:6). La salvación fundada solo en la justicia de Cristo glorifica a Dios en cada atributo de Su carácter redentor, y exalta a Cristo ya que solo Su justicia demanda la salvación y gloria final de todos a quienes representa,  e excluye la jactancia en nosotros mismos porque excluye todo y cualquier cosa hecha por nosotros o en nosotros como el fundamento de la salvación. Este conocimiento es también el principio motivador para todo crecimiento en la gracia, adoración, obediencia, y santidad. Son los medios para edificar el pueblo de Dios al establecer nuestros corazones con gracia (Hebreos 13:9).

    Ha oído a hombres decir, "Puedes tener doctrina, y no tener a Cristo, o puedes llegar a la doctrina por medio de Cristo, pero no puedes llegar a Cristo por medio de la doctrina". Ha oído a hombres decir, "Puedes tener las doctrinas de gracia, pero, ¿tienes la gracia de las doctrinas?" Lo que quieren decir con tales declaraciones es frecuentemente algo muy místico y subjetivo, sin ninguna real definición substancial. Es cierto que una persona puede tener un entendimiento intelectual de doctrina correcta sin un entendimiento salvadora de ellas. Esto es por eso debemos en buscar las definiciones de Dios de estas y mostrar la importancia suyas y necesidad en predicar a Cristo, el Evangelio de salvación condicionado solo en Él. La primera cosa que tenemos que ver es nuestra falta de la salvación por la gracia libre y soberana de Dios. Aquí es donde la doctrina de la INHABILIDAD | DEPRAVACIÓN TOTAL es vital.

I. LA DEFINICIÓN DE LA DEPRAVACIÓN Total ( romanos 3:10-20).

    Hay muchas maneras diferentes que los hombres definen la depravación total sin llegar al corazón del asunto. Ellos dicen, "Todos los hombres son pecadores culpables y destituidos por causa del pecado de Adán. Cuando Adán pecó, nosotros pecamos en él". Ellos dicen, "Todos los hombres son nacidos muertos espiritualmente y no pueden hacer nada sino solo el mal, y no podemos hacer cualquier cosa sino el mal. Aún nuestros albedríos están en esclavitud al pecado que no podemos escoger a Dios y no podemos recibir el Evangelio de nosotros mismos sin la obra del Espíritu Santo". "El hombre, por su caída á un estado de pecado, enteramente ha perdido toda habilidad de voluntad (albedrío) á cualquier bien espiritual acompañando la salvación; así que como un hombre natural, estando totalmente afirmado del (adverso al) bien, y muerto en pecado, no puede, por sus propias fuerzas, en convertirse a si mismo, o de prepararse a si mismo para ello" (Confesión Westminster).

    Todo esto es verdad, pero si esto es todo lo que sabemos, hemos fallado el corazón de la depravación total que mostraría a los pecadores la falta suya de la salvación por la gracia soberana. Por eso es por qué muchos en la religión hoy en día citan Romanos 3:23, "Por cuantos todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios", sin nunca conocer la realidad y las profundidades del pecado y la depravación. Ellos citan Romanos 6:23, "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro", sin nunca conocer de lo que realmente consiste el pecado, de lo que realmente merece, quién realmente es Cristo, y por qué necesitamos á Él y la salvación fundada solo en Su justicia. Por eso es que necesitamos que buscar en conocer la definición de Dios de la depravación total, y la definición de Dios de la depravación total es hallada en Su Palabra. La depravación tiene que ser vista en dos facetas: (1) La depravación legal; (2) La depravación moral.

    A. La depravación legal (Romanos 3:10,19) tiene que ver con el estado nuestro delante de Dios, como nacemos, y como existimos en Adán, el representante de toda la raza humana. Este es como Dios ve toda la raza caída humana en Adán, como culpable, corrompido, maldecido, muerto espiritualmente e insolvente, debajo el pecado, condenado. Esta es la condición de todos los hombres y mujeres por naturaleza. La depravación legal es objetiva, es a saber, afuera de nosotros, no teniendo nada que ver con nuestro carácter y conducta, con nada hecho por nosotros y en nosotros. Es basado totalmente en la culpabilidad y pecado de Adán imputado (acusado legalmente, estimado) a nosotros, todos a quienes él representó (Romanos 5:12,17a,18a,19a). Si vamos a definir la depravación total por la Palabra de Dios, aquí es donde tenemos que comenzar. La depravación total quiere decir que todos los hombre y mujeres en Adán por la naturaleza están vacíos de una justicia que responde a las demandas de la justicia y ley de Dios; todos por naturaleza deben una deuda a la justicia y ley de Dios que ninguno de nosotros puede pagar.

    B. La depravación moral (Romanos 3:11-18) es el resultado de la depravación legal. Es subjetivo teniendo que ver con nuestras mentes, afectos, y albedríos ( es a saber, nuestros corazones), nuestros pensamientos, motivos, carácter y conducta. Como el resultado de la culpa de Adán imputada legalmente a nosotros, recibimos la naturaleza humana caída de Adán. El efecto y el fruto del pecado de Adán es la ruina total, objetivamente y subjetivamente. La Biblia dice que todos por naturaleza "piensan en las cosas de la carne", "son enemistad contra Dios", "no se sujetan a ley de Dios", son "carnales", y son "impíos". Todos estos términos describen todos los hombres y mujeres naturales, todos nacidos en Adán, aún los creyentes antes que Dios los salvara. Ellos describen a todos quienes son depravados moralmente y legalmente. Pero, ¿qué son las pruebas principias de esta depravación? Antes que mostremos esto Bíblicamente, vamos a corregir un concepto común erróneo, pero peligroso.

    La depravación moral no quiere decir que todos por naturaleza son inmorales, irreligiosos e indiferentes. No quiere decir que todos son igualmente malos, o perversos, o que alguno es tan malo como lo puede ser. No quiere decir que el hombre caído es totalmente destituido de los virtudes morales. No quiere decir que el hombre caído no puede, y no es responsable, para hacer escogimientos morales. Muchos quienes reclaman en creer en la depravación total siempre describen la depravación del hombre en usar ejemplos de la concupiscencia sexual. Ahora, la concupiscencia sexual afuera del matrimonio es pecaminoso, y muchas veces puede ser unas de las pruebas de una persona quien está en un estado depravado. Pero la concupiscencia sexual de si misma no es prueba de la depravación total. David codició a Betsabé, no obstante, a ese tiempo, él no era totalmente depravado. La Biblia dice que a ese tiempo David era un pecador justificado, justo y santo en los ojos de Dios. Ahora, la codicia de David para Betsabé era pecaminosa, y no lo hubiera sido hecho. David era un pecador, pero él era un pecador salvado por gracia. David llevó acabo sus pensamientos pecaminosos en acciones pecaminosos, y su pecado lo llevó a otros pecados más grandes. El pecado de David era el producto del auto-amor. David, así como todos los pecadores, necesitaba una justicia que él no podía producir. Él necesitaba el perdón por la gracia de Dios. Y David tenía esto en la Persona y la Obra de su Substituto, el Señor Jesucristo. David creía el Evangelio de Dios.

    Ahora considere un hombre quién viene a ser religioso y decide en reformar su vida. Se junta a un monasterio tratando de escaparse del mundo afuera y de guardarse puro de los pensamientos codiciosos. Cuando tiene tales pensamientos codiciosos, hace penitencia con golpearse a si mismo con un azote. Sin imbargo, con todos sus esfuerzos para guardarse puro, él esta totalmente depravado, impío, injusto, culpable y corrompido, porque él está sin una justicia que igualan las demandas de la justicia y ley de Dios. Otra cosa que considerar en la luz de esto, es el hecho que una persona no puede ser totalmente depravado, culpable, y condenado, y totalmente salvo, justificado, y perdonado al mismo tiempo. No hay un estado mediano entre ser perdido y ser salvo. Considerando pues, que muchos quienes están perdidos, totalmente depravados, pueden en verdad aparecerse justos a los hombres, tenemos que mirar a la Palabra de Dios para ver la realidad de la depravación total.

    Las pruebas verdaderas de la depravación total son cosas que no reconocemos por natural, extrañas totalmente a nuestros razonamientos naturales, y cosas que no recibimos por natural. Las pruebas verdaderas de la depravación total son cosas comunes a todos sin excepción antes de salvación ("no hay diferencia"). Todos sin excepción no son igualmente morales e inmorales, pero todos sin excepción son totalmente depravados antes de salvación. Y aún pecadores totalmente depravados pueden reconocer y aborrecer pecados perversos e inmorales, tales como los crímenes de Hitler, desviados sexuales, borrachos, ladrones, etc. Pero las pruebas verdaderas de la depravación total son las cosas que no reconocemos y no recibiremos por natural. Considere tales pasajes como Mateo 7:21-23 y Juan 3:3-6 y Romanos 10:1-4. En estos ejemplos vemos a gentes religiosas quienes aparecen justos por de fuera y muchos quienes eran sinceros y dedicados, pero ellos estaban totalmente depravados, culpables, porque estaban vacíos de una justicia que respondía a las demandas de la justicia y ley de Dios. La depravación de ellos era revelada por la doctrina que creían y por la culpa vivían. Era una doctrina que deshonraba cada atributo del carácter redentor de Dios, negaba la Persona y la Obra expiatoria del Señor Jesucristo, y permitía lugar a los pecadores para jactarse en sus esfuerzos.

II. LA EVIDENCIA REAL DE LA DEPRAVACIÓN TOTAL (Romanos 3:12-18,20).

    La evidencia real de la depravación total es hallada en como el hombre mira al Dios quien justifica al impío, ¡el Dios de gracia! El Dios de toda gracia revela que Él requiere la justicia como el fundamento de la salvación. Él revela que no puede salvar o bendecir a pecadores sucios y culpables basado en sus mejores esfuerzos en la religión y moralidad. Dios revela que Él solo puede ser glorificado en la salvación de tales pecadores basado en la justicia de Su Hijo Amado. Él no podría derramar la primera bendición sobre cualquier pecador aparte de Su ley y justicia siendo satisfecha. Así que hizo a Cristo el Representante y Substituto de ellos, lo envió al mundo para satisfacer la ley y la justicia a favor de ellos en establecer por ellos una justicia eterna de valor infinito basada sobre la cuál Dios podía ser justo en justificar al impío. Así que Dios manda a los pecadores que se sometan á Su regla fija de justicia, admitir la falta suya de una justicia que no pueden producir, y creer Su promesa de salvación basada sobre la justicia imputada de Cristo (Romanos 5:17-21). Así como el pecado de Adán resultó en la ruina total, objetivamente y subjetivamente, por todos que él representó, también la justicia de Cristo resulta en la bendición y salvación total, objetivamente y subjetivamente, por todos quienes Él representó.

    Los pecadores quienes rehúsan en creer el Evangelio de Dios, quienes insisten en sentar su propia regla fija, y quienes insisten en buscar en establecer una justicia de ellos mismos; pecadores quienes hablarán paz a si mismos y a otros mientras ignorantes de, o no sometiéndose a, la justicia imputada de Cristo, dan evidencia de ser totalmente depravados, objetivamente y subjetivamente, legalmente y moralmente. Podrán aparecerse justos a los hombres, pero todavía están vacíos de una justicia que responde a las demandas de la santidad de Dios porque han rechazado el Único que hace la justicia imputada de Cristo.

    Así que tenemos que definir la depravación total de esta manera -- La depravación total quiere decir en deber un deuda a la ley y la justicia de Dios que no podemos pagar Y tratando en satisfacer esa deuda por los hechos de la ley, por cualquier otra cosa aparte de la justicia imputada de Cristo. Esto es porque por natural insistimos en sentar nuestra regla fija de ser salvo y ser perdido, y insistimos en hablarnos paz a nosotros mismos y a otros basado en esa regla fija. Para realmente ver los asuntos de la depravación y la naturaleza humana caída, tenemos que regresar al Huerto de Edén á estudiar la caída del hombre (Génesis 3:1-6).

    Aquí vemos a Adán, el representante de toda la raza humana, tomando lados con Satanás contra Dios. Adán busco en ser "como dioses" cuando busco en hacer juicios basados en las mentiras de Satanás en vez en la verdad de Dios. El momento que Adán busco en sentar su propia regla fija de el bien y de el mal, ser salvo o ser perdido, y rechazando la regla fija de Dios, Adán desechó la autoridad soberana de Dios. Adán cayó y fue hecho totalmente depravado en ese mismo momento. Él hizo esto, no como una persona privada, pero como el representante y la cabeza federal de toda la raza humana (Romanos 5:12). La primera evidencia que Adán era totalmente depravado fue revelado cuando reconoció su desnudez, su descubrimiento a la ira de Dios, y en buscar alivio de esto por sus propios esfuerzos (delantales de hojas de higos). Desde entonces ha sido los mismo con todos los hombres y las mujeres. Aunque muchos han descendido en algunos de las profundidades más deplorables y bestiales, y esta es una evidencia de la depravación (Romanos 1:18-32), la una evidencia que cubre todas sin excepción, aún aquellos quienes que no han caído tan bajo en las profundidades de la inmoralidad como algunos, aún aquellos quienes son religiosos y morales, es el hecho que todos nosotros por natural insistimos en buscar de establecer una justicia de nosotros mismos y rehusar de inclinarnos a la justicia de Cristo como el único fundamento de salvación (Romanos 2:1-3:20). Todos nosotros por natural insistimos en hacer juicios basado en las mentiras de Satanás en vez en al verdad de Dios.

III. LOS RESULTADOS DE LA DEPRAVACIÓN Total ( Juan 6:44; 3:18-20).

    Aquí quiero decir unas cuantas palabras acercas de la inhabilidad total, la muerte espiritual, y de la esclavitud del albedrío. La Biblia enseña que en este estado totalmente depravado el hombre no puede, y no tiene la habilidad para salvarse a si mismo, para ganar o merecer la salvación, ni para prepararse o de hacerse apto de si mismo para la salvación. La Biblia enseña que mientras en este estado totalmente depravado el hombre no puede y no quiere aún creer el Evangelio y de arrepentirse. Ella enseña que si el hombre caído es dejado a si mismo, a su propio albedrío, él perecerá, y que Dios tiene que intervenir para salvarlo en haciendo el pecador caído dispuesto a creer y de arrepentirse.

    Juan 6:44 -

    1 Corintios 2:14 -

    Efesios 2:1-3 -

    Todas estas Escrituras muestran la realidad de la muerte espiritual. La muerte espiritual consiste de los poderes de las tinieblas (auto-amor, auto-justificación, y la soberbia religiosa) que detiene a los pecadores totalmente depravados de inclinarse y de someterse al camino de Dios de salvación, a Cristo y a Su justicia como el único fundamento para salvación.

    A. Primero de todo, la razón que el hombre caído no puede ganar su salvación es que todo lo que él produce en una estado de culpa y de condenación es fruto para muerte, obras muertas, malos hechos (Romanos 3:10-11,20; 7:5; Mateo7:17-18). Nuestras obras, antes o después de la salvación, no son suficiente buenas para ganar o merecer la bendición o favor de Dios. Antes de la salvación, ellas son el fruto y el efecto de la auto-justicia, deshonrosos a Dios y a Cristo. Después de la salvación, nuestras obras son el fruto y el efecto de Cristo habiendo ganado toda nuestra salvación por los méritos de Sus obras, Su obediencia y muerte.

    B. La inhabilidad total no quiere decir que el hombre caído no tiene la habilidad para hacer escogimientos morales, y no quiere decir que el hombre caído no tiene la habilidad natural (es a saber, las facultades del pensamiento, el intelecto, y el razonamiento) para escoger a Dios. Aún como hombres y mujeres caídos, tenemos una mente con la cual razonar y discernir, afectos por las cuales deseamos o detestamos las cosas, e albedríos por las cuales escogemos. Aún como hombres y mujeres caídos, nosotros tenemos todas las facultades que Dios le dio a Adán antes de la  caída.

    Todos los hombres y mujeres por natural tienen la responsabilidad y la habilidad para escoger o rechazar todos los hechos de inmoralidad en cada área de la vida. Esto no quiere decir que podemos controlar nuestros pensamientos pecaminosos, pero si podemos y tenemos la responsabilidad y habilidad para no poner nuestros pensamientos pecaminosos en acción. Cuando la Biblia dice que no podemos hacer nada bueno (Jeremías 13:23; Romanos 3:12), está hablando de lo bueno en los ojos de Dios. No está diciendo que no podemos escoger hechos de moralidad e vez de los hechos de inmoralidad. Aún las gentes perdidas pueden ser morales, benévolos, generosos, compasivos, y religiosos.

    Entonces, ¿qué es la problema? La problema es que por causa de la caída, todos nosotros por la naturaleza estamos muertos espiritualmente. Esto no quiere decir, como algunos dicen, que estamos muertos como de "cementerio", o muertos como un pedazo de madera y piedra sin vida. Esto no quiere decir que no podemos oír, entender, y aún recibir el Evangelio intelectualmente y mentalmente (cp. Mateo 13:20-22, 24-30; Juan 12:42-43; 2 Corintios 11:15; 2 Tesalonicenses 2:10; 2 Timoteo 3:5; Hebreos 6:4-8; Santiago 2:14-16; 2 Pedro 2:20-22; 1 Juan 2:19; 2 Juan 9; Apocalipsis 3:1,15). Todos estos son ejemplos de aquellos quienes entendieron el Evangelio intelectualmente y le dieron a lo menos un acuerdo mental á él, pero no  lo entendieron y se acordaron con él para salvación. Aún aquellos quienes abiertamente y duramente rechazan el Evangelio lo oyen e entienden lo que estamos diciendo. Simplemente lo aborrecen, o son indiferentes a él.

    La muerte espiritual consiste en los principios pecaminosos y poderosos de auto-justicia, auto-amor, y la soberbia religiosa, que controlan nuestros corazones (es a saber, nuestros pensamientos, afectos, y albedríos). La inhabilidad total no quita la responsabilidad del hombre porque preguntamos, "¿Por qué es que los hombres y mujeres caídas no pueden venir á Cristo?" Es porque no desean venir á Él, y someterse á Su justicia como el único fundamento para salvación. Ellos quieren sentar su propia regla fija y hablarse paz á si mismos aparte del único fundamento de paz por causa de la auto-justicia, auto-amor, y la soberbia. Así que, la predicación del Evangelio es "necedad" para ellos. Ellos no la pueden recibir porque no pueden ver o discernir su valor eterno en la luz de la gloria de Dios en Cristo. La habilidad natural para oír, entender, y de acordar con el Evangelio no fue destruido en la caída, sino el deseo para honrar y glorificar a Dios fue destruido.

    Las gentes disputan acercas del libre albedrío cuando no entienden los asuntos reales del pecado y del albedrío. El hombre caído tiene la habilidad y la libertad para escoger cualquier cosa que desea, pero él siempre escoge lo malo en una área especifica -- cuando viene a una área especifica concerniente a la gloria de Dios revelada en el camino de Dios de salvación basado en la justicia de Cristo. Es en esta área especifica que todos los hombres y mujeres sin excepción están engañados (Jeremías 17:9). El albedrío del hombre, tanto como su pensamiento y afectos, su corazón entero, están debajo la esclavitud del pecado. Por natural el hombre caído no quiere creer que toda la salvación, desde la regeneración a la gloria final, es el fruto y el efecto de solo la justicia de Cristo. Él no cree que toda la salvación entera es "lo que Dios nos ha concedido" (1 Corintios 2:12) y que solo está basada en la justicia imputada de Cristo (Romanos 8:32). Por la naturaleza, el hombre caído siempre rehusará en someterse solo a la justicia de Cristo como el fundamento de salvación porque la sumisión a esto demanda que sea convencido de tres cosas: (1) que solo la justicia de Cristo nos intitula a toda la gracia aquí y toda la gloria después según a la promesa de Dios; (2) que tenemos que arrepentirnos de todas aquellas cosas que antes estimamos altamente como haciendo una diferencia entre ser salvo y ser perdido (Filipense 3:7-9); y (3), que cualquier pecador quien espera o demanda alguna parte de salvación basada en cualquiera otra cosa está perdido y sus hechos son malos (Romanos 10:1-3).

    La razón el hombre caído no creerá el Evangelio es porque por natural él no tiene el temor de Dios delante de sus ojos, y él aborrece la luz que descubre sus perversidad (Juan 3:18-20). Por causa de su auto-justicia e auto-amor, él insiste en hablarse paz a si mismo basado en cosas que son una abominación para Dios (Lucas 16:15). Así que, su inhabilidad es debida en insistir en sentar su propia regla fija y en hacer sus propios juicios basados en la mentira de Satanás. Él rehúsa en inclinarse a la verdad de Dios y a la regla fija de Dios (Romanos 8:6-8), porque su corazón está engañado en esta una área específica. Por natural el hombre caído tiene una aversión natural a aquello que glorifica a Dios, honra a Cristo, e excluye jactancia en sí mismo, porque por natural él insiste en juzgar ser salvo y ser perdido basado en la mentira de Satanás ("no moriréis"), y por lo tanto, él insiste en hablar paz donde los pecadores son, o ignorantes de, o no se someten, a la justicia de Dios revelada en el Evangelio. Entonces, esta inhabilidad específica no quita su responsabilidad porque es debida a su propia insistencia en tomar lados con Satanás contra Dios.

    Todos nosotros podemos ver esto y acordar con ello cuando viene a la ley de Dios. Acordamos que todos los hombres y mujeres sin excepción son responsables debajo de Dios en guardar la ley perfectamente. La ley dice, "Amarás a Dios perfectamente, y amarás á tu prójimo como a tí mismo". Pero todos sabemos que no podemos guardar esta ley perfectamente, no obstante, acordamos que todavía somos responsables.  ¿Cómo y por qué? La razón que no podemos guardar al ley perfectamente es el auto-amor. Quita todo auto-amor de nosotros, y podemos de amar a Dios y al prójimo nuestro perfectamente.

    Ahora, Dios manda a todos los que oyen el Evangelio á creer y arrepentirse. Él promete en salvar a los pecadores basado solo en la justicia de Cristo, y prohíbe a los pecadores en venir esperando salvación o alguna parte de ella basado en cualquier otra cosa. Su promesa es sincera para todos que lo oyen, y son completamente responsables para recibirlo y creerlo. Es verdad que si somos dejados a nuestros propios deseos, nuestro propio albedrío,  rehusaremos en creer. ¿Por qué? Por causa de nuestro auto-amor, auto-justicia, y la soberbia religiosa. Porque hacemos juicios basados en la mentira de Satanás, y la mentira de Satanás casi todo el tiempo viene en la forma de compasión y benevolencia y unidad y amor hacía aquellos quienes no se inclinan a la regla fija de Dios. Satanás siempre inspira a los pecadores en hacer juicios basados en la apariencia exterior, personalidad, reputación, y todo en el nombre de amor, paz, unidad, y compasión. Satanás inspirará a los pecadores en hablar paz á sí mismos y á otros aparte del único fundamento de paz, y á sus seguidores, los pecadores totalmente depravados, que juzguen esto como piadoso. Pero Dios dice que es esto una de las pruebas principales de la depravación total. Dios dice que esto es impío. Dios nos dice que no hablemos paz donde los pecadores, aún predicadores, promueven la salvación o cualquier parte de ella basado en cualquier cosa en vez que la justicia imputada de Cristo (Gálatas 1:6-8; 5:1-3). Esto es por qué antes de la salvación el hombre caído llama lo bueno malo, y lo malo bueno. Esto es por qué el mundo no puede reconocer a los cristianos verdaderos y el amor cristiano (1 Juan 3:1), porque el verdadero amor cristiano demanda que le digamos a los pecadores la verdad en las esperanzas que ellos buscarán el camino de Dios de salvación. Pero por natural rehusaremos.

    Ahora, si Dios escoge en salvar algunos de esta raza auto-justa, culpables, y merecidos del infierno, y dejar al resto a sus propios deseos, ¿quién es de culpar? Algunos insisten que Dios es culpable, pero Dios y Su pueblo no lo ven de esta manera. Tú tienes toda razón en oír este Evangelio y en venir a Dios alegando la justicia de Su Hijo. No tienes ninguna razón para rehusar. Dios revela claramente a cada uno que oye que Él condenará a los pecadores quienes rehúsan de arrepentirse y creer. Él salvará a todos quienes se arrepienten y creen, pero, ¿quienes creen qué y se arrepienten de qué? Todos quienes creen que Dios los salvará basado en la justicia imputada de Cristo, y que se arrepienten de haber pensado que cualquier otra cosa los podía recomendar á Dios. Ahora, todos quienes rehúsan, quienes insisten sobre su propia regla fija de ser salvo y de ser perdido, quienes insisten en hablar paz a si mismos y a otros aparte de la fe de este Evangelio y arrepentimiento de las obras muertas y idolatría, dan la prueba más grande que hay de ser totalmente depravado.