Jesús Dios, mi Salvador

Capítulo I

Las dos obras grandiosas originadas por Dios Espíritu Santo

 

 

Tito 3:4-7

Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor para con los hombres.

No por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo; el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador.

 

Tito 2:13

Esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.

 

2 Timoteo 1:9,10

Que nos salvó y llamó con vocación santa, no conforme a nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, mas ahora es manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.

Jesucristo Dios, aun estando nosotros muertos en delitos y pecados (Ef. 2:1-6)

Nos regeneró (nos creó conforme a El en  justicia y en santidad de verdad Ef. 4:24)

Y nos va renovando conforme a su imagen Colosenses 3:10

La nueva criatura ya existe en nosotros los Hijos de Dios regenerados 2 Cor. 5:17 ahora la renovación mientras vivimos en la carne, es efectuada por el Espíritu Dios, el Cristo de la gloria.  Romanos 8:9, Tito 3:5 y Col. 2:2,3 “...conocer el misterio de Dios, y del Padre, y de Cristo; en el cual están escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento.”

Dios, Padre y Cristo con su nombre Jesús. 2 Juan 5:20 “...y estamos en el verdadero en su Hijo Jesu-cristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

Dios se manifestó en carne 1 Tim. 3:16, Juan 1:1-3,14

La vida eterna en el Padre manifestada en Jesús su Hijo 1 Juan 1:2

Hechos 4:24-31...Dios creador...Juan 1:1-3, Señor y Cristo, Santo Hijo ...Hechos 2:36

Lucas 2:11...Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.

Cuando tú recibes esta revelación de la manifestación de Dios en Jesús, entonces puedes llegar a expresarte como los Judíos de aquel entonces: ¿qué haremos?

Porque la carne donde vives, siempre pedirá hacer algo para ganarse méritos y decir que puso algo para ser salva. Lo otro que puede salir de tu corazón, es reconocer que el solo Dios, el único Dios que existe desde siempre, sin principio ni fin, se manifestó en carne para condenar el pecado en la carne, tomar nuestro lugar, ser juzgado por el pecado de Adán y finalmente por El ya eres nueva criatura, uno con el Espíritu Dios y lo que ahora vives en la carne , lo vives en la fe del Hijo de Dios, el cual nos amó, y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20

Recuerda que Saulo de Tarso, hizo la misma pregunta: Señor ¿qué quieres que haga? Hechos 9:6 El mismo Dios al que Pedro predicaba a los Judíos de Jerusalem, fue el mismo Dios que se le apareció a Pablo en el camino a Damasco. Lo que Pablo estaba oyendo no era la voz de Pedro ni de ningún otro discípulo, sino la misma voz del Poderoso Dios y Salvador Jesucristo. El Fariseo, Hebreo de Hebreos y de la tribu de Benjamín,  preguntaba: ¿qué tengo que hacer? Mostrando así que aunque Jesucristo le habló personalmente, Pablo no conocía el misterio oculto y por ello su carne se expresó como lo hicieron sus hermanos de raza cuando Pedro les dijo que Dios había hecho a Jesús Señor y Cristo.

En esta gracia, salvación tan grande, revelación del misterio que es Cristo nuestra esperanza de gloria, lo que saldrá de lo más profundo de nosotros será: Abba, Padre, gracias Señor y Dios, agradecido estoy, bendecido estoy, salvado estoy, ahora tú y yo somos un solo espíritu. 1 Cor. 6:17 estoy trasladado a tu reino y sentado contigo en tu trono para siempre. Todo esto porque me regeneraste, me creaste de nuevo, soy un espíritu adoptado por Jesucristo, soy tu hijo para siempre, ya no soy ni esclavo, ni estoy muerto y he sido libertado del pecado y hecho siervo de la justicia. ¡Gracias Señor!