MANUAL DE LA GRACIA

LA DOCTRINA DE CRISTO

 

Cuando hablamos de “pantalones espirituales” nos referimos a la disposición de pagar el precio por agradar a Dios y no a los hombres.

Pablo decía: “Como antes hemos dicho, también ahora decimos otra vez: si alguno os anunciare otro evangelio del que habéis recibido, sea anatema.

Porque ¿persuado yo ahora a hombres o a Dios? ¿O busco de agradar a hombres? Cierto, que si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo...” (Gálatas 1:9-12)

 

El Apóstol Pablo no se dejó intimidar por la carne de nadie, incluso cuando fueron a Jerusalem para entrevistarse con los altos oficiales de la Iglesia, trataron de ponerlos en servidumbre cuando quisieron circuncidar a Tito “...y eso por causa de los falsos hermanos, que se entraban secretamente para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para ponernos en servidumbre, a los cuales ni aun por una hora cedimos sujetándonos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.” (Gálatas 2:3-5)

 

Por la verdad del evangelio, no se puede ceder para que seamos nuevamente envueltos en servidumbre, no una hora, ni siquiera un segundo. Para poder permanecer firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, tenemos que mantener puestos los pantalones espirituales, ser varoniles en el contexto espiritual y no ceder a que nos pongan en servidumbre con rudimentos, ritos, mandamientos de hombres y mucho menos a practicar símbolos que perecieron cuando el cuerpo que es Cristo dejó de proyectar la sombra.

“Rayendo la cédula de los ritos que nos era contraria, que era contra nosotros, quitándola de en medio y enclavándola en la cruz; y despojando los principados y las potestades, sacólos  a la vergüenza  en público, triunfando de ellos en sí mismo. Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida, o en parte de día de fiesta, o de nueva luna, o de sábados: Lo cual es la sombra de lo por venir; mas el cuerpo es de Cristo.” (Colosenses 2;14-17)

 

Recordemos todo el proceso que  Pablo tuvo que transitar: De Hebreo y Fariseo a ser el Apóstol, Predicador y Maestro de los Gentiles. Esta transición fue gradual y dolorosa.

Jesucristo le había comunicado personalmente al hermano Pablo todas las disposiciones en cuanto a los Gentiles. Pablo tenía que ir no a los de su raza y creencias sino a aquellos

que “En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.” (Efesios 2:12, Hechos 26:15-18)

Sin embargo, desde el mismo comienzo de su carrera no fue muy obediente a los mandatos recibidos en el cielo. Se iba a los suyos y en sus sinagogas disputaba con los dirigentes religiosos “afirmando que éste era el Cristo.’ (Hechos 9:22) Por supuesto que esto le costó persecuciones, castigos físicos, encarcelamiento y por último destierro y muerte.

Finalmente cansado ya de fluctuar e ir en equivocadas direcciones, declaró: “A vosotros a la verdad era menester que se os hablase la palabra de Dios; mas pues que la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los Gentiles.”

(Hechos 13:46)

Todo este tiempo estuvo yendo a misiones que nunca le fueron asignadas por el cielo.

Cuando reaccionó y se dio cuenta de su error, decidió continuar con el plan de Dios.

 

Dentro de sus actividades Pablo practicó ritos que no le fueron encomendados por Jesucristo, todo esto fue ejecutado por él y sus discípulos porque todavía no había roto con el pasado y estas prácticas rituales eran el diario vivir de los fariseos-cristianos, los cuales querían que los Gentiles se circuncidaran si querían llegar a ser salvos. (Hechos 15:1...)

Además, el bautismo por inmersión era muy conocido por los judíos-cristianos, pues desde el principio de la iglesia los Apóstoles bautizaban a los conversos..

Pablo bautizó a varias personas y él reconocía que habían sido pocas, enfatizando que ese no era el correcto proceder como Apóstol de los Gentiles, a los cuales no se debían aplicar ninguno de estos ritos.

Leemos en 1 Cor. 1:14-17 “Doy gracias a Dios, que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo; Para que ninguno diga que habéis sido bautizados en mi nombre. Y también bauticé la familia de Estéfanas: mas no sé si he bautizado algún otro.

Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo.”

Así paulatinamente Pablo fue entendiendo el misterio de Dios, fue conociendo aun más al resucitado y por ende desligándose de las tradiciones de los hombres, rudimentos, ritos y prácticas no requeridas a los Gentiles predestinados y ordenados para salvación.

 

Introducción

 

¿Por qué San Pablo escribió a los Hebreos que tenían que dejar la doctrina de Cristo?

¿Qué pretendió el Apóstol enseñar a los judeocristianos?

¿Será de vital importancia comprender lo sugerido por Pablo?

Sería bueno buscar los comentarios bíblicos de estos pasajes para saber la explicación que han dado los exegetas; probable que veamos diversidad de interpretaciones, es por ello que daremos en los textos y los contextos las aclaraciones que estén lo más cerca o realmente con la verdadera comprensión de estos pensamientos expuestos en el capítulo 5 y 6 de Hebreos.

En Hebreos 5:1-14 Pablo, les muestra a los Hebreos que por causa del tiempo que llevaban guardando los oráculos santos, estudiándolos y enseñándolos, debían ya ser maestros de los mismos; pero por ser lentos para oir, tenían necesidad de volver a ser enseñados cuáles sean los primeros rudimentos de las palabras de Dios. Dice Pablo: la leche es para los niños, la vianda firme para los que por la costumbre tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.

Por tanto para poder ser hábiles para la palabra de justicia tenían que comenzar a comer manjar sólido, esto quiere decir: Hebreos 6:1 Por tanto, dejando la palabra del comienzo (rudimentos, primeras cosas) en la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; el “por tanto,” significa que debemos ir a lo que fue dicho anteriormente, para poder entender lo que Pablo ahora comienza a mostrar como nueva dirección a tomar por parte de los Hebreos a los cuales escribe esta epístola. “Que ni aun las primeras cosas fueron bien injeridas por ellos, de ahí que tenían que volver a los primeros rudimentos de las palabras de Dios.”