Pienso que en el reconocimiento del elemento fundamental de un estado sin pecado en el Nuevo Pacto, es donde nosotros como cristianos veremos la gloria de la Gracia y la verdad del cielo, prometidas por medio de Cristo. Aquí están unas cosas que espero les darán ánimo:

 

Primero, creo que la gloria del Nuevo Pacto consiste en esto: Que todos los creyentes son perfectos, santos y sin mancha ante los ojos de Dios. Esta es la realidad de la justicia transferida por medio de la fe, a saber, que ante los ojos de Dios somos declarados justos. Y esta justicia no es forense, como la describen los Reformados. Es decir, no se refiere a alguna justicia eterna por medio de la cual Dios nos ve en la eternidad. No es alguna aplicación de santidad mística por medio de la cual Dios nos contempló antes de que el tiempo existiese. Dios ha producido la redención en la historia. Los símbolos (tipos) del Viejo Pacto son siempre sombras de una redención que se produciría en la historia para al hombre al compañerismo eterno con un Dios que, de otra forma, es trascendente.

 

Esta trascendencia se basa no en nuestra inhabilidad de comunicarnos verbalmente con Dios, sino en nuestra inhabilidad de comunicarnos con él en santidad. La trascendencia de Dios está enraizada en su santidad intrínseca contra nuestra maldad también intrínseca.

Es la santidad ante los ojos de Dios la cual es el elemento crucial de la gloria del cielo. Esto es precisamente el porque su morada es llamada el "Lugar Santísimo". El ejemplo del Viejo Testamento de que solamente los sumos sacerdotes podían entrar tras el velo físico, era para enseñar la realidad aún más horrenda de que nadie puede pasar tras el velo espiritual. Hebreos demuestra esto claramente, lo que los creyentes del Antiguo Testamento tenían que reconocer:

 

Heb.10:1-3: Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros y no la forma misma de estas realidades, nunca puede, por medio de los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente de año en año, hacer perfectos a los que se acercan. (2) De otra manera, ¿no habrían dejado de ser ofrecidos? Porque los que ofrecen este culto, una vez purificados, ya no tendrían más conciencia de pecado. (3) Sin embargo, cada año se hace memoria del pecado con estos sacrificios, 

 

La perfección faltaba a los creyentes del Antiguo Testamento. Esta es una prueba de que la redención tenía que ser lograda dentro de la historia. El simple hecho de que el autor incluye el tema de la perfección debe ser suficiente para enseñarnos que hay algo en el Nuevo Testamento completamente nuevo en cuanto a este tema. Esto es, el porque continuamente hace referencia a algo mejor:

 

Heb.7:19: porque la ley no perfeccionó nada. Sin embargo, se introduce una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.

Heb.7:22: De igual manera, Jesús ha sido hecho fiador de un pacto superior.

Heb.8:6: Pero ahora Jesús ha alcanzado un ministerio sacerdotal tanto más excelente por cuanto él es mediador de un pacto superior, que ha sido establecido sobre promesas superiores.

 

Heb.9:23: Era, pues, necesario purificar las figuras de las cosas celestiales con estos ritos; pero las mismas cosas celestiales, con sacrificios mejores que éstos.

Heb.10:34: También os compadecisteis de los presos y con gozo padecisteis ser despojados de vuestros bienes, sabiendo que vosotros mismos tenéis una posesión mejor y perdurable.

Heb.11:16: Pero ellos anhelaban una patria mejor, es decir, la celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse el Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad.

Heb.11:35: Mujeres recibieron por resurrección a sus muertos. Unos fueron torturados, sin esperar ser rescatados, para obtener una resurrección mejor.

Heb.11:40: para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros; porque Dios había provisto algo mejor para nosotros.

Heb.12:24: a Jesús el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

 

Heb.9:8-11: Con esto el Espíritu Santo daba a entender que todavía no había sido mostrado el camino hacia el lugar santísimo, mientras estuviese en pie la primera parte del tabernáculo. (9) Esto es una figura para el tiempo presente, según la cual se ofrecían ofrendas y sacrificios que no podían hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que rendía culto. (10) Estas son ordenanzas de la carne, que consisten sólo de comidas y bebidas y diversos lavamientos, impuestas hasta el tiempo de la renovación. (11) Pero estando ya presente Cristo, el sumo sacerdote de los bienes que han venido, por medio del más amplio y perfecto tabernáculo no hecho de manos, es decir, no de esta creación,

 

Este pacto mejor por medio del sacrificio eterno de Cristo incluye el logro de la perfección, algo que el Antiguo Pacto y sus sacrificios nunca pudieron producir: Recordando Heb.10:1 que los sacrificios nunca podían "hacer perfectos a los que se acercan":

 

Heb.10:1: Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros y no la forma misma de estas realidades, nunca puede, por medio de los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente de año en año, hacer perfectos a los que se acercan.

 

Pero los mejores sacrificios sí hacen perfectos a los que se acercan:

 

Heb.10:14: Porque con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los santificados.

 

Los que se acercaron durante el Antiguo Pacto no solamente demostraban la inhabilidad de los sacrificios para quitar el pecado, sino también el resultado devastador del hecho de que nadie podía entrar al Lugar Santísimo. Pero bajo el Nuevo y Mejor Pacto esto fue cambiado:

 

Heb.10:16-22: 16 "Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días", dice el Señor; "pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las inscribiré", (17) él añade: "Nunca más me acordaré de los pecados e iniquidades de ellos." (18) Pues donde hay perdón de pecados, no hay más ofrenda por el pecado. (19) Así que, hermanos, teniendo plena confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús, (20) por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo (es decir, su cuerpo), (21) y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, (22) acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.

Esta condición es el cielo y nada menos. Esperar algo mejor que la presencia de Dios en el Lugar Santísimo, por la sangre preciosa de Cristo, es insinuar que gozar de la perfección y la justicia ante sus ojos no es suficiente. Por eso el pasaje arriba citado dice: "Nunca más me acordaré de los pecados e iniquidades de ellos". Esta gloria del cielo consiste en que Dios no volverá a acordarse de nuestros pecados, ante sus ojos somos santos, sin culpa y sin necesidad de corrección:

 

Col.1:20-22: y por medio de él reconciliar consigo mismo todas las cosas, tanto sobre la tierra como en los cielos, habiendo hecho la paz mediante la sangre de su cruz. (21) A vosotros también, aunque en otro tiempo estabais apartados y erais enemigos por tener la mente ocupada en las malas obras, ahora os ha reconciliado (22) en su cuerpo físico por medio de la muerte, para presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de él;

 

Efesios habla de esta santidad ante Dios:

 

Efe.1:4: Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él

 

"Santos y sin mancha delante de él" dice Pablo. Noten sin embargo el contexto:

 

Efe.1:3-4: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido en Cristo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. (4) Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.

 

¿Qué significado tienen estos "lugares celestiales"?

 

Efe.1:18-20: habiendo sido iluminados los ojos de vuestro entendimiento, para que conozcáis cuál es la esperanza a que os ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, (19) y cuál la inmensurable grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la operación del dominio de su fuerza. (20) Dios la ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y le hizo sentar a su diestra en los lugares celestiales,

 

¿Quién ascendió a los lugares celestiales? Jesucristo por la resurrección. Estos son los mismos lugares celestiales donde los creyentes son bendecidos con todas las bendiciones espirituales. Asegurarse de que sus lectores entiendan que es el mismo lugar, Pablo enfáticamente declara que nuestra resurrección toma lugar con Jesucristo en el mismo lugar:

 

Efe.2:4-6: Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, (5) aun estando nosotros muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia sois salvos! (6) Y juntamente con Cristo Jesús, nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales,

 

Pablo apropiadamente describe esta presencia de la Novia resucitada con su marido:

 

Efe.5:25-27: Esposos, amad a vuestras esposas, así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, (26) a fin de santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua con la palabra, (27) para presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa que no tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea santa y sin falta.

 

Una vez mas vemos el tema de la resurrección con Cristo y lo que es ser santo y sin mancha delante de él, y ahora lo que es "para presentársela a sí mismo". El cielo es Cristo en nosotros, nuestro Marido ha consumado la relación conyugal. El cielo es la presencia con Dios en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo. Bajo el Antiguo Testamento, los sacrificios no podían hacer perfectos a los que se acercaron. Bajo el Nuevo Testamento, el sacrificio de Cristo sí los hace perfectos:

 

Heb.7:17: Pues de él se da este testimonio: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

Heb.7:25: Por esto también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, puesto que vive para siempre para interceder por ellos.

 

El contexto de Jn.14:1-6, es Cristo quien describe como llegamos a la casa con muchas mansiones que se encuentra donde él iba a prepararnos lugar. Por Cristo nosotros llegamos a la casa del Padre, o es decir al cielo, el Lugar Santísimo, donde Dios siempre nos contempla como perfectos, sin culpa, sin necesidad de corrección, sin fallas ante su trono. Son los lugares celestiales en Cristo Jesús. Es el Nuevo Pacto con el perdón de los pecados, la salvación, la vida eterna, el cielo y la gloria:

 

Rom. 8:30: Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.

 

Aunque sintamos que somos injustos ante los ojos de Dios, aunque nos olvidemos de sus promesas y su declaración de nuestra justicia y nuestra glorificación por la fe, no obstante, si en verdad creemos en él, entonces creemos que nos ha dicho la verdad y creeremos esta verdad. ¡Qué gracia es esta que abunda más que el pecado! La iglesia del primer siglo fue llamada a esperar:

 

1ª Ped.1:13: Por eso, con la mente preparada para actuar y siendo sobrios, poned vuestra esperanza completamente en la gracia que os es traída en la revelación de Jesucristo.