Apóstol Domingo Hernández
La predestinación es para
la glorificación
La
destitución de la gloria de Dios en aquellos que fueron escritos en el libro
de la vida desde antes de la fundación del mundo, se debió a la
desobediencia de nuestro primer padre Adán. “Por cuanto todos pecaron, y
están destituídos de la gloria de Dios.” Romanos 3:23
“...el
pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la
muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron.” Romanos 5:12
La
destitución de la gloria de Dios ya venía en Adán, y él pasó la destitución
a cada uno de sus descendientes. Créalo o no lo crea amigo lector, no somos
culpables del pecado de Adán, él nos contagió con la enfermedad del pecado;
no buscamos enfermarnos ya nacimos contagiados, la solución llegó cuando
Dios se hizo carne en el Hijo hombre y con el antídoto de su sangre, nos
sanó para siempre limpiándonos del pecado, borrándolos y perdonándolos
todos: pasados, presentes y futuros. ¡Gracias Padre por la revelación de
esta grandiosa verdad!
Jesucristo dijo: “Porque el Hijo del hombre vino a buscar y salvar lo que se
había perdido.” Lucas 19:10
Lo que
se había perdido le pertenecía al verdadero Dueño-Creador pero Adán lo
entregó todo a un estado de esclavitud, enfermedad, dolor, lágrimas y
muerte. Jesucristo recuperó lo que se había perdido y de la única forma
recuperable era pagando un precio que solo se compara con la vida misma.
Jesucristo dio su vida en rescate, esto es lo que llamamos sustitución: su
vida por la nuestra. “Porque comprados sois por precio...”
1 Cor.
6:20
“...habéis sido rescatados...con la sangre preciosa de Cristo, como de un
cordero sin mancha y sin contaminación, ya ordenado de antes de la fundación
del mundo...”
1 Pedro
1:18-21
Jesucristo reconcilió a los
predestinados
Romanos
5:10-12 “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la
muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su
vida. Y no solo esto, mas aun nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro
Jesucristo, por el cual hemos ahora recibido la reconciliación. Por
consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el
mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos
los hombres, pues que todos pecaron.”
2 Cor.
5:17-21 “...Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo
a sí, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la
reconciliación...”
Colosenses 1:18-24 “...Y por él (Jesucristo) reconciliar todas las cosas a
sí, pacificando por la sangre de su cruz así lo que está en la tierra como
lo que está en los cielos...nos ha reconciliado...esto por la muerte de
Cristo, para haceros santos, y sin mancha, e irreprensibles delante de
él...”
Los predestinados ya están
reconciliados y glorificados
Romanos
8:28-31 “...Porque a los que antes conoció, también predestinó para que
fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a éstos también
justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. ¿Pues qué
diremos a esto? Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?
Efesios
2:10 “Porque somos hechura suya criados en Cristo Jesús...”
2 Cor.
5:17,18 “...nueva criatura es...todas las cosas han sido hechas nuevas...Y
todo esto es de Dios, el cual nos reconcilió a sí por Cristo...”
1 Cor.
1:27-31 “...Para que ninguna carne se jacte en su presencia. Mas de él sois
vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría,
justificación, y santificación, y redención. Para que, como está escrito: El
que se gloría, gloríese en el Señor.
1 Cor.
6:19,20 “...Dios nos compró con la sangre y vida de su Hijo Jesús, ahora
somos de él para siempre.
El
esclavo del pecado de la ira y la muerte, fue comprado del amo cruel y
príncipe de la noche, para venir a ser un hijo del nuevo dueño. Desde que el
ser humano vino a pasar a manos de un dueño malo y cruel que no suelta a sus
presos de su cárcel, nunca pudo el hombre librarse por sí mismo de las
cadenas que arrastró por cuatro mil años, pero llegó “de Sión el Libertador
para quitar la impiedad” Romanos 11:26, Juan 8:36) “Así que, si el Hijo os
libertare, seréis verdaderamente libres.”
Esta liberación no fue
efectuada con armas ni fuerzas angelicales, sino con una compra que exigía
la ley del pecado y muerte, ese pago consistió en vida por vida, una
sustitución incomprensible: un esclavo quedaría libre por el cuerpo muerto y
sin sangre de una persona libre entre los libres, de aquel cuyo título es El
Libertador. Para la mente finita es y será el gran misterio de la Piedad, la
gracia y la misericordia rebeladas en Jesucristo el Hijo del Dios Alto.
Nuestro
destino es el destino de Dios. La vida del Señor de gloria es nuestra vida.
Somos uno con el Padre Eterno. Nadie podrá apartarnos de sus manos. Somos
para el Creador como la niña de sus ojos. Pertenecemos al Altísimo por
creación y redención. El gozo y la paz que poseemos de Dios no se encuentra
en ninguna otra fuente. Gracias al Señor que por su Santo Espíritu tenemos
el amor, gozo y paz derramados en nuestros corazones.
Romanos
5:5 y Gálatas 5:22
Todo
predestinado elegido por gracia es contado entre los muchos por los cuales
Jesucristo vino a redimir y salvar. Los que están escritos en el libro de la
vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo, los predestinados
para conocer la voluntad de Dios, somos los que recibimos manifestación del
misterio de Dios que es Cristo nuestra esperanza de gloria.
Que
alegría conocer de estas verdades, verdades que disiparon las dudas y el
temor que heredamos, aprendimos de los maestros de la Biblia o por
ignorancia voluntaria.
Gracias
Dios de amor porque tu voluntad es irresistible (Romanos 9:19) porque si yo
como tu Hijo la pudiera resistir entonces de nada valdría la obra redentora
de Jesús tu Hijo, mi hermano mayor.
¡Abba,
Padre!
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