Capítulo IXI

 

La Gloria del Único Nombre

 

“Y después de seis días, Jesús toma a Pedro, Jacobo, y a Juan su hermano, y los lleva aparte a un monte alto: Y se transfiguró delante de ellos; y resplandeció su rostro como el sol; y sus vestidos fueron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Y respondiendo Pedro dijo a Jesús: Señor, bien es que nos quedemos aquí: si quieres, hagamos aquí tres pabellones: para ti uno, y para Moisés otro, y otro para Elías. Y estando aún él hablando, he aquí una nube de luz que los cubrió; y he aquí una voz de la nube, que dijo: Este es mi Hijo amado, en el cual tomo contentamiento: a él oid.” (Mateo 17:1-5)

Tiempo después Juan comenta sobre lo sucedido en el monte de la transfiguración. “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos...”
(1 Juan 1:3)

“Porque no os hemos dado a conocer la potencia y la venida de nuestro Señor Jesucristo, siguiendo fábulas por arte compuestas; sino como habiendo con nuestros propios ojos visto su majestad. Porque él había recibido de Dios Padre honra y gloria, cuando una tal voz fue a él enviada de la magnifica gloria: Este es el amado Hijo mío, en el cual yo me he agradado. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos juntamente con él en el monte santo.” (2 Pedro 1:16-18)

Testigos oculares, seres humanos como tú yo, presenciaron la gloria sobre Jesucristo y escucharon la voz del Dios Espíritu, el Padre de las luces.

Todo este acontecimiento ha quedado registrado en las páginas sagradas de Mateo, Juan y Pedro. No fue uno quien presenció la gloriosa escena, fueron tres los que oyeron la voz que procedía del cielo,
fueron testigos de la transformación de Jesús y contemplaron la aparición de Moisés y Elías, personajes muy bien conocidos por los Israelitas.

Han pasado muchos siglos de este maravilloso suceso y sin embargo la Amada Iglesia de Jesucristo cree y sigue hablando de la glorificación, honra y majestad que vino sobre el Hijo de Dios ese maravilloso día. Yo creo que realmente así fue como lo narran estos dos varones de Dios.

La gloria, honra y majestad que se mostró en Jesucristo casi al final de su ministerio terrenal, es la misma gloria que el Padre Eterno, el Dios Espíritu, otorga a cada uno de sus hijos. Jesús nació del Espíritu y de la carne. Nosotros nos consideramos hijos de Dios. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él.” (1 Juan 3:1,2)

Como Jesús, nosotros también nacimos de la carne y del Espíritu. (Juan 3:3,6) Pero la diferencia está en que nuestra carne está enferma y corrupta, la de Jesús nunca estuvo contaminada, únicamente cuando le fueron puestos todos los pecados de los hijos de Dios que estábamos destituídos de su gloria.

Hacemos incapíe en que si somos hijos de Dios, como dicen las Escrituras y Jesús es el hermano mayor, ambos somos muy amados por Dios, “de tal manera amó Dios al mundo que ha enviado a su Hijo unigénito...para salvarnos” (Juan 3:16)

Ya leímos en Romanos 8:30 que Dios nos “...glorificó.” Que Dios nos resucitó juntamente con su Hijo Jesús y nos sentó junto con él en los lugares celestiales. (Efesios 2:1-5) Y ahora Dios nos dice: Hijos. Jesucristo es el hermano mayor entre muchos hermanos. (Romanos 8:29)

Pablo lo aclara enfáticamente (Hebreos 2:5-17)

“Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, del cual hablamos. Testificó empero uno en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, que te acuerdas de él? ¿O el hijo del hombre, que le visitas? Tú le hiciste un poco menor que los ángeles. Coronástele de gloria y de honra, y pusístele sobre las obras e tus manos; todas las cosas sujetaste debajo de sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; mas aun no vemos que todas las cosas le sean sujetas.

Empero vemos coronado de gloria y de honra, por el padecimiento de muerte, a aquel Jesús que es hecho un poco menor que los ángeles, para que por gracia de Dios gustase la muerte por todos. Porque convenía que aquel por cuya causa son todas las cosas, y por el cual todas las cosas subsisten, habiendo de llevar a la gloria a muchos hijos, hiciese consumado por aflicciones al autor de la salud de ellos. Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos: por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.

Diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré, y otra vez: Yo y los hijos que me dió Dios. Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, el diablo. Y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre.

Porque ciertamente no tomó a los ángeles, sino a la simiente de Abraham tomó. Por lo cual, debía ser en todo semejante a los hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo... Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”

El primer Adán fue coronado de gloria y honra y un poco menor que los ángeles, de ahí que Dios no sujetó a los ángeles el mundo venidero. En otras palabras, no tomó a los ángeles para salvar al hombre, sino a la simiente de Abraham tomó, pues debía ser en todo semejante a los hermanos.

El postrer Adán también fue coronado de honra y gloria. Haría cumplir en el plan de Dios varias cosas muy importantes:

Primero: Llevar a la gloria a muchos hijos cuando Dios Espíritu hiciese consumado por aflicciones al autor de la salud de ellos.

Segundo: Anunciaría a sus hermanos el nombre de Dios Espíritu.

Tercero: En medio de la congregación alabaría a Dios.

Cuarto: Dios Espíritu participó de carne y sangre como los hijos también participaron de carne y sangre.

Quinto: Destruiría por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo.

Sexto: Librar a los hijos de Dios que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre.

Séptimo: Sería misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo. “Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” (Hebreos 2:18)

“Anunciaré a mis hermanos tu nombre.” (vs. 12)

“Y parirá un hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque el salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21)

“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (Juan 14:13,14)

“He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste: tuyos eran, y me los diste, y guardaron tu palabra. Y yo les he manifestado tu nombre, y manifestarélo aún; para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.” (Juan 17:6,26)

“Y llegando Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí. Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:18-20)

¿Cuál es ese nombre para poder ser bautizado?

“Anunciaré a mis hermanos tu nombre” (Heb. 2:12)

“Y yo les he manifestado tu nombre, y manifestarélo aún; para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.” (Juan 17:26)

“...bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;...” (Mateo 28:19)

“Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando de Jerusalén.” (Lucas 24:47)

“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:38)

“Mas cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres... solamente eran bautizados en el nombre de Jesús. (Hechos 8:12,16)

“Y les mandó bautizar en el nombre del Señor Jesús.” (Hechos 10:48)

“Oído que hubieron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.” (Hechos 19:5)

“Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos.” (Gálatas 3:27)

Si Pablo bautizaba en el nombre de Jesús, también lo hizo con la familia del carcelero de Filipo, Lidia, Crispo, Gayo y la familia de Estéfanas.
(Hechos 16:14,15,33 y 1 Cor. 1:14,16)

Recordemos que en el día del Pentecostés fueron bautizados en el nombre de Jesús como tres mil personas. (Hechos 2:41)

Después de la sanidad del cojo, según el capítulo 3 muchos creyeron y fueron bautizados en el nombre de Jesús. “Pero muchos de los que habían oído la palabra creyeron; y fue el número de los varones como cinco mil.” (Hechos 4:4)

“Y ellos partieron de delante del concilio, gozosos de que fuesen tenidos por dignos de padecer afrenta por el NOMBRE. Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.” (Hechos 5:41,42)

Para los predestinados

Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha predestinado para que conocieses su voluntad, y vieses a aquel Justo, y oyeses la voz de su boca. Porque has de ser testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora pues, ¿por qué te detienes? Levántate, y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.” (Hechos 22:14,16)

Este nombre

“...diciendo: ¿No os denunciamos estrechamente que no enseñaseis en este nombre...?...Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres...”(Hechos 5:28,29)

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)

Sobre todo nombre

“Por lo cual Dios también le ensalzó a lo sumo, y dióle un nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra. Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, a la gloria de Dios Padre.”

Lo que tenemos

“Y yo les he manifestado tu nombre, y manifestarélo aún; para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.” (Juan 17:26)

“Y Pedro dijo: ni tengo plata ni oro; mas lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda... Y saltando, se puso en píe, y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. (Hechos 3:6-8)

Más que nombre es función. JESÚS, significa Salvador y Salvador de los pecados de su pueblo. (Mateo 1:21)

En ese santo nombre, JESÚS, hay salvación porque lo lleva Aquel que vivió inmaculado, limpio, santo, inocente, apartado de los pecadores y más sublime que los cielos. En ese poderoso Nombre, sanan los enfermos, son expulsados los ángeles malos de los cuerpos oprimidos del diablo; son resucitados los muertos y, al pronunciar ese Nombre, los pecadores empedernidos que están ordenados para salvación, son resucitados espiritualmente llegando a pertenecer a la familia de Dios.