Capítulo VI

 

A la imagen de su Hijo Jesucristo

 

“Y sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, es a saber, a los que conforme al propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. (Romanos 8:28,29)

Predestinación doble

“Mas hablamos sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria. (1 Cor.2:7) La sabiduría oculta predestinada era Cristo que a la vez era potencia de Dios (1 Cor. 1:24)

Para nuestra gloria

Primero:

Fuimos destituidos de la gloria de Dios por el pecado de Adán. (Romanos 3:23)
 

Segundo: Cuando la sabiduría y potencia de Dios se hizo carne (Jesús) nos glorificó y así dijo a Dios Espíritu: “Y yo , la gloria que me diste les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa. (Juan 17:22)

La glorificación del espíritu nuevo de los adoptados por Jesucristo, ya ha sido completada. “Y a los que predestinó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.” (Romanos 9:30)

El propósito y determinación del engendramiento de Jesús por el Padre Espíritu Santo, fue para venir a buscar y salvar lo que se había perdido. (Lucas 19:10) Una vez salvado y restituida la gloria perdida, el hombre llega a ser hecho de nuevo a la imagen de su Hijo, y, así ahora, el Hijo es el primogénito entre muchos hermanos.

Aclaramos que la gloria perdida es recuperada cuando ocurre la resurrección espiritual con el poder del Dios Espíritu. (Efesios 2:1-5) Este proceso es conocido como “la nueva criatura o el nuevo hombre.” “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto es de Dios, el cual
nos reconcilió a sí por Cristo; y nos dió el ministerio de la reconciliación.”
(2 Cor. 5:17)


“Y revestídoos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo crió.” Colosenses 3:9,10

“Y vestir el nuevo hombre que es criado conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad.” Efesios 4:24

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra, para presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha, ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha.” Efesios: 5:25-27

“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor.” (Efesios 1:4)

“A vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos de ánimo, en malas obras, ahora empero os ha reconciliado en el cuerpo de su carne por medio de muerte, para haceros santos, y sin mancha, e irreprensibles delante de él.” Colosenses 1:21,22

“Con un solo sacrificio hizo perfecto para siempre a los santificados.” (Hebreos 10:14)

Esa es la posición perfecta de un hijo de Dios Espíritu. Las cosas viejas pasaron: Ira, condenación, destitución y muerte. Por el inocente Hijo de Dios Jesucristo, fuimos adoptados en la familia del cielo. Ahora no hay temor para los que han sido reconciliados.

No hay cosa vieja ni arruga en la nueva criatura, el nuevo hombre, el que fue criado conforme a Dios en justicia y santidad de verdad. Para los predestinados que ya han sido glorificados por el Espíritu Santo, realmente y muy cierto es que son buenas noticias de gran gozo. No más temor a las predicaciones que infunden miedo e inseguridad, no más una vida incompleta y carente de algo que si no alcanzamos, nunca llegaremos a la patria celestial.

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor.” (2 Cor. 3:18)

Ya no hay velo que oculte el Espíritu de Dios en Cristo, ahora es mirando a cara descubierta la gloria del Señor, porque es de gloria a gloria, la de Jesucristo y la que nos dió cuando nos glorificó; y mientras nos mantengamos buscando una gloria y otra gloria, seremos transformados a la misma semejanza por obra del Espíritu Santo.

Es muy importante que los llamados a participar en alguno de los cinco ministerios mencionados en Efesios 4:11-13, tengamos en mente que son para equiparar a los santos, para la obra del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón “perfecto” a la medida de la edad de la plenitud de Cristo.

Esta era la labor del Apóstol Pablo: “anunciando, amonestando y enseñando en toda sabiduría, para presentar a todo hombre “perfecto” en Cristo Jesús. (Colosenses 1:28)

“...Formar a Cristo en nosotros.” (Gálatas 4:19 y Romanos 8:29)