Capítulo V
A su imagen y semejanza
En la creación del hombre Dios anuncia la creación del hombre: “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza...”(1:26) “Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre en alma viviente.” (Génesis 2:7) El decir “hagamos” no quiere decir que era más de uno involucrado en la creación del primer hombre que se llamaría Adam; si así fuera entonces diría: “formaron los Dioses al hombre del polvo de la tierra.” “Los Dioses pusieron al hombre en el huerto para labrarlo.” (vs 15) “Los Dioses trajeron las bestias y las aves a Adam.” (vs. 19) “Hicieron caer sueño sobre Adam.” (vs. 21) “De la costilla hicieron una mujer.” (vs. 22) Es necesario estudiar con detenimiento contextos que dan un cuadro completo de lo que Dios quiso decir. Dios Espíritu, no estaba solo en el los días de la creación de la tierra así como la del ser humano. Leemos en Job 38:1-7 cuando Dios le pregunta a Job en varias ocasiones dónde estaba él cuando creaba y ponía la piedra angular de la tierra y además cuando las estrellas todas del alba alababan y se regocijaban todos los hijos de Dios. Recordemos que en capítulos 1:6 y 2:1,2 del mismo libro, Dios reúne a sus hijos y de la tierra vino Satán a la reunión. Esto nos da pauta para asegurar que en los días de la creación del planeta tierra y sus habitantes (aves, peces, animales y el hombre) estaban presentes los hijos de Dios que ya habían sido creados con anterioridad conforme a la imagen y semejanza de su Creador Dios Espíritu. Ya aclaramos que “hagamos” no significa que los que estaban presentes ya creados participaron en la obra creadora del hombre, estaban presentes como imagen y semejanza del que los creó y de ahí deducimos que Dios no estaba solo el día en que pronunció el “hagamos.” Ya los textos del capítulo dos de Génesis probaron que Dios Espíritu fue el único que formó al hombre del polvo de la tierra. (Génesis 2:7)
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